Microcosmos a media noche
Enviado por Davino1 • 18 de Marzo de 2019 • Apuntes • 605 Palabras (3 Páginas) • 110 Visitas
Microcosmos a media noche.
El metro de la ciudad de México nunca se sintió tan caluroso en un vagón semi vacio. Debí verla venir…
Las personas que iban en él, parecían distorsionadas. Perdidas. Tristes y sin motivo para sonreírle a alguien. El microproceso de respirar parecía exacerbado de sus cuerpos. Y así también yo.
Viajaba camino a casa. Las 11:45 pm nunca fueron tan largas. Todavía sentía el alcohol en mis venas, lágrimas en la nasofaringe, para que no cayeran por mis ojos, el cabello alborotado, el labial despintado… traía sediento el amor.
Miraba al cristal, extrañé esos días donde podía ser feliz sin dificultad, ¿acaso existe la “crisis de los 25”?.
Justo en mi discusión mental, el metro se detuvo y por la puerta entró una chica de cabello negro y líneas azules, se sentó frente a mí al otro lado del vagón.
Primero miró a todos lados, el celular, se acomodó en el asiento y luego me miró profundamente.
La miré taciturna, con una mirada fría, que no delatara que la había estado observando.
No creyó nada, supongo. Y se sonrió, se mordió un labio y miró a un lado.
Pensé que era una niña caprichosa, esas son las peores, de las que nunca hubo en mi vida. A de tener 16 o 18, parece drogada y aún no le duele existir. Quien como ella. Me dio nostalgia recordar cuando me sentía así, poderosa y libre...
Se paró, aunque el metro siguió en movimiento. Se sentó a mi lado. Me helé.
En seguida, se volteó en mi dirección y dijo: - ¿Me das uno de esos?- Señalando la caja de chicles que tenía en el bolsillo de mi blusa.
-Claro.- Respondí, seca e indiferente, extendiéndoselos sin mirarla.
Lo tomó, se lo metió a la boca y se recargó en el asiento. Suspiró y casi en un murmullo dijo:
-Vi cuando me mirabas, parecía que te gustaba, pero supongo que no, tengo un defecto, parece que siempre veo señales donde no las hay. ¿No te gusto verdad?- Dijo de forma muy triste, parecía que lloraría.
Me sacó de mis asuetos todo lo que dijo. ¡¿Qué carajos?!, esta niña nunca me había visto, y lo único que hice fue darle un banal artefacto para crear saliva y disfrazar el metabolismo y ¿creé que le doy señales?... Pues creo que finalmente estaba en lo cierto. Y me sentía ebria aún como para no acudir al estímulo de éxtasis que estaba sintiendo.
-Si te hace sentir mejor, yo también pensé que veía señales ufanas- La miré con deseo. Y quise besarla, otra vez me sentía libre, el ardor de hace unos instantes se había ido, y ahora otro impulso palpitaba en mis labios y en mi vulva húmeda.
Me devolvió la intensidad y nos besamos violento. La abracé y ella jaló mi cabello. Sabía a alcohol, o quizá era yo. No sé… quería llevármela conmigo.
Una señora que miraba a lo lejos exclamó cuando se bajaba: -Pinches lesbianas puercas, vayan a pudrir el mundo a otro lado-.
...