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Los espectáculos del Тeatro Real


Enviado por   •  11 de Octubre de 2012  •  Ensayo  •  972 Palabras (4 Páginas)  •  446 Visitas

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El Teatro Real ha ofrecido cinco funciones del Ballet de la Ópera de Lyon interpretando la coreografía de Jirí Kylián “One of a kind”, una de las obras consagradas del repertorio contemporáneo. Y aunque el curso cultural está aún empezando, nos atrevemos a adelantar que será sin duda uno de los espectáculos más bellos, elevados e inspiradores de toda la temporada madrileña. Demasiados espectáculos descienden hasta lo obvio y fácil para atraer al público. Esta pieza se mantiene en unas alturas de difícil acceso, sin la menor concesión popularizadora y didáctica, y obliga a trepar entre numerosas dificultades para acceder a su goce. Difícil, escueta, conceptual y replegada. Zen con la estética más refinada, la música más sugerente y el movimiento más sutil; síntesis de dos culturas confluyendo, la japonesa y la europea; puente entre los dos hemisferios cerebrales, razón y fantasía; un ejemplo de arte que trasciende.

Suele ocurrir que los autores no aciertan a explicar sus obras, y entre coreógrafos actuales es algo generalizado. La danza contemporánea es uno de los terrenos artísticos menos accesible a su explicación con palabras, a la lógica del lenguaje hablado. Kylián repite que “One of a kind”, algo que podría traducirse como 'Único en su especie', presenta una reflexión sobre la condición humana dividida entre su deseo de independencia y su dependencia de la colectividad. Podría ser. Tiene una estructura en tres actos que podrían ser presentación, nudo y desenlace de una historia sin argumento. Utiliza una narración abstracta y melancólica, basada en solos y duetos alrededor de las notas desgranadas por un violonchelo tocado en directo. Una bailarina surge de entre el público, frágil y dubitativa, y permanecerá en el escenario a lo largo de toda la representación, -observando, durmiendo, improvisando lentos movimientos, incluso durante los dos entreactos/descansos que permiten el cambio de decorado. Y será la última en salir de escena. Esta mujer representa la conciencia del mundo para Jirí Kylián, el elemento permanente, el equilibrio, el lazo eterno que une pasado, presente y futuro, 'personaje zarandeado, maltratado, que pasa de mano en mano, es la metáfora de la libertad amenazada', explica.

Las tres escenas de la pieza tienen lugar en paisajes abstractos y simbólicos: el primero está erizado de metales blancos como icebergs; el segundo es una composición abstracta y móvil, entre un lienzo constructivista y una estructura dinámica de Calder, donde grandes objetos se mueven en el espacio en una danza hipnótica; el tercero se basa en enormes cortinas de hilos de oro, barrotes chispeantes que encierran a los bailarines en una jaula dorada. La escenografía está diseñada por el arquitecto japonés Atsushi Kitagawara, intentando reforzar la idea de lucha interior en cada ser humano. 'Kitagawara me ha enseñado a entender la danza como una arquitectura espacial en cambio permanente', dirá Kylián.

El espacio vacío y los pocos elementos que lo marcan, surcan o limitan respectivamente en los tres actos, están habitados por una iluminación sutil, cambiante, repleta de matices en perpetuo diálogo con la

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