Notici DE UN SECUESTRO 2
Enviado por XIOMYCRIIS • 2 de Septiembre de 2013 • 1.310 Palabras (6 Páginas) • 456 Visitas
"...quiero hacer otra cosa: reportajes novelados. Un poco a la manera de lo que ha hecho Truman Capote pero ¿cómo decirte? menos preparado y efectista?". Hace veinticinco años, Gabriel García Márquez hacía toda una declaración de intenciones en una entrevista a Ernesto González Bermejo, de la revista "Triunfo". Tuvieron que pasar cinco lustros, un premio Nobel y muchas páginas memorables para que el creador de la estirpe de los Buendía se decidiera a cumplir una promesa que se había hecho a sí mismo. Entretanto, García Márquez anduvo enredado en la historia de un dictador solitario, en una pasión que sobrevivió al cólera y al tiempo, en el laberinto de un general perdido, en los demonios del amor. Y, por fin, se decidió a volver al género de la crónica periodística, en el que fue un maestro durante muchos años, antes de que Remedios la Bella subiera a los cielos y el coronel Aureliano Buendía librara treinta y dos guerras y las perdiera todas.
"Noticia de un secuestro" supone el mejor regreso a los orígenes de uno de los grandes de nuestras letras, que se curtió en las lides del periodismo escrito antes de convertirse en novelista. El oficio del reportero (donde, según el autor, se encuentra el verdadero periodismo) trasciende a las páginas de "Noticia de un secuestro". La obsesión por el detalle, el uso de la anécdota como forma de revelación son parte esencial en este libro. Pero hay algo más, y es la capacidad de García Márquez para convertir en materia de interés nada menos que la monotona vida cotidiana de siete secuestrados. No es la primera vez que lo hace: cuatro décadas atrás consiguió algo parecido escribiendo un reportaje inolvidable tomando como base los once días que un náufrago pasó a la deriva en su balsa. En el momento de su publicación de forma seriada en "el Espectador" de Bogotá, fueron muchos los que no entendieron cómo once días en una barca podían dar de sí hasta el punto de ser tema único de una serie de catorce artículos.
Son muchos los aciertos del libro. Uno de ellos, el cambio magistral de los puntos de vista. Los focos de la narración pasan de unos personajes a otros de un modo claro pero también imperceptible: no hay saltos bruscos, no hay cortes. Sin embargo, García Márquez es capaz de reflejar los sentimientos (tan distintos entre sí, tan particulares) de los siete secuestrados, con el mérito añadido de emplear siempre la tercera persona y no recurrir en ningún momento al recurso más asequible del monólogo interior.
Pero el logro verdadero de la novela es, sin ninguna duda, el tono del relato, que podíamos calificar, parafraseando a Vargas Llosa, de "austeridad frente al horror". No se permite el autor el recurso fácil de explayarse en descripciones minuciosas de asesinatos y ejecuciones. En el caso de la única rehén ejecutada, Marina Montoya, el autor centra su atención en Maruja Pachón y Beatriz Villamizar, sus compañeras de cautiverio, y en el tormento que para ellas supone elucubrar sobre el destino de su amiga, que auguran funesto. Existe una clave indispensable para entender hasta qué punto García Márquez da importancia a este recurso: el artículo "Dos o tres cosas sobre la novela de la violencia", publicado en "La Calle", de Bogotá, el 9 de octubre de 1959. Hace casi cuarenta años escribía García Márquez: "El drama era el ambiente de terror que provocaron esos crímenes. La novela no estaba en los muertos de tripas sacadas, sino en los vivos que debieron sudar hielo en su escondite". Para García Márquez hay un método correcto a la hora de tratar el tema del horror, y es el empleado por Albert Camus en "La Peste": "...acaso la misión del escritor en la tierra no sea ponerles los pelos de punta a sus semejantes (...) Camus -al contrario de nuestros novelistas de la violencia- no se equivocó de novela. Comprendió que el drama no eran los viejos tranvías que pasaban abarrotados de cadáveres
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