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La Linares


Enviado por   •  8 de Octubre de 2011  •  588 Palabras (3 Páginas)  •  1.914 Visitas

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Yo soy La Linares bella, soy La Linares fatal.

En esa casa viví hasta los vientisiete años, en ella se han decidido nombramientos y cuartelazos, alianzas y candidatos a ganar, apuestas, tratados a cobrar, cosechas y ministerios a partir.

Me gusta la música suave, especialmente la cantada por mujeres. Mi debilidad son las flores.

…me gustaba ir en persona a oir las oraciones que daban por mi y mi acompañante de turno, al que llevaba conmigo adelante como salchicha faldero.

Me rechazaban y me admiraban a la vez. Me escudriñaban de principio a fin sin disimulo, con ese ojo fotográfico femenino que mientras más viejo, es más instantáneo y severo. Unas me veían con odio, otras con envidia y otras con nostalgia como diciendo "yo era así de hermosa hace sesenta años".

…las malas lenguas me han convertido en mujer fatal… (106-125)

Como en María Joaquina... el monólogo de La Linares es lo más logrado de la novela. En esas diecinueve apretadas páginas, se destila no sólo el personaje desde el propio punto de vista de La Linares, sino que se da a conocer su vida desde su nacimiento y se presenta la idiosincrasia quiteña de la década del 30 y 40.

No es novela de dictadura sino de corrupción del poder; es novela del poder que sostiene el poder recurriendo a la difamación, calumnia, soborno, robo, ignorancia, quemimportismo, despilfarro, etc.

Lo histórico-anecdótico, lo espacial y lo temporal, son claves en la novela. Se menciona Quito, Guayaquil, Portobelo, Riobamba y Cuenca, ésta porque aquí se hacen canastas de tapa. En lo temporal, se menciona el conflicto del 41, el regreso del gran Ausente a cuyo evento concurrió más gente que a la procesión de la Virgen del Quinche y luego se describe al Presi, con lo que se asienta lo anecdótico:

…en su rostro rubicundo se dibujó la típica sonrisa de oreja a oreja. Recordó que de guambra marchó a los yunais a subsistir solito sin acordarse de los millones que tenía su familia ni

de su condición de hijo de ex Presidente de República sudamericana. Vivió solo en New York, vendiendo manzanas en las calles para poder subsistir. (33)

El Presi era gran gente, un verdadero demócrata según El Mercantil. No le importaba codearse con los cholos, era deportista chullero, le gustaba bailar aires típicos, sanjuanitos, cachullapis, incluso en la plaza a veces. Tenía la soltura y desfachatez del patrón gringo y la sal y chabacanería del mayordomo pícaro. Era una mezcla de chicle y tripa mishqui, de chicha y coca-cola. (81 - 82)

Los personajes caricaturizados, hiperbólicos, son símbolos y tipificaciones de un momento histórico en el que tanto el gobierno como la iglesia están corrompidos.

de su condición de hijo de ex Presidente de República sudamericana. Vivió solo en New York, vendiendo manzanas en las calles para poder subsistir. (33)

El Presi era

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