Nombres Sin Identidad; Nombres Con Identidad
Enviado por Alf1949 • 23 de Octubre de 2013 • 612 Palabras (3 Páginas) • 354 Visitas
NOMBRES SIN IDENTIDAD; NOMBRES CON IDENTIDAD
Como quiera que en Quibdó, capital del departamento del Chocó en Colombia, Suramérica hablamos el idioma Castellano o Español, vale la pena detenerse a pensar en cómo y por qué bautizamos y llamamos a nuestros hijos con nombres que poco o nada se corresponden con el respeto debido al idioma propio. Si usted trata de leer un listado de estudiantes de cualquier nivel en la universidad se encontrará con los nombres más esotéricos, sonoros unos, rimbombantes otros, pero poco congruentes con el idioma Español o Castellano diferente de cuando lee uno la biblia donde usted se entretiene mirando y admirando tantos nombres cristianos y castellanos allí descritos. Carlos, Pablo, Juan, Amadeo, Gerónimo, Belén, María, Moisés, Eleazar, Tomás, Nicomedes; de todas las letras del alfabeto castellano surgen nombres claros, a cual más agraciado, inteligibles y con identidad. Si usted viaja a Antioquia, a cualquier pueblito paisa, al eje cafetero, a Bogotá o al Valle, la mayoría de la gente posee nombres castellanos y cristianos, detalle loable, pues de eso se trata, de sentirnos afectos a nuestra cultura, a nuestro idioma, a nuestros antepasados.
Sin embargo, muy contrario a lo deseable, en el Chocó, y en Quibdó, sobre todo, se viene dando una proliferación de nombres poco inteligibles, diría mejor nombres sin identidad, nombres oscuros, venidos de otros lados, de otras culturas, de otras lenguas, para honra de los extranjeros, nunca para honra y estima de los nuestros, de nuestros padres, de nuestros viejos.
Yoberly, Yufrainy, Yossimar, Washington, Jhon, Margaret, Hendel, Bros, Lech, Jonya, Waenza; Vincent, en vez de Vicente; Alfred, en vez de Alfredo; Alexander o Alex en vez de Alejandro. Cómo suena mejor: ¿Jon Alexander ó Juan Alejandro? Uno de los casos curiosos con estos nombres extranjerizantes radica en que quienes han recibido por ejemplo el nombre de John ni saben cómo escribirlo ni cómo deletrearlo. Conozco quienes escriben J O N, otros Y O N, algunos L L O N, hay unos que añaden una H al final, pero también hay quienes la ubican al comienzo o en la mitad. Es un verdadero desconcierto. De allí que me atreva a afirmar que estos son nombres sin identidad. Tal pareciera que ninguno de los apelativos de sus ascendientes les hubiese gustado o que detestaran los nombres de los viejos, de los parientes o los nombres castellanos y cristianos. Si usted toma una lista de alumnos de cualquier curso en la Universidad o en cualquier otro centro educativo se sorprenderá si encuentra tres nombres castellanos y cristianos; la mayor parte de los nombres son raros por decir lo menos y lo peor es que ni sus propietarios saben cómo escribirlos, mucho menos cómo pronunciarlos.
Al preguntarle a un padre nuevón qué nombre le iba a colocar a su hijo, él dijo, le llamaré Félix, De inmediato la enfermera le refuta: ¿cómo así?, ¿le va a colocar ese nombre de
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