La Noche En Que Volvimos A Ser Gente

Lares 1868

El Grito de Lares fue un movimiento ocurrido el 23 de septiembre de 1868 por un grupo de puertorriqueños cansados del gobierno español. Se reunieron para protestar unas 400 personas en contra de las condiciones políticas y económicas por lo que está pasando en esos momentos en P.R. Esta travesía ocurre el mismo ano de “La Revolución Gloriosa” en España y el “Grito de Yara en Cuba”. Se considerado este levantamiento como un sentimiento anticolonialista que se apodero del Caribe hispano y que fue expulsado por la Guerra-Hispanoamericana en la que E.U. sale victorioso. Este acontecimiento tiene sus antecedentes más próximos en la Gesta Restauradora Dominicana que en 1865 terminó definitivamente con el dominio colonial español en Santo Domingo y el Grito de Lares continuo estructurándose por causas indefinidas, por puertorriqueños ilustres.

Es evidente que todo estaba marchando a la par se confecciono una hermosa bandera ideada por el doctor Betances y bordada por Mariana Bracetti. Un himno revolucionario que es un llamado a la lucha por la libertad de nuestro pueblo, obra de nuestra gran poetiza Lola Rodríguez de Tió. En Puerto Rico se conspira ya se organiza la revolución por patriotas que adoran sus raíces criollas. Se logran establecer Juntas Revolucionarias en Lares, San Sebastián, Mayagüez, Camuy y Ponce. Por lo tanto había en ese momento siete Juntas en proceso de formación. Desde afuera el doctor Betances abunda en sus esfuerzos como gran líder que mantiene contacto con su pueblo P.R.

Sus proclamas incendiarias mantienen un gran espíritu de lucha en los patriotas. Unos ejemplos de estas la son “Los grandes sólo son grandes porque estamos de rodillas; levantémonos”. “Querer ser libre es comenzar a serlo”. Su histórica proclama de los Diez Mandamientos de los” Hombres Libres” expresa claramente la ideología democrática que motivaba la revolución. Así se expresaba ese gran hombre que imposible se le hizo estar presente en su isla pero desde la distancia prosiguió con sus metas. Allá en santo Domingo el plan iba tomando forma en las manos de Betances y Ruiz Belvis. Un Puerto Rico con libertad en todos los aspectos buscaba estas personas en sus reuniones poemas o frases que pudieran despertar al puertorriqueño de ayer.

EL Dr. Emeterio Betances y el abogado Ruiz Belvis, salieron de P.R. hacia la República Dominicana para planear un levantamiento independentista en la isla. Segundo Ruiz Belvis siguió hacia Chile, pues el gobierno de ese país había ofrecido ayuda a la causa separatista, ayuda que nunca se arribo. Allá en Chile el abogado Belvis murió de manera sospechosa. Ramón Emeterio Betances organizo” El Comité Revolucionario de Puerto Rico” y creo juntas y legaciones revolucionarias. Los principales líderes de P.R. eran Matías Brugman, Manuel Rojas, Manuel María González, Carlos Lacroix y Manuel Cebollero. La preparación de Betances en Santo Domingo fue apoyada y respaldada en la afueras de P.R.

El gobierno dominicano a través del General Luperón y el Presidente Buenaventura Báez, había sido aliado de Betances. Este le había dado permiso a Betances de reclutar y armar un pequeño ejército y le facilitó un barco armado. Cuando casi todo estaba listo para llevar a cabo la expedición contra la isla, el gobierno español consiguió que el Presidente Báez prohibiera la salida de los expedicionarios de territorio dominicano, y que las autoridades en Saint Thomas, donde estaba fondeado el barco, lo ocuparan. Mientras los planes de Betances quedaban así desbaratados, en Puerto Rico el ejército detuvo a uno de los principales dirigentes de la conspiración y ocupó documentos comprometedores. Los demás líderes, temiendo ser arrestados, decidieron adelantar la fecha señalada para iniciar la revolución sin esperar por Betances que en Santo Domingo lo hallaron culpables por armas y ciertos documentos.

Las razones de esta revuelta fueron muchas pero se destacan entre ellas: el racionalismo, hambre, racismo, impuestos y desastres económicos. Víctimas de esta situación de injusticia serán los jornaleros, los campesinos y los esclavos, que constituían la base de nuestra clase trabajadora. También los pequeños comerciantes y hacendados puertorriqueños estaban sometidos a continuas imposiciones de horrorosas contribuciones. Eventualmente

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