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La Princesa que cambió el mundo.


Enviado por   •  27 de Septiembre de 2016  •  Reseña  •  1.499 Palabras (6 Páginas)  •  275 Visitas

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La Princesa que cambió el mundo

Estaba sentada leyendo como de costumbre en el jardín del castillo, era una de esas tardes de invierno crudo y seco, las horas parecían que pasaban demasiado lento, cuando tuve la idea loca de escaparme en un caballo para dar una vuelta por el pueblo.

Llegue a las caballerizas del palacio cuidadosa de que mi padre, el rey no se diera cuenta de que me iría sola al pueblo, ya que mi padre era muy recto y demasiado estricto conmigo al igual que con mi madre.

Rápido agarre mi caballo favorito llamado relámpago, se llama así porque es un caballo muy fuerte y veloz. Al llegar al pueblo, todos los habitantes no me quitaban la vista ya que pues no era normal ver a la princesa cabalgar sola en el pueblo, sin alguien que la estuviera protegiendo. Estuve recorriendo las calles principales, me resulto algo complicado porque se encontraba una revuelta de obreros en la plaza, por el alboroto que se estaba armando, el caballo se asustó y caí al suelo.

Quedé inconsciente por un momento, al despertar puede ver como un caballero con su armadura muy bien pulida me levantaba del suelo cuidadosamente, me quede totalmente callada, no le dije ni una sola palabra en ese momento. Me llevó al castillo y fue ahí donde le pregunté que qué había pasado en el pueblo, que me había sucedido: el solo me contesto que solo fue un pequeño accidente.

Se fue sin decirme su nombre, de donde era, simplemente sin decirme adiós. Al entrar al castillo mi padre estaba en la recepción totalmente furioso y me dijo:

-¿Dónde estabas?, y no quiero que me respondas lo mismo de diario: “Estaba en el jardín padre”

Y yo le respondí:

-Me fui al pueblo a dar una vuelta en el caballo.

-  ¿Y el caballo dónde está?

- No lo sé, durante el recorrido, el caballo salió asustado y no se a donde fue a parar ya que por el susto me tumbó y quedé inconsciente un momento.

- ¡No puede ser, eres una tonta y una revoltosa! En ningún momento te deje salir del palacio, pero claro a ti te gusta quebrantar las reglas de tus padres al igual que las reglas morales, no tienes prudencia ni mucho menos educación. ¡Eres igual que tu madre, estas castigada!

En ese momento mis lágrimas no pudieron contenerse y solté el llanto, pero no era un llanto de dolor físico, era un llanto de coraje y desesperación al ver  la actitud de mi padre hacia conmigo, de ver como el machismo opacaba a las mujeres en especial a las de clase alta.

Al amanecer, fui al estudio para charlar un poco con mi madre sobre el hombre que me había traído al castillo, al principio mi madre se emocionó pero al saber que era un caballero se disgustó y más porque ni siquiera sabía el nombre de aquel caballero, ni de dónde provenía.

Durante el desayuno me disculpe con mi padre por mi actitud de ayer, el solo volteó la mirada hacía conmigo pero sin decirme nada. Al terminar, mi madre y yo seguimos hablando de aquel hombre al punto de que ella me apoyaba para seguir viéndolo, pero yo le dije que eso no sería posible ya que no sé nada de él, mi madre solo dijo: “Deja este asunto en mis manos”. Así que fui corriendo hacía mi recámara para elegir el vestido más bonito que tuviera para poder ir al pueblo en busca de ese caballero.
A decir verdad mi madre me pareció algo atrevida, pero me encanta la idea de que ella me apoye para  poder ver a ese hombre tan apuesto. Le dejamos una nota a mi padre, avisándole que iríamos un rato al pueblo a ver una telas para mandar hacer vestidos de gala.

El chofer agarró una de las carrosas para poder trasladarnos al pueblo. Durante el trayecto mi madre me estaba dando unos consejos útiles para poder conquistar al caballero; la verdad yo estaba muy emocionada por volverlo a ver.

Al bajarnos de la carrosa la gente no dejaba de señalarnos, no le dimos importancia y seguimos nuestro camino. Visitamos varias tiendas de telas finas, llegamos a una donde la verdad las telas estaban preciosas, compramos mucha tela para ir a continuación con el modista y de pasada con el sastre para que le hiciera una capa a mi padre.

El chofer nos llevo con el herrero porque una parte de la carrosa estaba a punto de caerse, fui ahí donde descubrí al caballero, él era el herrero del pueblo. En un principio no me lo podía creer, pero pensé demasiado en decírselo a mi madre. Todo el camino me mantuve callada y sería, no porque el caballero sea el herrero del pueblo sino porque estaba emocionada de saber al fin quien es de donde lo puedo encontrar ahora pero por otra parte estaba aterrorizada de como iría a reaccionar mi madre al enterarse.

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