Pineda López Gabriela

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Pineda López Gabriela

En 1800, en el auge de la época colonial, donde todo era gobernado por la Iglesia Católica, se encontraba una casa señorial ubicada en el centro de la Ciudad de México, en el Callejón Rosas, que entroncaba con la 5° Avenida, el cual era preciosa y pertenecía a una de las familias más  influyentes de aquel entonces. Ahí vivía  Ana Montenegro de León era una joven de 21 años, muy hermosa y bondadosa, le gustaba realizar obras de caridad y pertenecía a la comunidad católica de la iglesia, era hija de Rogelio Montenegro y Catalina de León, quienes eran figuras importantes tanto para la iglesia como para la comunidad. Ana estaba casada con Roberto Sáenz Rivas, uno de los hombres adinerados del lugar, no solo era apuesto sino también provenía de una buena familia. Eran la pareja perfecta, todos en el lugar envidiaban su matrimonio, pero lo que no sabían que nada era lo que parecía. Ana como cualquier joven, deseaba conocer el mundo y los placeres que ofrecía la vida, Roberto era todo lo opuesto a ella, era controlador, posesivo y podía llegar a ser una persona irreconocible; no solo eso, guardaba un gran secreto que mantenía una relación  fuera del matrimonio que su familia desconocía.

Regina, era una muchacha linda, educada, amable pero de clase muy sencilla, sus padres habían sido comerciantes toda su vida, ella viva en la calle Tulipán, a cuatro calles de donde vivía Ana, lo cual ambas frecuentaban una cafetería llamada “Amore Mio” la cual era una de las más visitadas por los habitantes, ambas mujercitas, eran mejores amigas sin saber Ana que su mejor amiga mantendría una relación con su marido.

Regina y Roberto se veían todas las tardes a la misma hora, a las 6:00 pm, cuando el sol caía para que no fueran vistos por la sociedad, Regina ya estaba cansada de ocupar el espacio que le sobraba ella quería algo más. Pero Roberto siempre le decía que no podía dejar a Ana, ya que el escandalo terminaría por arruinar su carrera como político.

     Ana, se preguntaba donde pasaba el tiempo su esposo, sin el más mínimo de sospecha, ella se rehusaba a tener familia con Roberto, ya que se había unido con él por la apariencia del que dirán de su familia y porque era buen marido, ella soñaba con una vida

   independiente y realizar sus sueños, pero en el  día que se casó todo eso solo quedo como un recuerdo.

Roberto estaba ansioso por tener descendencia, ya que todos en su familia ya tenían herederos de la gran fortuna. Eso a él le preocupaba el que Ana no cediera a sus peticiones y cada vez ella lo rechazara, esta situación lo preocupaba cada vez más por ya no poder controlar a Ana como cuando se casaron.

Roberto se refugiaba en Regina porque ella lo complacía y comprendía muy bien, siempre estaba dispuesta a escucharlo y cuidarlo, sin embargo Regina conforme pasaba el tiempo le exigía que dejara a Ana para casarse con ella y formar una familia feliz; pero Roberto siempre le dijo que no dejaría a Ana  y menos por una persona como ella.  

Esa noche Regina cansada de la misma rutina y de tener que esconderse le dijo: o te divorcias de Ana o me pierdes para siempre! Lo cual Roberto se molestó y se fue lleno de enojo y de ira.

Como a las 10:00 pm llego Roberto a casa muy molesto y enojado, al verlo asi Ana, le pregunto: ¿qué tienes?, ¿te pasa algo? A lo que Roberto respondió: ¡No quiero hablar! ¡Estaré en el despacho tomando un trago!, entro al despacho azotando la puerta y Ana se fue a dormir.

Después de  días Ana y Regina se encontraron en el mismo café de siempre, pero Regina estaba seca y distante con ella, Ana se sorprendió de esa actitud no comprendía el porqué de esa reacción asi ella, charlaron un rato y Ana le platico que iría de compras porque había visto un hermoso vestido azul con blanco de corte imperio, para una cena de su familia y  que Roberto iría con ella , Regina no lo tomo muy bien por el contrario se sintió muy enojada porque Roberto le daba a Ana y a ella nada.

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