La Emperatriz De Mis Sueños, De Oscar Hijuelos
Enviado por ioanasimona • 20 de Junio de 2014 • 3.192 Palabras (13 Páginas) • 370 Visitas
La emperatriz de mis sueños, de Oscar Hijuelos
Contexto
El haber sido galardonado con el premio “Pulitzer” al género de ficción en 1990 mediante el libro The Mambo Kings Play Songs of Love, permitió a Oscar Hijuelos alcanzar su sueño americano y ser el escritor cubano-americano más reconocido en el ámbito hispano-americano contemporáneo. No solamente fue un orgullo ser el primer novelista latino americano que obtuvo un premio tan codiciado como prestigioso, sino que a lo largo de los años, sus novelas encontraron un camino en las aulas de literatura estadounidense, como si de un libro clásico se tratara. Incluso habría que mencionar que el fulminante éxito con Los reyes del mambo, llevó a su novela a la gran pantalla, con interpretaciones de actores como Antonio Banderas.
Nacido en Nueva York, en 1951 en el seno de una familia de clase trabajadora y procedente de padres cubanos que emigraron desde Cuba a Manhattan hacia los años 40, Oscar Hijuelos creció en un entorno étnico mixto, en un barrio de la parte Oeste de Manhattan, llegando a completar su educación en 1976, y consiguiendo a posteriori varias becas de estudios que le permitieron centrarse en su vocacional oficio y convertirse en un magnífico escritor.
Habría que mencionar que su carrera como escritor no comenzó con su novela galardonada, Mambo Kings, sino que despegó con cuentos pequeños, captando así la atención de Pushcart Press mediante su trabajo “Columbus Discovering America”, en 1978.
En el corpus literario del autor, se encuentra desde su primera novela, Our House In The Last World (1978)- una novela autobiográfica-, The Mambo Kings Play Songs of Love (1989), A Simple Habana Melody (2002), -entre muchas otras-, hasta finalmente concluir su estilo literario con Pensamientos sin cigarrillos (2011), una obra que conforma sus mémoires.
Si nos situamos en el contexto de la novela La emperatriz de mis sueños (1999), encontramos que la inmigración es un punto clave, siendo una de los hilos conductores que llevan al personaje principal, Lydia, a aventurarse hacia lo desconocido. De manera que está latente la inmigración cubana en la década previa a la revolución cubana, donde el exilio y los temas políticos tienen mucho que ver con nuestros personajes a tratar.
Contenido
En La emperatriz de mis sueños, la trama trata principalmente la cuestión de la identidad cubana a las afueras de Cuba, la pérdida del lenguaje de la segunda generación en la familia, la soledad del inmigrante y las arduas condiciones de vida, y por último la inhabilidad de adquirir el sueño americano a pesar de los muchos esfuerzos que se lleven a cabo.
Todos los personajes de esta novela, -como iba siendo lógico- a través de los pasos de los años sufren una evolución física, pero no por ello psíquica, ya que la primera generación conformada por los padres y los amigos de estos, siguen anclados en la nostalgia de su pasado.
La novela retrata la historia de Lydia España, una bella mujer procedente de una próspera familia cubana, a la que destierran por ser demasiado “fogosa a los 16 años”, de manera que se ve obligada a emigrar de la Cuba de Batista y se convierte en una mujer de la limpieza en Nueva York. Al dejarse seducir por un simple camarero, la que era “la reina de la conga” e hija del alcalde de un ayuntamiento de Cuba, pronto se ve rodeada de gente pobre y forzada a emplearse como mujer de la limpieza y cabeza de familia, ya que su marido, Raúl, está enfermo. Tratará de educar a sus dos hijos (Rico y Alicia) de la mejor manera posible, al estilo de las clases pudientes, aunque soportará una lección de humildad limpiando las casas de las familias más ricas.
Se podría decir que Lydia España es una mujer autodidacta, luchadora y emprendedora que consigue superar los continuos fracasos como: cajera en una farmacia, vendedora de juguetes coreanos, vendedora de champús, creadora y vendedora de muñecas de trapo en Navidades, fabricación y venta de bizcochos caseros para el día de Reyes, y todo ello hasta los 33 años. Todos sus trabajos pasados y por haber en las familias pudientes de los Perkins, Spencer, Monroe, etc. le hacen darse cuenta de la miseria humana y la ignorancia y desinterés hacia otro ser humano, así como el afán de aparentar algo que no es del todo cierto, como en los caso del abogado de Central Park West (pág 30) que simulaba ser remilgado y correcto cuando en realidad tenía una condición sexual diferente, o bien el señor Malone, -devoto de Aleister Crowley, el anticrista,- con inclinaciones hacia deidades postanímicas (Anubis, el dios chacal egipcio pág. 33), y un misticismo difícil de interpretar por la gente de creencias normales.
Sobre los personajes femeninos, tanto en Lydia, como en Elizabeth, una estudiante universitaria, encontramos una cierta influencia negativa de los hombres, a los que Hijuelos presenta con un impedimento de la mujer a evolucionar, bien sea por el maltrato físico: Ella oyó golpes y el rumor de llanto pero todo quedó en calma y escuchó el programa d radio Nostalgia […], o bien por la estaticidad de los personajes masculinos como Raúl. Las mujeres en la obra, (Lydia, Alicia y Elizabeth) se dejan llevar por sus impulsos y deseos sexuales, que Hijuelos no califica de impropios, pero sí como siendo la causa de sus infortunios, ya que a Lydia le supuso el destierro de Cuba, a Alicia una rebeldía propia de la adolescencia, y a Elizabeth el abandono de su carrera universitaria, y el enlace con malas compañías. De modo que los únicos poco momentos de sosiego de Lydia, son mediante su propia cultura (los mambos y los chachachá) que constituían un dulce engaño; socializando con otras mujeres de su estatus en el autobús; mediante los logros de sus propios hijos, o bien los caprichitos de las compras efectuadas en tiendas a precio de saldos, en el barrio de Bronx.
Raul, es un personaje secundario, estático, sin ninguna evolución considerable, al verse eclipsado por Lydia, su mujer que lleva las riendas de la casa. Dentro de su mundo de nostalgia y de pérdida de esperanza, y el asecho de su padecimiento de artrosis, encuentra su respuesta a todo su quehacer en la religión: Por eso él rezaba en cuanto ella salía de la alcoba, como hizo esa noche, santiguándose, juntando las manos y cuchicheando para sí mismo el Padrenuestro, que el autor combina con cierto humor para no hacer demasiado hincapié en la religión, mediante: meditación que le daba un aire de santo al borde del rapto (o de borracho) (pág. 276).
El tema de la muerte en este personaje, no es un motivo tan fatídico como lo supone, sino que se ameliora mediante una magnífica alegoría
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