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Noches De Oriente!


Enviado por   •  21 de Mayo de 2012  •  368 Palabras (2 Páginas)  •  2.523 Visitas

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Marco teórico NOCHES DE ORIENTE:

“Las Mil y Una Noches son el producto más notable de las letras medievales árabes y una de las obras más importantes de la literatura mundial. Y más allá de estos énfasis históricos tal vez irrelevantes, también (sobre todo) son un placentero derroche de imaginación, fantasía y lujuria.”

El pescador y el genio:

Perseverancia:

Para el sostén de su familia acostumbraba echar la red al mar sólo cuatro veces al día.

Fe:

el pescador se sintió desalentado pero, implorando a su dios Alá, se apresuro a desatar el asno y volver a echar la red al mar.

Avaricia:

El pescador se emociono al pensar en el dinero que podría recibir por su venta en el mercado. Cogió la vasija y la sacudió pensado que podría haber algo adentro que también podría vender.

Compasión:

Oh, servidor de Alá, no me mates; jamás me resistiré a ti con mi palabra y no te ofenderé con mis actos.

El pescador indignado le replico: ¿por qué tienes que darme la muerte si fui yo quien te libere de aquel jarrón y te rescate de la profundidad del mar y te trajo a tierra nuevamente?

Humillación:

Tú solo tienes derecho a decirme de qué manera te gustaría ser sacrificado.

Compasión:

perdóname la vida al igual que Alá perdonó tu vida durante todos estos años y no me mates para que ala no envié a alguien a darte muerte.

Empatía:

Oh, mi grandioso monarca, me preocupa el verte por el camino erróneo, puesto que ha brindado su generosidad al enemigo, quien quiere hacerle daño a su reino; el rey ha estado dormido y ha convertido en íntimo a su más fiero adversario. Por ello siento temor por la vida del rey.

Abdulá el hombre que recupero sus riquezas:

Sencillez:

¡Oh, mi condenador de creyentes con la herencia que dejo mi padre compre ochenta camellos con los cuales me ganaba la vida poniéndolos en alquiler por todo tu extenso reino.

Avaricia: Tome mis cuarenta camellos y empecé a cargarlos de bolsas entera llenas de oro. Al ver que el derviche prefería las piedras preciosas, empecé a hacer lo mismo y a llenar las bolsas con más piedras que oro.

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