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Lenguaje Y Sociedad


Enviado por   •  9 de Septiembre de 2014  •  1.572 Palabras (7 Páginas)  •  418 Visitas

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Características del Español de chile

Desde que los españoles pisaron América, comienza la historia de nuestro dialecto, ellos traían consigo una lengua ya maquinada desde el Imperio romano, y con muchos aspectos que ganaron al conocer la cultura árabe. Pero no es hasta el encuentro de dos mundos, que los matices indígenas dan los primeros indicios de lo que será el español de América. En nuestro caso particular, los rasgos fundamentales de la conformación dialectal de la lengua española en Chile se basan esencialmente, en aquellos que han delimitado la variedad andaluza, tal como lo ratifica Enguita (1992). Pero Junto con la preponderancia que el contingente andaluz tiene en el panorama social chileno desde el siglo XVI hasta finales del XVII, también encontraremos rasgos propios de su hablar en la modalidad nacional.

Puede parecer evidente, que así como el pueblo mapuche se resistió a la conquista, el mapudungun también dejó un poco de lo suyo en la lengua que se venía para los tiempos de la Colonia. Sin embargo, no sólo él, si no también la tenacidad de la lengua nahualt, el quechua y tantas otras, se presentan hoy en día como parte cotidiana de habla diaria.

La pronunciación característica del dialecto chileno se da por herencia andaluz, con el cual compartimos, en cuanto a sistema, prácticamente todo, pero a su vez, debemos considerar que presentamos un vocabulario básico fundamental, que es el patrimonial. En el plano fónico solo diferimos por carecer de dos fonemas: totalmente, del que representamos con la letra “z”, y casi totalmente, del que representamos con la letra “ll”; el primero sustituido por /s/, y el segundo por /y/. Se trata de los fenómenos conocidos como ‘seseo’ y ‘yeísmo’. En el texto “El español de América” se explica la expansión del seseo en chile y en el resto de Hispanoamérica, como resultado de una diferenciación de los criollos frente a los colonos, dándole una importancia individualista y de una cultura propia. La aparición, progreso y generalización del seseo están íntimamente relacionados con la nueva índole, cultural e individual, de los colonos y conquistadores españoles y de los primeros criollos, y con las nuevas condiciones de su vida social.

Pero finalmente, como empleamos la ortografía de la Real Academia Española, conservamos los grafemas “z” y “ll”, independientemente de su pronunciación. Desde nuestra independencia solo se ha observado un aumento paulatino del yeísmo, ya que con respecto seseo, se observa una pérdida cada vez mayor de la ese al final de las sílabas (aspiración) y la aparición de una variante del fonema que representamos con la letra “ch”, pronunciada más o menos como la “sh”. Así también encontramos en el lenguaje coloquial que una "d" intervocálica se reemplaza por una fricativa dental sonora, rasgo difundido por varios sectores latinoamericanos y transmitidos desde varias regiones españolas.

Según Rabanales (2000) el sistema, es la unidad de la lengua, y es casi el mismo para todo el mundo hispánico. Las discrepancias en el habla están a nivel de la norma, esto es, en la realización condicionada por diversos factores del sistema. Estos factores pueden ser el tiempo y la ubicación en que se produce el habla, la generación, sexo y nivel sociocultural del hablante, la actitud adoptada, etc.

Nuestra capital, al ser el lugar más importante de nuestro país, ha actuado como un centro homogeneizador del habla, expandiendo de esta manera toda la cultura. Pero observamos que se produce inevitablemente una variación regional, por lo cual, determinado por el vocabulario utilizado, se han determinado cuatro zonas distintas desde el punto de vista lingüístico: nortina, central, sureña y Chiloé. Así encontramos que mientras en la zona nortina se habla de la cucarda, el pichel, la batea, andar calato, en la zona central estas expresiones corresponden al

hibisco, el jarro, la arteza y andar en pelota, respectivamente. En la zona sureña proliferan las voces de origen mapuche, en la zona central se observan voces como colloy, collofe (cochayuyo), y en Chiloé, voces como colle (color café oscuro), murque (harina tostada), collulla (araña pequeña), siendo esta última zona la que presenta un carácter más arcaico. A nivel de la fonética, la variación es sobre todo de entonación y no se observa mucho cambio a nivel morfosintáctico.

Con respecto al nivel cultural del hablante y su actitud podemos distinguir 4 variantes normativas del habla: culta formal, culta informal, inculta formal e inculta informal. Por ejemplo: observamos que el hablante culto en situaciones formales dice “bofetada” y en situaciones informales dice “charchazo”. En el habla culta informal se observa, además, la perdida de la “d”, entre vocales (cansao por cansado); perdida de la “d” al final de la palabra (verda en lugar de verdad); asimilacion de la “r” a la consonante siguiente (canne en vez de carne); simplificación de los grupos consonánticos (refalar en vez de resbalar), la pronunciación del grupo “tr”

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