La extraña maldición del pueblo que no dormía

La extraña maldición del pueblo que no dormía.

A este lugar pertenecen los insomnes, aquellos que les pesa tanto el día que prefieren vivir en la noche. Este era el letrero de bienvenida que colgaba de aquel pueblo fantasmagórico que en el día no representaba ningún tipo de esperanza, pues sus polvorientas calles solo conocían el estar ocupadas al entrar de lleno la noche, sus habitantes, pálidos y ojerosos, flacuchos y sin una pizca de fe se veían caminar o mejor deambular de un lado a otro, pero no es que en el día pudieran conciliar el sueño y en la noches estaban como nuevos, las 24 horas permanecían despiertos, sus recuerdos los atormentaban y esos errores del pasado no les permitían descansar.

La fiesta que más celebraban era la muerte de alguno de sus conciudadanos, pues ahora este iría a dormir en la eternidad, mientras los que quedaban seguían en vela. Tenia algo de curioso, pues por cada muerto llegaban tres personas nuevas a ocupar un lugar y no parecía haber problema de espacio para los nuevos ni de racionamiento para los que ya habitaban. Me adentré a buscar la respuesta de este extraño y para nada despreciable caso y con lo que me encontré hablando con uno de los más viejos fue que el pueblo contaba con una maldición que los azotaba hasta que pudiera llegar alguien nuevo y los liberara de su tormento.

- Todo empezó el día de la muerte de Mauricio, un joven galán con un futuro muy prometedor en las letras. Él estaba comprometido con una joven algo rara, muy guapa eso sí pero algo rara

- Y cuéntame más sobre esa mujer a quién achacas la maldición por la cual el pueblo no descansa.

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