“La realidad suplantada: Pokemones en el ciberespacio”

Escuela Preparatoria Oficial No. 23

Literatura y Contemporaneidad I

Profesor: Lic. José Manuel Hernández Morales.

Alumna: Dulce María Serrano Sánchez

“Ensayo”

Grado: 2º         Grupo: III

Ciclo Escolar

2016-2017

Turno Matutino

Lerma de Villada, México 2016

“La realidad suplantada: Pokemones en el ciberespacio”.

Miguel Ángel Adame Cerón.

   Es complicado ver como la población, especialmente niños y jóvenes se destruyen con la misma tecnología que, a su vez manipulan los estímulos y metas de los jóvenes creando una pandemia que está acabando con el futuro del planeta, a mi parecer las tecnologías  así como se están desarrollando en un futuro no muy lejano serán quienes controlen al humano.

  Infiero que actualmente nosotros como personas cada día vamos incrementando la dependencia de algo tecnológico, como la televisión, radio, equipos de sonido, teléfonos, tabletas, audífonos, entre otros.

  El hombre, se está dejando manipular por la tecnología, dejándose llevar por programas, redes sociales, películas o simples videojuegos que solo satisfacen la necesidad de un entretenimiento; pero jamás nos hemos preguntado si de verdad nos dejan algo bueno, algo de lo que podamos aprender y llevarlo cavo.

   Opino que las personas interactúan más con un aparato tecnológico que con las personas que lo rodean, ocasionando peleas sin sentido, guerras que no tienen caso por las cuales discutir, son simples maquinas que poco a poco nos dominan y manipulan, maquinas que simplemente le están quitando el trabajo a los seres humanos e incluso dañan en cuestiones de salud.

   Percibo que los jóvenes de ahora solo buscan entretenimiento y no un aprendizaje que los motive a seguir adelante, no entienden que nosotros, como seres pensantes no tenemos la necesidad de depender de algún aparato tecnológico (a menos que sea muy necesario, en este caso, personas con ciertos problemas de salud o personas discapacitadas).

   Lo que más me llamo la atención de todo el artículo es lo mencionado por Augusto Zamora:

      “¿Para qué preocuparse del desempleo, las desigualdades, la violencia social, si lo más importante del mundo es caminar como zombis cazando muñecos virtuales?”.

  Esta generación de niños y adolescentes son indiferentes a los problemas que surgen a su alrededor como los que cita el autor, viven tan entrados en un aparato electrónico que no se dan cuenta de lo que los rodea, o quizás sí, pero no lo quieren ver, prefieren estar con “el videojuego de moda” que ponerse a pensar que ellos son el futuro de nuestro país, que ellos pueden mejorarlo. Lo peor de todo es que no sólo esta fiebre del pokemon se está dando en México, sino en muchos otros países.

   Considero que la gente se encarga más de enriquecer el cerebro de puras tonterías que de lo que realmente vale la pena. En este caso se está mencionando que el juego y la palabra “Pokemon” supero el número de búsquedas en el internet que la palabra “Pornografía” que, de la misma forma ambas perjudican.

   Es increíble ver como el deseo de tener en las manos algo de moda los lleve a causar descargas ilegales, que no solo dañan una integridad psicológica también gastos innecesarios, gastos que son más requeridos para otras cosas de mayor importancia.

   Considero que los encargados de esta aplicación lo único que buscan es el beneficio propio, como es lo económico y no una mejor convivencia o una estimulación del ejercicio como es mencionado, que los jóvenes salgan de nuevo a jugar pero lo único a lo que salen es a arriesgar su vida, puesto que, hay niños que por agarrar un muñeco virtual pueden irse hasta una carretera sólo por atraparlo, o, no yéndonos tan lejos, simplemente, por ir viendo el celular, pueden llegar a cierto punto en el que ya no saben ni en dónde se encuentran. Han llegado los jóvenes de ahora a estos extremos.

   La tecnología aumenta más el desempleo y hace más inútil al ser humano, porque hace que ya no pensemos y que no nos esforcemos por buscar información en libros, enciclopedias, entre otros. A los jóvenes de ahora solo les importa “copiar y pegar” las investigaciones, los libros son sustituidos por las redes sociales, se saca replica de todo sin darse cuenta que muchas cosas son irreemplazables. Cada día se pierde con esto los valores, pues el respeto, honestidad y todos los que se derivan no son puestos en práctica, de igual modo las costumbres y tradiciones, como hemos visto actualmente. Los niños solo quieren jugar con tecnología y con aparatos realmente costosos, lo cual no era común antes, sin percatarse de las enfermedades que puedan causarles en la vista en los dedos o en el cerebro, también genera en ellos agresividad, muchas personas trabajan horarios muy cansados para satisfacer necesidades pero realmente no lo son, cuantiosos teléfonos y dejan solos a sus hijos sustituyéndose por un teléfono pero no reciben lo importante atención y cuidado, no desarrollan imaginación porque se atrofia con los aparatos de juegos, pues los niños del siglo pasado actualmente nuestros padres y abuelos se entretenían con juguetes elaborados por ellos o juegos que no necesitaban de tecnología como ahora, desafortunadamente todo esto también necesita de mucha fuente eléctrica afectando así al medio ambiente.

   A lo mejor no fuera mala la tecnología si el hombre no le diera mal uso, si le diera un empleo adecuado y no tanta importancia a las redes sociales; sin embargo considero también que ha beneficiado la forma de vivir a personas discapacitadas, personas que por ciertas situaciones no pueden salir de sus casas y que desde ahí tienen una fuente de empleo.

   El desplazamiento de la tecnología debe de ser consiente y estudiado para beneficio no para destrucción del ser humano o del medio en el que habita porque así como es inteligente para dominar maquinas debe usar también su inteligencia para conducir su vida, dándole la misma importancia al medio que lo rodea, su vida personal, espiritual y tecnológica ya que sin uno de estos cuadrantes se desequilibra. Considero que es cuando se empiezan todos los problemas manifestándolos no solo en la salud, sino también en las relaciones sociales.

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