La cajita musical

La persona, ¿qué es?

largo de la historia de la humanidad. De momento, analizaremos la psicología que late en la mente humana sometida a un mundo violento y bárbaro que esté estimulado por el resentimiento, por el fanatismo o por la estupidez de comportamientos degradados que el sano juicio califica de inhumano o demencial. Un hombre, Mikel Lazslow, el protagonista de la película que ahora comentaremos, representa en cierto modo la víctima y el verdugo adheridos a este estilo deshumanizado de vivir en una época pasada, que no quiere recordar. Veamos cómo lo afronta y cuál es el desenlace.

2. Veamos cine. La caja de música?

2.1. Síntesis de la película

*Tema y contenido: la historia que nos cuenta esta película se sitúa en la América del Norte —Estados Unidos— de los años 60. Una sociedad de clases medias a la que se integraron muchas personas que provenían de la Europa cansada y destruida por la cruenta guerra de 1939 a 1945. Una parte de estas personas emigrantes había sufrido hambre, miedo, persecución o torturas, es decir, todas las calamidades que conllevó la hecatombe bélica. A ellas se añadieron poco después otros contingentes de personas que, una vez vencidos el fascismo y el nazismo —ideologías responsables de la guerra— se encontraron con la implantación de regímenes políticos comunistas en los países de la Europa del Este. De uno de esos países, Hungría, emigró, como hicieron otros, un hombre llamado Mikel Lazslow, en busca de un país más libre y con más posibilidades de prosperar. Sin embargo, las sospechas sobre un pasado oscuro arrojarán sombras sobre la conducta de este hombre en su país en los duros años de la guerra, bajo los cuales Hungría fue invadida, como otros países centroeuropeos, por las tropas alemanas del Tercer Reich. La historia que nos narra la película es el debate ético y legal sobre esas

dudas y sombras.

* Personajes clave: el personaje fundamental es Mikel Lazslow, el protagonista alrededor del cual se desarrolla la trama de la película. Es un hombre que ha obtenido lo que él más deseaba: el bienestar de su familia. Trabajó duro para que sus hijos estudiasen y lograsen un estatus de vida mejor que el suyo. Sufrió, pero ahora se siente satisfecho. Y en el disfrute de esa vida más cómoda, junto a su hija Ann, abogada, y su nieto, reflejo de todas sus esperanzas, se encuentra con sorprendentes acusaciones que provienen de personas y épocas casi olvidadas que le perturban el alma y le ensucian su nombre. Mikel, un hombre serio y trabajador, rechazará contundentemente esas acusaciones. Su hija, más por sentimientos que por preparación jurídica —no está especializada en derecho penal- empleará su saber y sus habilidades para sacar honrosamente del litigio a su padre. Sin duda, las relaciones padre-hija irán cambiando al ritmo de los acontecimientos. Otros personajes, más periféricos, su hijo y su consuegro Henry, formarán parte del bando defensor a ultranza del honor y dignidad de Mikel. En frente, encontramos el fiscal —o acusador legal, señor Burke— en-

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cargado de llevar el caso, además de los testigos que intervienen en el juicio que se instruye a Mikel Lazslow: el señor Boday, el señor Bartots, la señora Kalman, el señor Narbok, todos ellos testimonios de las atrocidades supuestamente cometidas por Mikel. Y, por último, el señor Koskow (el único que será favorable a Mikel).Después, aparecerán nuevas pistas, las definitivas, ya fuera del juicio, que provendrán de la madre de un personaje extraño llamado Tibor Zoltan, antiguo compañero en Hungría de Mikel, con el cual mantuvo un pacto secreto, cuyo esclarecimiento desbloquea definitiva y dramáticamente la complicada historia.

* Escenas fundamentales y desenlace: el señor Mikel Lazslow recibe una carta de la Oficina de Inmigración de Estados Unidos, en la que se le notifica la apertura de una investigación sobre su pasado durante la II Guerra mundial en su país, Hungría, por supuestas acusaciones de actos de torturas y asesinatos cometidos contra personas inocentes de etnia judía, durante el período de su pertenencia a la «Sección Especial», grupo húngaro muy violento y colaborador de los nazis alemanes instalados en Hungría. Tales acusaciones, además, contradicen la versión dada por Mikel Lazslow, cuando llegó como inmigrante a Estados Unidos: la de ser una víctima más de la guerra, que deseaba paz, olvidar y superar el sufrimiento pasado.

