La Muerte De Artemio Cruz
Enviado por malejali1 • 26 de Octubre de 2013 • 4.723 Palabras (19 Páginas) • 389 Visitas
Desde ese lecho recuerda el día anterior. Un viaje en avión desde Hermosillo, Sonora, hasta la Ciudad de México. Por su relato nos vamos enterando de que Artemio Cruz es un hombre de negocios y esos negocios no siempre son precisamente legales. Los va enumerando: Transportadores de pescado entre Sonora, Sinaloa y el D.F., un periódico, inversiones en bienes raíces (México, Puebla, Guadalajara, Monterrey, Culiacán, Hermosillo, Guaymas, Acapulco), domos de azufre en Jáltipan, las minas de Hidalgo, concesiones madereras en la Tarahumara, la participación en la cadena de hoteles, la fábrica de tubos, el comercio de pescado, las financieras de financieras, la red de operaciones bursátiles, las representaciones legales de compañías norteamericanas, la administración del empréstito ferrocarrilero, los puestos de consejero en instituciones fiduciarias, las acciones en empresas extranjeras -colorantes, acero, detergentes- y quince millones de dólares depositados en bancos de Zurich, Londres y Nueva York.
Luego enumera los pasos que integraron esa riqueza: Préstamos a corto plazo y alto interés a los campesinos del estado de Puebla, adquisición de terrenos cerca de Puebla previniendo su crecimiento gracias a la intervención del presidente en turno, adquisición de terrenos para fraccionamientos en la Ciudad de México, adquisición del diario metropolitano, compra de acciones mineras y creación de empresas mixtas mexicano-norteamericanas donde fungirá como hombre de paja para hacer cumplir la ley, hombre de confianza de inversionistas norteamericanos, intermediario entre Chicago, Nueva York y el gobierno de México. Manejo en la bolsa de valores para inflarlos, deprimirlos, comprar o vender a su antojo y utilidad, jauja y consolidación definitiva con el presidente Alemán, adquisición de terrenos ejidales arrebatados a los campesinos en las provincias del interior, nuevos fraccionamientos y concesiones en la explotación maderera.
Junto a Artemio Cruz en su lecho de muerte se encuentran Catalina y Teresa, su esposa y su hija.
(1941: Julio 6)
Artemio Cruz va a la oficina en su limusina y al pasar por Bellas Artes ve a su mujer y su hija entrando a una tienda de vestidos de novia. Él se reúne con los gringos, hablan de la explotación de azufre y él negocia sus ganancias ya que va a ser el front-man, el hombre de paja. Dice que pueden explotar la mina hasta bien entrado el próximo siglo, pero que a él no lo van a explotar ni un minuto más.
Luego va a comer con Padilla, su secretario para celebrar el éxito del trato con los gringos mientras su hija y su esposa van a desayunar a un Sanborns. En la calle una pelea de perros asusta a su mujer Catalina y ellas deciden regresar a su casa de las Lomas.
Las reflexiones y los recuerdos se mezclan en la cabeza de Artemio Cruz tendido en la cama. Por una parte empezamos a intuir que su relación con su mujer y su familia no es precisamente buena y por otra nos narra sus pensamientos, sus convicciones, sus deseos... Por ejemplo admite que siempre envidió y quiso ser como los del norte, como los gringos y que por eso hizo negocios con ellos, para de alguna forma sentirse aceptado por ellos, sentirse su igual. Desprecia a los de aquí, a los mexicanos y admira a los gringos pero se da cuenta de que no es igual que ellos que ven todo en blanco y negro, bueno y malo. Él sabe que todo extremo contiene su propia oposición.
(1919: Mayo 20)
Narra la visita de Artemio Cruz al Sr. Gamaliel Bernal, diciéndole que fue el último hombre que vio a su hijo con vida, compartió celda con él. Ahí ve por primera vez a Catalina, la hija de Bernal. Cenan juntos y hace piecitos con la hija por debajo de la mesa.
Gonzalo Bernal, el hijo de Gamaliel, fue fusilado en Perales, pero antes Cruz tuvo una conversación con él. Cuando la tropa fue dispersada por el presidente Carranza Artemio decidió ir a Puebla, consciente de que después de la revolución saber un apellido, una dirección, una ciudad es saber mucho. Pretende aprovechar esta situación y se ríe al pensar que es él el que regresa en vez del hijo fusilado.
Antes de ir a casa de Bernal Artemio hace averiguaciones en el pueblo. El confidente de Bernal es el padre Páez, todo el mundo le debe dinero en el pueblo, aunque este año tiene deudas pues los campesinos se rebelaron y se negaron a utilizar sus tierras. Los deudores también se rebelaron y ya no le quieren pagar más.
Artemio urde algo para quitarle las tierras a don Gamaliel. Promete dar préstamos a todos los campesinos a un interés más bajo que Gamaliel y propone que los derechos del viejo hacendado pasen gratuitamente a sus manos. Eso le cuenta al cura y éste se lo cuenta a don Gamaliel.
La hija y el padre hablan de esto y la muchacha se queja de cómo la miraba Cruz. El padre piensa que Cruz es el nuevo mundo surgido tras la guerra civil, la generación nueva que viene a destituir a la vieja destruyéndola. Don Gamaliel le dice a su hija que ese hombre puede salvarlos, que él se merece vivir los últimos años de su vida en paz.
Artemio convence a Gamaliel de que entregue las tierras que le piden los campesinos que son malas, gane así su confianza y ellos pronto irán a trabajar las tierras fértiles de ellos. Hasta puede pasar por un héroe de la reforma agraria.
Artemio Cruz piensa casarse con Catalina y para ello espanta a un tal Ramón que la pretendía.
En la cama Padilla, su secretario, le trae a Artemio las grabaciones de sus conversaciones del día anterior, donde discute con los que dirigen su periódico y unos gringos sobre unos asuntos sindicales de los ferrocarrileros y como esto los puede perjudicar. Luego le ponen una inyección y se duerme. Empieza de nuevo a recordar.
(1913: Diciembre 4)
Recuerda algunos días de la revolución, cuando Cruz se encontraba con los alzados en un pueblo, al lado de una mujer que conoció, Regina. Pasan días felices en el pueblo que está sirviendo de cuartel a los rebeldes.
Sin embargo los federales mandan una contraofensiva y Cruz debe salir de nuevo al campo a combatirlos. Va a caballo con los suyos pero sus pensamientos están en el pueblo con Regina. De pronto los atacan. Su caballo cae abatido por las balas y él huye pensando de nuevo en Regina. Encuentra a un soldado herido, pero lo abandona para ver qué ha sucedido. Al rato aparece otro de los suyos con el herido en brazos ya muerto. Cruz hace ademán de huir pero el soldado lo detiene diciéndole que los federales ya huyeron, que llegó la caballería y los vencieron, que no se ve bien, que regresen al cuartel. Artemio asiente pensando en Regina y en que ahora todos sabrán de su deserción
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