La esposa bruja
Enviado por Maritza Rivas • 13 de Abril de 2022 • Apuntes • 2.799 Palabras (12 Páginas) • 405 Visitas
La esposa bruja
En tiempos antiguos, dice que había una bella muchacha que era bruja, aunque ella trataba de mantenerlo en secreto.
Un día conoció en el mercado a un joven, del cual se enamoró. Y como cuando la mujer quiere todo es posible, y más siendo ella hechicera, pronto se celebraron las bodas a pesar de que el muchacho había escuchado rumores de que su novia era bruja y una mala mujer. La pareja recién cazados se fue a vivir según costumbre mazahua a la casa de los padres del hombre aquí sin embargo comenzaron los problemas puesto que la muchacha no le gustaba la comida que ahí servían y le insistió a su esposo que la dejara ir a comer a casa de su mama que guisaba muy sabroso.
Esto era contra las costumbres pero fue tanta la insistencia de la mujer que al fin el marido le concedió permiso para que fuese tres días a su casa. Ordeno que uno de los sirvientes fuera con ella y le dijo a este que anotara que comida le gustaba a su esposa y que se lo viniera a decir así como todo lo que hacia ella en ese tiempo.
Cuando llegaron a la casa de la madre de la bruja esta entro feliz reclamando con sonrisas que s moría de hambre.
-Hay comida en una olla que está en la cocina. Tráela a la mesa para que comas. A tu criado le daré pollo porque no le va a gustar lo que tú comerás.
Por más que se esforzó, por más que se esforzó el sirviente no pudo saber lo que había comido su ama puesto que a el
Lo mandaron a la cocina para que almorzara. Sin embargo las pobras de la madre de la muchacha lo dejaron muy intrigado al caer la noche le señora se aproximó al sirviente y le pidió que la siguiera para indicarle donde dormirá le dio un jergón y le dijo que se acostara junto a la puerta de la casa no podía dormir estaba nervioso como las 2 de la madrugada madre e hija entraron a la cocina de puntillas y cerraron la puerta con llave el sirviente se asomó por una rendija y fue testigo de un horripilante espectáculo las mujeres se sacaron los ojos se quitaron las rodillas y se pusieron unas alas de petate enterraron los ojos bajo las piedras del fogón cada una se llevó un jarro después se echaron a volar por la ventana y se perdieron en la oscuridad helado de espanto el pobre sirviente pensó bien lo que debía hacer forzando la puerta de la cocina entro en ella con la intención de encontrar los ojos de las brujas y quemarlos aunque después recapacito ''¿quedaría su patrón al ver a su esposa sin ojos? ‘sin poder resolver esa cuestión oyó a lo lejos un aleteo eran la brujas que regresaban rápidamente el criado encontró par de ojos y los quemo sin saber de cuál de las 2 eran después salió de la cocina cerró la puerta y se acostó en su jergón haciéndose el dormido cuando las brujas regresaron buscaron sus ojos pero no podían no podía encontrarlos por fin el único par que había quedado que pertenecía a la mama de la muchacha entonces
Se sentaron en unos banquitos para pensar que hacer:
-Te daré mis ojos-dijo la madre
Pero sus ojos no quisieron irse con la muchacha la cual estaba desesperada:
-¿Que voy hacer cuando venga mi esposo y vea que no tengo ojos? ¿Qué voy a decir?
-Te llevare con un curandero para que ponga mis ojos en tu cara-propuso la madre Mas la muchacha se negó al ver esto, la madre pensó por un momento y al fin dijo:
-Entonces te quedaras así. Te voy a vendar bien la cabeza y le voy a decir a tu esposo que tienes un fuerte dolor de cabeza
Pasaron los 3 días y el incauto esposo llego a recoger a su mujer. Al encontrarla acostada
Le pregunto qué le pasaba
-Estoy enferma desde hace 3 días con mucho dolor de cabeza-respondió ella con la voz débil
El esposo se acercó y quiso abrazarla pero ella lo rechazo aduciendo que no quería contagiarle su enfermedad pero
El enojado ordeno:
-Destápate la cara quiero verte.
La bruja no tuvo otro remedio que hacerlo al ver la espantosa cara sin ojos el marido cayo en la cuenta
Que se había casado con un alma mala encerrada en un bello cuerpo y sacando a la fuerza de su mujer
de la cama la presento ante la las autoridades diciendo:
-ya no quiero seguir viviendo con mi esposa porque es una bruja y puede hacerle daño a la gente de mi pueblo deseo su muerte. Las autoridades le concedieron esta terrible petición y el marido le prendió fuego a su esposa quien en medio del tormento confeso que le robaba la sangre a los niños la colectaba en un jarro y se la bebia. Y así fue como el muchacho saco a la bruja de su vida y el pueblo respiro tranquilo.
Jorge y el Dragón
Una horrible criatura salió reptando del gran lago donde acudían las gentes del lugar para sacar agua. Cuando el animal se tendía a la orilla del lago, nadie se atrevía a acercarse por allí. Su amplia cola circundaba el lago y su cuerpo verde y escamoso se hundía en el lodo de la ribera. Sus correosas alas se agitaban para protegerse del calor del sol. Debajo de sus pesados párpados brillaban unos ojos verdes. Era el dragón más perverso e inmundo que os podáis imaginar.
Las gentes cerraban las puertas de la ciudad, echaban el candado a las puertas de sus casas y atrancaban las ventanas. A pesar de ello, no se sentían seguras. El dragón era más grande que la iglesia, más aún que el palacio del rey. Si venía en busca de alimento, nada podían hacer para impedirle la entrada.
Aquella noche oyeron al dragón abandonar el lago y arrastrarse por el lodo. Scuaac, scuaac, scuaac hacían sus pasos. Ssccrrr, ssccrrr sonaba su escamosa cola al arrastrarse por el camino. En la entrada de la ciudad, soltó un chorro de fuego por las narices y quemó las puertas, derribándolas.
Luego se acercó a todas las ventanas y miró por ellas. Las mujeres gritaban, los niños lloraban y los hombres huían. En palacio, la princesa Sabra rezaba. El dragón avanzaba husmeando entre las casas; su estómago vacío hacía un ruido que parecía que tronaba.
—¡Tiene hambre! —gritaba la gente aterrorizada—. ¡Busca comida!
“Grooorrr”, rugió el dragón mientras descendía estruendosamente por la calle, aplastando a todos los que, aterrados, pretendían escapar de sus hogares. El animal siguió su camino, con pasos pesados y atronadores, mirando a diestro y siniestro. Parecía ir en busca de algo. Luego se volvió y, lanzando un inmenso chorro de fuego por la nariz, quemó una hilera entera de casas.
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