Opinion Samsara

Clarissa Alejandra González Chávez 24540

Samsara

El pasado jueves 27 de agosto tuve la oportunidad de ver el documental “Samsara” en clase de Ser Humano, Historia y Sociedad. En lo personal, no tengo el habito de ver documentales, pero creo que este filme que resume el arduo trabajo de 5 años en 25 ciudades diferentes es muy interesante. Después de cursar una parte de la primera unidad del curso, creo que es una buena manera de resumir algunos puntos que se tocaron acerca de la forma que toma la realidad. La película inicia con un concepto bastante abstracto, al menos para mi, puesto que no estoy familiarizada con la antigua tradición de la elaboración, interpretación y destrucción de mándalas.

Esta película me pareció un poco agotadora mentalmente. No me refiero al significado negativo de la palabra, al contrario. La información que se transmite va de lo mas sencillo y lo mas elemental, a la realidad humana de hoy en día. No existe una sola persona que no requiera del monstro en el que se ha convertido la sociedad para subsistir. El mundo inicial que nos parecía horrorosamente primitivo por sus tradiciones se ha convertido en un sistema en el cual los privilegiados adquieren mas ventajas día a día y aquellos que no se integran, mueren de hambre. Pareciera que el ser humano quiere imitar la naturaleza de la selección natural, pero se ve a sí mismo como un ser inteligente y empático.

Creo que la película expresa que los ciclos están condenados a repetirse. Es necesario que se vuelva a empezar para hacer un “borrón y cuenta nueva” de los errores que está cometiendo la raza humana. En la vida se pierde el propósito personal de cada uno. Creemos que estamos trabajando para lograr nuestros sueños, cuando en realidad, trabajamos en lo que se nos dice, para llegar a donde todos llegan. Estudiamos carreras que se nos ofrecen, pero creemos que estamos tomando decisiones propias y libres.

En la película me impresiono la manera en la que la familia se ha perdido. En algunas escenas del sur de America, las familias menos afortunadas eran las que el ojo de la cámara lograba captar preocupándose por sus sucesores, buscando de que manera alimentarlos, trabajando para subsistir. Por otra parte, países ultra desarrollados que al parecer lo tienen todo permitían que sus hijos “volaran lejos”, “se independizaran”, “se valieran por si mismos”, lo cual los llevaba a un camino de adicciones sexuales, obesidad mórbida, costumbres que parecían mucho más obscenas al ojo humano que aquellos sacrificios primitivos de hace ya tantos siglos.  

Este filme que es, visiblemente, una critica incluye un positivismo impresionante. Creo que si se me hubiera asignado la tarea de filmar escenas de tanta pobreza, maltrato animal, la manera tan vulgar y sucia en la que se trata a los animales para convertirlos en alimento, me seria difícil creer que el mundo tiene la oportunidad de borrar el mándala y volver a comenzar.  

Me impresiono mucho la facilidad con la que como humanos degradamos a quienes consideramos inferiores. Los animales no se respetan como se hacia en el pasado, donde el único propósito era nutrir según los requisitos de nuestra naturaleza.

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