PROLOGO: La tarea que nos toca

PROLOGO: La tarea que nos toca

Hoy el pesimismo recorre el país e infecta a quienes entran en contacto con él. México vive obsesionado con el fracaso, con la victimización, con lo perdido, lo olvidado, lo maltratado: el pesimismo persiste ante una realidad que parece inamovible. Muchos piensan que la corrupción no puede ser combatida, que los políticos no pueden ser propositivos, la sociedad no puede ser movilizada. Ante estos riesgos surge el imperativo de que los mexicanos evalúen a su país y a sí mismos con honestidad. Mostramos una peligrosa inclinación por ordenar superficialmente la realidad en vez de buscar su transformación profunda.

Para cambiar todo esto es necesario hacer una declaración de fe: Una filosofía basada en la premisa de que la acción individual y colectiva sí sirve. Una lista de reglas para ver y andar, vivir y cambiar, exigir y no sólo presenciar. Un conjunto de creencias que son tregua contra el pesimismo antídoto contra la apatía.

Es necesario volver a México un país de ciudadanos, un lugar poblado por personas conscientes de sus derechos y dispuestos a contribuir para defenderlos, dispuestos a llevar a cabo pequeñas acciones que produzcan grandes cambios. Dispuestos a sacrificar su zona de seguridad personal para que otros la compartan.

Porque frente a todos los motivos para cerrar los ojos, frente a las razones para perder el ánimo están todas las razones para recuperarlo: cada persona tendrá su propia lista, una lista larga, rica, colorida, voluptuosa, fragante. Una lista con la cual contener el pesimismo; una vacuna contra la desilusión.

Y estoy totalmente de acuerdo con lo que comenta la autora: el cambio está en nosotros y si no somos capaces de generar pequeñas acciones, cambiar nuestras actitudes y pensamientos, el cambio jamás llegará. Frente a esa historia oficial, fuente de actitudes que dificultan la conversión de México en otro tipo de país, sigue existiendo la esperanza y mil razones para querer y conseguir lo mejor de este país.

IV LO QUE NOS MATIENE MANITADOS

Hoy México es un ejemplo emblemático de crony capitalism: un capitalismo que no se basa en la competencia si no en la obstaculización, que no se basa en reglas claras y en la transparencia sino en los favores y la protección regulatoria.

Un sistema económico construido sobre privilegios, concesiones y decisiones discrecionales que han producido monopolios, concesiones y decisiones discrecionales que han producido monopolios, duopolios y oligodiscrecionales en sectores cruciales para el desarrollo de cualquier país.

Hoy México esta lejos de acceder al capitalismo dinámico en donde el Estado debería de crear condicione para los mercados abiertos, competitivos, innovadores, capaces de proveer mejores productos a precios más baratos para los consumidores. (pag164)

Millones de mexicanos que son sometidos a lo que la literatura económica llama “el rentismo”, osea las múltiples maneras en las que individuos o grupos privilegiados en la economía obtienen reglas del juego que los beneficia: permisos, amparos, regulaciones que los protege y que les permite acumulas grandes ganancias a expensas de los ciudadanos.

Todo esto provoca que miles de consumidores se vean obligados a pagar precios abusivos por bienes y servicios. Pero nadie alza la voz a favor de los consumidores, porque de un lado quedaron millones de habitantes y del otro la compañía de telecomunicaciones más lucrativa del planeta. Esto seguirá así mientras la población siga pensando que no tiene otra opción y hasta el momento que importe más el consumidor que el multimillonario.

Carlos Slim controla mas de 200 compañías de telecomunicaciones, cigarros, construcción, minería, bicicletas, etc. Todo esto representa la tercera parte del valor de la Bolsa Mexicana: un síntoma más del capitalismo disfuncional que estrangula la economía mexicana e inhibe su evolución. Telmex obtiene utilidades netas entre dos y 2.5 millones de dólares por año.(175)

En una era en la cual el 90 por ciento de la población obtiene información política a través de la televisión, parece que en México no gobiernan los representantes sino los dueños de esta misma. Sin embargo con la llamada ley Televisa en donde se corría en contra del interés público, en donde dañaba al consumidor, se trataba de cambiar un poco para preservar mucho. Vendieron la idea de una ley fantástica. La relación entre el gobierno y las televisoras refleja un problema más profundo: la persistencia del capitalismo de cuates resistente a la transparencia, a la competencia, a la regulación, con todos los costos que ello entraña para el sistema político.

Ricardo Salinas, dueño de TV azteca y presidente del Grupo Salinas, ha incrementado el valor de las acciones prometiendo un cosa pero haciendo otra; comprometiéndose

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