La reacción inmediata de Mikel y de su hija es la de considerar, inicialmente, que se trata de un error, que no es a él a quien se refieren, y después, que es una conspiración del gobierno comunista de Hungría: no hay que olvidar que estamos en el año 1967, en plena «guerra fría» entre los países occidentales (Europa Occidental y Estados Unidos) y los países del Este (La antigua URSS y sus países «satélites», entre los cuales está Hungría), que constituían el denominado «telón de acero».

En el primer día del proceso judicial a Mikel Lazslow ya se observa que el asunto no es fácil, y su hija, después de pensarlo, decide encargarse de la defensa de su padre.

La acusación del fiscal, según la cual Lazslow pertenecía a un grupúsculo pronazi, es contrarrestada por la defensa con el argumento de que, en realidad, Lazslow era gendarme. Pero Ann comienza a desconcertarse ante los datos sobre el pasado de su padre. Mientras tanto, la familia cree firmemente en la inocencia de Mikel, y Henry, el consuegro, descalifica la gravedad de las acusaciones, trivializando sobre los acontecimientos bárbaros del «holocausto» nazi. En la segunda sesión, declaran dos testigos: una mujer húngara lo identifica como un asesino y un hombre judío llamado Boday describe el comportamiento sádico de un individuo uniformado de la «Sección Especial» al que llamaban «Miska», y que asesinó a su padre, a su mujer y a su hijo, lanzándolos al río Danubio. Y termina su testimonio, identificando a Mikel Lazslow como ese tal «Miska», una vez que el fiscal le enseña unas fotografías de ese personaje uniformado y que se parece mucho a Mikel, aunque hayan pasado tantos años. El ambiente se hace tenso y Ann tiene dudas razonables sobre el pasado negro que se le imputa a su padre. En la tercera sesión, dos testigos más parecen hundir la poca credibilidad que le queda a Mikel, al ratificar lo que han dicho los anteriores. Especialmente las descripciones de la señora Kalman, que lo describe como su torturador y violador. El señor Bartos, por su parte,

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describe el trato vejatorio que «Miska» y un compañero del grupo de la «Sección Especial», con una cicatriz en la cara, dispensaban a los detenidos en la «comisaría», con el resultado, a menudo, de muerte. Tras ambas acusaciones, Mikel sufre un ataque de nervios y un desvanecimiento en la sala. Todo parece ser una locura incierta para desacreditarlo —así lo explica él y su hija Ann-, inventada por el gobierno comunista de Hunería, ante el cual Mikel mostró siempre, públicamente, rechazo y desprecio. Ann está muy desconcertada. No sabe qué creer. Además, su detective le informa de que durante años su padre ha pagado regularmente dinero a un hombre llamado Tibor Zoltan, pero ahora ya no lo hace. Ciertamente hay cabos sueltos que atar. La cuarta sesión del juicio se presenta peliaguda. Ann siente que el caso se le va de las manos..., y la fe en su padre también, después de oír tanto horror. Pero ama a su padre y continuará su defensa. Su suegro Henry le sugiere que lleve al juicio, como espectador, a su hijo, porque cree que eso produce efectos piadosos en el tribunal para con el acusado. Ann no lo hace, pero sí acepta un nuevo testigo aportado precisamente por Henry, como venido al dedo: se trata de un antiguo espía soviético que testifica sobre la llamada «operación arlequín» o plan inventado por los comunistas soviéticos, con quienes colaboraron los comunistas húngaros, entre otros, y que consistía en inventar acusaciones falsas contra determinadas personas anticomunistas que vivían en occidente y a quienes querían desacreditar. El asunto de Mikel podía ser uno de esos casos, y Ann encuentra un balón de oxigeno para proseguir su defensa con más garantías. La última fase del juicio se avecina ya: el fiscal tiene noticias de un hombre moribundo en un hospital de

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