Los molinos de viento
Enviado por MpVEI • 3 de Septiembre de 2013 • 440 Palabras (2 Páginas) • 257 Visitas
Los molinos de viento
En su camino encuentran a treinta o cuarenta molinos de viento y don Quijote le dice a Sancho que son gigantes y que van a entrar en batalla con ellos. Sancho le corrige y le dice que no son gigantes sino molinos de viento, pero don Quijote insiste en su fantasía y arremete contra ellos. Le da una lanzada en el aspa, pero cuando un fuerte viento mueve al aspa, rompe su lanza en pedazos y los lleva por delante a don Quijote y Rocinante. Sancho acude a ayudarlos y le dice a don Quijote que bien le había dicho que no eran gigantes. Don Quijote cree que fue el encantador Frestón quien convirtió a los gigantes en molinos para quitarle la gloria de su vencimiento. Pasan esa noche afuera descansando entre unos árboles y don Quijote desgaja un ramo de uno de ellos para reemplazar a su lanza, ya que había leído que otro caballero hizo lo mismo cuando se quedó sin espada. El día siguiente, don Quijote le dice a Sancho que sólo puede ayudarlo en batalla si es contra gente baja y canallas, pero que no debe interferir si es un altercado entre caballeros hasta que reciba la orden de caballería. En el camino ven que se acercan dos frailes y detrás de ellos un coche en el que viene una señora vizcaína que va a Sevilla. Don Quijote, sin embargo, cree que son encantadores que llevan en el coche a alguna princesa secuestrada. De nuevo, Sancho trata de hacerlo entender que son frailes y gente pasajera en el coche, pero don Quijote le responde que no sabe mucho de aventuras. Don Quijote se les acerca a los frailes, les llama "gente endiablada y descomunal", y les exige que dejen libres a las princesas que han secuestrado. Los frailes se quedan muy asombrados ante tales acusaciones e insisten en que no son endiablados ni llevan a nadie secuestrado, pero no llegan a convencer a don Quijote, quien arremete contra el primer fraile, dejándolo tirado al suelo mientras que el otro huye. Sancho comienza a quitarle los hábitos al fraile porque cree que le corresponden como despojos de batalla. Llegan dos mozos de los frailes y lo atacan a Sancho. Mientras tanto, don Quijote está hablando con la señora que viene en el coche. Le dice que el único agradecimiento que quiere de ella por haberle salvado es que regrese a Toboso y que le cuente todo lo sucedido a su señora Dulcinea. Un escudero vizcaíno que acompaña a la señora escucha esto, amenaza a don Quijote y los dos comienzan una pelea de espadas.
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