La fascinación de la vida

La fascinación de la vida

La vida es tan complicada y tan sencilla a la vez, debemos seguir regímenes que ya no se pueden cambiar a pesar de querer e intentar, ya no va funcionar hoy, estamos muy adelantados en los hechos, que no aceptamos que las cosas no las llame por el nombre que se ha establecido, y nos complicamos pensado en eso,  no disfrutamos lo hermoso y variado que nos ofrece la vida, nos amargamos por insignificancias, en vez de ver todo lo que tenemos a nuestro alrededor que es tan maravilloso, las cosas simples pierden el poder de  emocionarnos que el día que nos emocionan o que nos damos cuenta que existen, es porque las hemos perdido. Entonces me pregunto; ¿será que vale la pena desperdiciar nuestra vida sin disfrutar de la fascinación que hay en ella?

Volvamos hacer niños donde todo lo que veíamos era lo mejor, todo y nada era suficiente y no veíamos problemas en nado, solo requeríamos calmar la necesidad más básica como era el hambre o la necesidad de ir al baño, de resto éramos completamente felices con las cosas sencillas que nos ofrecía la vida, con un simple juego en la esquina con los amigos, el descubrir un nuevo aroma, unas medias nuevas, un viaje corto en autobús, en fin no nos complicábamos pensando en nada que no fuera dormir, jugar y comer esa era nuestra vida porque cuando el niño era niño era fascinado por la vida por lo poco o mucho que le ofrecía. No era un inicio de vida con responsabilidades, ni mucho menos pensamientos de; “que voy hacer con mi vida ahora que todo empezó”.

Hay que tener cuidado con la vida porque se nos puede ir como a la trapecista mencionada en el cuento “las alas de deseo” de Peter Handke, lo único que tenía era un circo donde ella daba show, pero se terminó, estaba a punto de dar su último espectáculo y nadie se presentó a el, ahora solo pensaba en volver a rehacer su vida, buscar empleo como camarera y seguir viviendo solo, había perdido todo el empeño que invirtió en construir su futuro, y más triste aún había perdido su vida esperando el amor, unas palabras lindas de parte de alguien hacia ella no lo había conseguido y se había queda con ese sin sabor de no ser amada ni amar como ella misma lo dice “Nostalgia. Nostalgia de una ola de amor que creciese en mí. Eso es lo que me hace resultar torpe: la ausencia de placer. Deseo de amor. ¡Deseo de amar!” (Hankde, 1987) Disfrutemos la vida no esperemos a que todo nos llegue de la nada, si queremos algo siempre tratemos de alcanzar ese objetivo porque es mejor decir que lo intentamos y saber cómo actuar a una próxima vez a darse cuenta que fallamos en no haberlo intentado.

Homero un señor ya viejo que solo sigue vivo porque lo siguen leyendo, porque sigue narrando historias con las cuales personas siguen identificando, así como no los dice cuento “Cuéntanos musa del narrador, del infante, del anciano apartado a los lindes del mundo y haz que en él se reconozca cada hombre” (Hankde, 1987: P.3). Como es posible que al pasar de los días cambiemos la forma de ver la vida, ya no nos fascinamos por las cosas sencillas, cada vez más vamos perdiendo ese encanto por la vida, homero va de siglo en siglo y no se olvida seguirá aquí aun estando alejado de este mundo físico, a pesar de eso sigue narrando y emocionando a miles de personas por primera, segunda y hasta tercera vez.

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