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Mexico Barbaro


Enviado por   •  17 de Enero de 2012  •  1.228 Palabras (5 Páginas)  •  771 Visitas

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Jesús de Nazaret, al ser interrogado por el gobernador romano, admitió ser un

rey, mas agregó: "Yo para esto he nacido y para esto he venido al mundo, para

dar testimonio de la verdad ". Pilato preguntó entonces:"¿Qué es la verdad? ".

Es evidente que el incrédulo romano no esperaba respuesta al interrogante: el

Justo, de todos modos, tampoco la dio. Lo fundamental de su misión como rey

mesiánico no era dar testimonio de la verdad. Jesús había nacido para dar

testimonio de la justicia, de esa justicia que deseaba se realizara en el reino de

Dios. Y por esa justicia fue muerto en la cruz.

De tal manera, de la interrogación de Pilato:"¿Qué es la verdad? " y de la

sangre del Crucificado, surge otra pregunta de harto mayor importancia, la

sempiterna pregunta de la humanidad:"¿Qué es la justicia? "

No hubo pregunta alguna que haya sido planteada con más pasión, no hubo

otra por la que se haya derramado tanta sangre preciosa ni tantas amargas

lágrimas como por ésta; no hubo pregunta alguna acerca de la cual hayan

meditado con mayor profundidad los espíritus más ilustres, desde Platón a

Kant. No obstante, ahora como entonces, carece de respuesta. Tal vez se deba

a que constituye una de esas preguntas respecto de las cuales resulta válido

ese resignado saber que no puede hallarse una respuesta definitiva: sólo cabe

el esfuerzo por formularla mejor.

I

1

La justicia es, en primer lugar, una característica posible mas no necesaria del

orden social. Recién en segundo término constituye una virtud del individuo

pues un hombre es justo cuando su obrar concuerda con el orden considerado

justo. Mas, ¿cuándo es justo un orden social determinado? Lo es cuando regla

la conducta de los hombres de modo tal que da satisfacción a todos y a todos

les permite lograr la felicidad. Aspirar a la justicia es el aspirar eterno a la

felicidad de los seres humanos: al no encontrarla como individuo aislado, el

hombre busca la felicidad en lo societario. La justicia configura la felicidad

social, es la felicidad que el orden social garantiza. Es en este sentido que

Platón identifica justicia con felicidad cuando afirma que sólo el justo es feliz y

desdichado el injusto.

Va de suyo que al sostener que la justicia es la felicidad, no se ha respondido al

interrogante sino que únicamente se lo ha desplazado. De inmediato se plantea

entonces otra cuestión: ¿qué es la felicidad?

2

Sin duda, no puede existir un orden justo —vale decir, que garantice a todos la

felicidad— si se entiende por felicidad lo que es en su sentido originario, esto

es, lo que cada uno considera tal. En este caso, resulta imposible evitar que la

felicidad de uno roce la felicidad de otro. Por ejemplo: el amor es la fuente

primera de felicidad, aunque también la más importante fuente de desdicha.

Supongamos que dos varones aman a una misma mujer y que ambos, con o sin

razón, creen que sin ella no serían felices. No obstante, conforme a la ley —y

tal vez conforme a sus propios sentimientos— esa mujer no puede pertenecer

más que a uno de los dos. La felicidad de uno acarreará irremediablemente la

desdicha del otro. No existe un orden social capaz de dar solución a semejante

problema de manera justa, esto es, de hacer que ambos varones sean

dichosos. Ni siquiera el célebre juicio del rey Salomón podría conseguirlo. Tal

como se sabe, el rey resolvió que un niño cuya posesión disputaban dos

mujeres, fuera partido en dos con objeto de entregarlo a aquella que retirara la

demanda a fin de salvar la vida de la criatura. Dicha mujer, suponía el rey,

probaría de esta suerte que su amor era verdadero. El juicio salomónico

resultará justo únicamente en el caso que sólo una de las mujeres ame

realmente a la criatura. Si las dos la quisieran y ansiaran tenerla —lo cual es

posible e incluso probable— y ambas retirasen las respectivas demandas, el

conflicto permanecería irresoluto. Por último, cuando la criatura debiera ser

entregada a una de las partes el juicio sería, por supuesto, injusto pues

causaría la desdicha

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