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Por Las Praderas del Caballo Verde


Enviado por   •  1 de Abril de 2018  •  Reseña  •  1.862 Palabras (8 Páginas)  •  288 Visitas

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Del libro, Por Las Praderas del Caballo Verde del autor José Hipólito Palomo Zurique, Editorial Ediciones Paloma, Córdoba- Montería, 2003 - 2017                                                                  de la página de la 09 hasta la 159

Este libro fue publicado por primera vez en Noviembre de 2003, Por las praderas de caballo verde es un libro escrito por José Hipólito Palomo Zurique, en el cual acerca a los lectores, por medio de un lenguaje ameno, al aprendizaje y características del mundo de la poesía a través del tiempo, tanto en América como en Europa; su fin no es más que el interactuar con el espectador, el oyente, el lector de un arte atemporal como es la poesía, que así como fue escrito en el pasado, puede ser escrito ahora y mantenerse fiel a su base, un trabajo que salta los bordes de las publicaciones institucionales que no surcaban las fronteras más allá de aquellos que solamente lo consultaban por pura obligación académica, este libro no solo ayuda a comprender la teoría literaria, sino que además, ayuda a desarrollar una perspectiva crítica en los textos poéticos, su estructura y universo en sí. Adicionalmente, los aspectos del lenguaje poético en todas sus capas y estilos, además necesita de competencias que se desarrollen para que los interesados en las carreras de literatura puedan interpretar como escribe el autor, “a encontrar un caballo verde en alguna llanura y que lo monten con pasión”.

La piedra base de este libro es la poesía, pero para conocer la historia de dicho arte, nos preguntamos “¿Que es la poesía?”, sin embargo, muchos significadas han sido otorgados a lo largo del tiempo, siendo algunos más acertados que otros, el autor resalta el significado que le dio el mexicano Octavio Paz, Nobel de Literatura en 1990: “La poesía es conocimiento, poder, abandono ejercicio espiritual, método de liberación interior…” como un ciclo de inicios y finales infinitos, de todas las expresiones existentes en la vida diaria del ser humano. Por otra parte, otros vates como Gaston Bachelard, la poesía se revela como “visiones instantáneas en el universo que muestran secretos, el alma y el ser al mismo tiempo”; mientras que para el poeta de América: Pablo Neruda la poesía es un acto que nace de la paz, y como tal, la poesía es imperecedera, incluso llegando a decir que tenía las siete vidas del gato, que aunque tenga seis episodios de rechazo, maltrato y humillación, en el séptimo y último se levanta con la cabeza en alto y la sonrisa de arroz.

Después de ver los diferentes significados del arte poético, encontramos una divergencia: La Poesía Pura y la Poesía Impura, donde la poesía pura se expresa en realidades imaginativas de tiempo vertical, irrealidades en instantes metafísicos; mientras que la Poesía Impura es aquella que viene de las vivencias, de la vida misma, donde el verso y la prosa pueden coincidir para llevar la magnificencia del arte de Erato y Calíope a un nuevo nivel, Neruda, incluso, proclamo que “No somos pequeños dioses, somos como el hombre que trabaja para hacer el pan de cada día, si logramos obtener esa conciencia, esa que tiene el panadero, al tomar la masa, prepararla, hornearla y darla a los demás como una obligación comunitaria, tomaremos el sueño de la humanidad entera: Restituir la poesía que a su anchuroso espacio que al pasar las épocas, vamos recortando nosotros mismos”. Eso sí, el chileno afirma que: “El poeta realista muere, que poeta que no es realista también muere, el poesía irracional solo lo entenderá por su persona y por su amada, la racional será entendida por los asnos y eso también será triste. Esto es como Dios y el Diablo: Una lucha dentro de la poesía, algunas veces vence uno y a veces vence el otro, pero la poesía jamás puede quedar derrotada”, no se debe manifestar de una forma enteramente moldeada a la imagen y semejanza de lo que uno quiere, debe tener si o si, todos los matices posibles para que sea comprendida más allá de los círculos establecidos.

Para el poema sea poesía o expresa la poesía es necesario una condición que Octavio Paz ha denominado participación: la imagen poética como tal, está hecha de palabras, palabras que trascienden la historia, la lectura de dicho poema se revela con mayor certeza cualquier investigación o tratado histórico sobre el tema. En resumen, el poema como expresión, brota cuando el escritor acciona y libera las alas de la imaginación soñadora, tanto como otras apreciaciones como Bachelard. Adicionalmente, los rasgos estéticos del lenguaje poético salen a flote para hacer del poema un organismo dinámico, o en palabras de Humberto Eco “Obra abierta al movimiento”, haciendo de la lectura una perspectiva de construcción de nuevas interpretaciones y reinvenciones, tanto así que son tres rasgos estéticos los cuales hacen de la poesía lo que es: la Polisemia, la ambigüedad y la sugerencia. La polisemia ayuda a la poesía una pluralidad de sentidos, símbolos y/o metáforas para cada expresión y su posterior interpretación. La sugerencia procede de las expresiones de lo indefinido, expresiones de imitación variables, no es imagen conceptual sino imagen icono, que le dará el lector en cuanto inicie su causa hacia el disfrute, y finalmente la ambigüedad es el cuerpo de la poesía: presente tanto en los versos individuales como en las estrofas compuestas, permitiendo ángulos múltiples de interpretación, ayudada de pasajes, caracteres, códigos de significancia mutables, permaneciendo prácticamente hermética al respecto.

Incluso con todo esto, no debemos olvidar la meta de la poesía: Dotar de sentido y lirismo en el texto poético, manteniendo al ritmo como la visión general del mismo, se destacan las variadas facetas de la poesía en sus diferentes modelos, tales como “Nocturno”, resaltando al escritor colombiano Álvaro Mutis, quien en su exilio en México, inundado por la nostalgia de su tierra y la soledad, pone en poesía, desde un punto de vista personal para el pasando a ser multifacético para los lectores del poemario. Se suman otros ejemplos en condiciones similares, escritos donde el ritmo determina el estilo de lectura, con aportes de Jaime Jaramillo Escobar, Nicolás Guillen, José Martí, Rubén Darío, Cesar Vallejo, Gabriela Mistral, Andrés Eloy Blanco, sin dejar de lado a Paz y a Neruda, recurrentes exponentes de la poesía latinoamericana, luego pasamos a ver las correspondientes variantes: Sonetos, con ejemplos de Luis de Góngora y Argot, baladas con Barba Jacob, canciones, coplas, elegías con Guillen, endechas, epigramas con el español Marco Valerio Marcial, himnos, jarcha, letanías con Luis Vidales, letrillas, madrigales, odas, poema bucólicos por parte de Federico García Lorca, romances y romancillos, salmos, serranillas, silvas, sonetillos, sonetos de Eduardo Castillo e incluso villancicos del Marqués de Santillana, condensan el poder del ritmo y entonación en las diversas formas que toma la poesía.

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