Los certamenes de belleza

Certámenes de belleza infantil: La fábrica de muñecas rotas.

Estaríamos mintiendo si decimos que actualmente formamos parte de una sociedad a la cual le es indiferente el aspecto físico de las personas, simplemente por el hecho de ser tu carta de presentación. Buscamos aquel estereotipo de perfección que nos muestra la mercadotecnia, manipulándonos para ser consumistas de sus productos y conseguir los resultados que te prometen.

Personas con un bronceado artificial perfecto, uñas postizas, kilos de maquillaje, costosos vestidos, y joyas vistosas están alrededor de todo el mundo, perdiendo su individualidad y esencia, pero ¿qué pasa cuando esta imagen retorcida de la realidad llega a las niñas que se encuentran en etapa de desarrollo y formación?

Un certamen de belleza infantil es una práctica indignante y un negocio lucrativo contra los derechos de los niños, en la cual las competidoras de entre 6 a 14 años se someten a diversos sacrificios para lograr la perfección en diferentes categorías en las que se evalúa tanto aspecto físico (estilo e imagen corporal) como la aplicación de sus habilidades, su elegancia y su porte.

Aunque parezca sana la aplicación y desarrollo de estos ámbitos, ciertamente las consecuencias de los concursos de belleza infantiles sobrepasan por mucho los beneficios que éstos puedan aportar a la vida de las niñas, quienes son el futuro de nuestro país.

Estas competencias privan a las niñas de la experiencia completa y del disfrute de su infancia, ya que la constante y ardua preparación son causantes de la pérdida de mucho tiempo de valor, que pudiesen emplearse en una recreación completa. Se pierde el sentido de la diversión, de la curiosidad y del asombro característico de esta etapa de la vida y muchas veces es consecuencia de los deseos reprimidos de las mismas madres a las que se les negó esa oportunidad.

A menudo los lazos familiares (padres-hijos) se rompen por la falta de comunicación y por la presencia de presión al obligar a las niñas a participar en estos eventos.

Nosotras nos preguntamos: ¿Qué tan importante es para los padres de las niñas el ganar un premio más? ¿Cuántas coronas más son necesarias para que el autoestima de estas mujeres en miniatura se vea afectada?

Otro aspecto que cabe resaltar es el hecho de que las niñas son juzgadas por su apariencia física. Esto repercutirá en las mujeres maduras en las que se van a convertir en un futuro, pues desarrollan complejos que las vuelven vulnerables a los juicios de los demás, y como consecuencia le dan prioridad a aspectos de sí mismas que son completamente banales y podrá ser una dificultad al momento de relacionarse socialmente con los demás. Se presenta una sexualización de los infantes, exhibiéndolas como pequeñas mujercitas con tacones enormes, blusas escotadas y cabello artificial.

En el mundo se necesitan niñas sanas, que aprendan de la vida divirtiéndose y haciendo las cosas de una manera correcta, pero dejando a volar la imaginación, sin embargo, lamentablemente durante éste proceso se perjudica el desarrollo físico, pues con el tiempo, las inseguridades que se crean en este tipo de concurso, dan pie a trastornos psicológicos, emocionales y alimenticios como la anorexia y la bulimia ¿Qué pasa con las niñas que no obtienen un lugar en el certamen? Su martirio es saber que ni para sus madres, ni para las personas que quieren son suficientemente competentes para ganar algo bueno en la vida. ¿En verdad queremos eso para nuestros niños?

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