La función tradicional de la escuela, en el ámbito de la lengua, ha sido enseñar a leer
Enviado por ReynaHerrera • 13 de Octubre de 2014 • Trabajo • 1.099 Palabras (5 Páginas) • 524 Visitas
¿HAY QUE ENSEÑAR A HABLAR?
CASSANY, Daniel. Enseñar lengua
Editorial GRAO, Barcelona, 2001
pp. 134-136
La función tradicional de la escuela, en el ámbito de la lengua, ha sido enseñar a leer
y a escribir. En la percepción popular, la capacidad de descifrar o cifrar mensajes escritos, la alfabetización, ha sido el aprendizaje más valioso que ofrece la escuela. La habilidad de la expresión oral ha sido siempre la gran olvidada de una clase de lengua centrada en la
gramática y en la lectoescritura. Siempre se ha creído que los niños y las niñas aprenden a hablar por su cuenta, en casa o en la calle, con los familiares o los amigos y que no hace falta enseñarles en la escuela. Hablar bien o hablar mejor no ha sido una necesidad valorada hasta hace poco.
La vida actual exige un nivel de comunicación oral tan alto como de redacción escrita.
Una persona que no pueda expresarse de manera coherente y clara, y con una mínima
corrección, no sólo limita su trabajo profesional y sus aptitudes personales, sino que corre el riesgo de hacer el ridículo en más de una ocasión. El comentario irónico que hasta esos momentos se había reservado para los escritos con faltas de ortografía, ya se empieza a aplicar a la persona que por sistema no responde a lo que se le pregunta, a la que se encalla cuando habla, a que se pierde por discreciones durante una exposición, o a la que comente muchas incorrecciones gramaticales.
Evidentemente no se trata de enseñar a hablar desde cero, los alumnos ya se
defienden mínimamente en las situaciones cotidianas en las que suelen participar,
conversaciones familiares y coloquiales, diálogos, explicaciones breves, etc., a pesar de que el impacto de la televisión en los hogares está cambiando y reduciendo la comunicación familiar. Lo que conviene trabajar en clase son las demás situaciones:
- Las comunicaciones de ámbito social: parlamentos, exposiciones, debates
públicos, reuniones, discusiones.
- Las nuevas tecnologías: teléfono, radio, televisión.
- Las situaciones académicas: entrevistas, exámenes orales, exposiciones, etc.
En definitiva hay que ampliar el abanico expresivo del alumno, de la misma manera
que se amplía su conocimiento del medio o su preparación física o plástica (que ya ha
iniciado antes de entrar a la escuela). Sería un gran disparate pretender que los niños
aprendieran a hacer las actividades de la lista anterior sin ningún tipo de ayuda en la escuela, sin instrucción formal. El mundo de la enseñanza está tomando conciencia lentamente de este cambio. Pero a pesar de todo, muchos profesores siguen siendo escépticos sobre el tema. No sabemos cómo podemos trabajar esta habilidad en clase. Nadie nos ha enseñado a enseñar sobre esto, ni tampoco nos han enseñado a nosotros, hay pocos materiales disponibles. Además, cuando te decides a poner en práctica alguna técnica, puedes tener la sensación de perder el tiempo, de no avanzar, y se hace difícil controlar el ejercicio (los alumnos hablan al mismo tiempo y gritan más de lo previsto) y de evaluarlo. Se trata de los típicos problemas fruto de la inexperiencia, la inseguridad y la falta de formación en un apartado que, como decíamos, ha sido demasiado desatendido. Pero todo esto se puede superar con una buena disposición, la práctica y las ganas de aprender.
LENGUA HABLADA
Hablar y escuchar son habilidades tan comunes que nadie parece poner especial
atención
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