La Malinche

En febrero de 1519, acompañado por unos quinientos hombres con armas y caballos, Hernán Cortés desembarca por primera vez en el territorio mexicano, en la región del Yucatán.

En dos años, la expedición alcanza Tenochtitlán la capital de los aztecas, y pone fin a aquel imperio en agosto del año 1521. Eso se explica por todas las estrategias que Hernán Cortés puso a punto. Entre ellas, las alianzas que contrató con los indígenas fue la más eficaz. Después de esta rápida conquista, unos misioneros y cronistas españoles intentaron relatar con precisión los acontecimientos que permitieron la victoria de los españoles. Sin embargo, si de una manera general la opinión de cada actor quien había participado en la defensa o en la conquista de México ha encontrado un lugar en la historia, un personaje muy importante quedó sin voz. Este personaje es la india quien sirvió de intérprete y de amante a Hernán Cortés: la Malinche. En una época en la que la mujer no tenía importancia en los asuntos públicos y en la que estaba considera inferior al hombre, La Malinche entró en la Historia bajo la pluma de los conquistadores.

La Malinche está conocida por haber cumplido con varias funciones históricas, entre ellas, se destacan las de intérprete, de amante y de confidente de Cortés durante la Conquista de México. Además, para el pueblo mejicano, la Malinche fue el instrumento crucial de la victoria española, y van hasta culparla completamente de la derrota de los aztecas. Pero, lo único que se sabe de esta mujer, de sus actos y de su vida, se resume en algunas menciones y en vagas descripciones hechas por cronistas españoles del periodo colonial. En efecto, son muy pocas las informaciones bibliográficas sobre ella, y a veces son muy vagas y contradictorias.

Todo esto dio lugar a un personaje ambiguo: entre mediadora, diplomática, mujer cultural de la nación mejicana, vuelve traidora, chingada, durante la época que sigue la Independencia de Méjico. Vamos pues a estudiar a este personaje que según Bartolomé Bennassar: “es la figura de la mujer más fascinante de la empresa americana”.

Pero, ¿en qué la figura de la Malinche permite construir la identidad mejicana?

Iniciaremos pues nuestro estudio sobre los diferentes aspectos históricos de la Malinche empezando por una presentación de los orígenes geográficos y sociales de la Malinche. Luego, veremos cómo se define en la literatura de ayer y de hoy.

I) Orígenes geográficos y sociales de la Malinche

A. Una identidad controvertida

No se sabe mucho de los orígenes de la Malinche. La mayor parte de lo que los historiadores piensan conocer sobre su vida nos fue trasmitido a través de los relatos del conquistador Andrés de Tapia, por el biógrafo oficial de Cortés, Gómara, y sobre todo, por las crónicas de Bernal Díaz del Castillo ( Historia verdadera de la Conquista de la nueva España).

La Malinche nació en Painala, el actual Vera Cruz. Según Bernal Díaz del Castillo, ella formaba parte de la nobleza de su pueblo siendo la hija de un gran cacique de la región de Coatzacoalcos. Su padre murió cuando ya era niña, y su madre volvió a casarse con otro cacique mancebo. De esa nueva unión nació un hijo, al que se declaró como único heredero del territorio. Por eso, decidieron deshacerse de la niña Malinali Tenepal, que debía tener 6 o 7 años. Ella fue entregada de noche a unos mercaderes de Xicalango, un importante centro comercial, y echaron fama de que se había muerto. Esos mercadores de Xicalango la cedieron después como esclava al cacique Huatley de Tabasco. Fue durante estos años de esclavitud cuando ella aprendió la lengua maya, sin olvidar su lengua materna el náhuatl.

Entre tanto, la flota de Cortés prosiguió su viaje costeando hasta Tabasco. En Potonchan decidieron aprovisionarse de agua y comida. Los mayas chontales, habitantes del lugar, permitieron el aprovisionamiento y les pidieron irse, pues no tenían suficiente comida para entregar a los expedicionarios, Cortés se negó y ordenó el desembarco, y el 14 de marzo de 1519, Diego de Godoy leyó el requerimiento dándose la batalla de Centla. Los españoles salieron victoriosos por su superioridad de armas y en especial al temor que los nativos tenían a los caballos.

Una vez vencidos, los mayas chontales entregaron como prenda de paz veinte mujeres, entre las que

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