Procolo de Lectura
Enviado por Laura Natalia Puentes • 21 de Noviembre de 2015 • Documentos de Investigación • 1.593 Palabras (7 Páginas) • 91 Visitas
BARROCO Y NEOBARROCO
Cristo Rafael Figueroa Sánchez, licenciado en filosofía y letras con una maestría y un doctorado en literatura otorgado por la Pontificia Universidad Javeriana. Reconocido por su experiencia laboral y cada uno de los trabajos que ha realizado. Uno de sus tan maravillosos trabajos y para el cual está dedicado este texto es el artículo basado en el Barroco y Neobarroco, llamado: “De los resurgimientos del barroco a las fijaciones del neobarroco literario hispanoamericano. Cartografías narrativas de la segunda mitad el siglo XX”, publicado en el año 2006, el cual consiste en la discusión académica sobre el barroco y las fijaciones de un neobarroco literario en la cultura contemporánea.
Para introducirnos un poco en el tema del artículo nos encontramos con una preocupación al ver como las innovaciones tecnológicas han desplazado la lectura, provocando en los nuevos lectores un esfuerzo mínimo donde se han cambiado las letras por las imágenes visuales; tal cual lo expresa el escritor Carlos Monsiváis. Pero aunque todo esto parece un problema el barroco no se deja debilitar por esto y resurge totalmente transformado. Ciertamente no podemos hablar del Barroco o del Neobarroco sin enfrentar ciertos problemas, por ejemplo, es necesario actualizar la naturaleza del barroco (aspectos importantes como su época, las influencias, entre otros) y además es necesario conocer como actualmente se comprenden los textos que hoy se conocen como barrocos.
Entre los años 60’ y 80’ del siglo XX encontramos algunos impulsadores del retorno del barroco, como son: Michel Foucault, quien establecía la crisis de la representación por la desaparición de la identidad del lenguaje; Lyotard, para quien lo estético postmodernista ayudaba en la capacidad de entender el mundo como texto. Respecto al Neobarroco también hay cierta variedad de opiniones; según Sarduy se origina por el desequilibrio del barroco histórico, según Calíbrese se constituye como “era” o “gusto” de la época contemporánea, según Rincón es un concepto que de manera continua dificulta el debate modernidad-postmodernidad; pero sea cual sea su verdadero significado en esta nueva época de resurgimiento del barroco y consolidación del neobarroco no se insiste en la exclusividad de su presencia dentro de manifestaciones culturales y estéticas contemporáneas. En esta época y con cada transformación se afirman nuevos modos de ser, se originan resistencias e instauran diferencias; ejemplo de ello es lo referido por Alejo Carpentier, quien afirmo que el barroco determinaba un estado de ánimo o un rasgo de espíritu por lo que en América Latina se creía necesario diferenciar los tipos de barroco, ya que cada una establece su propia relación razonable con la realidad y postula una nueva visión del mundo.
Con todo esto solo se notaba una clara necesidad de fijar el barroco en la historia hispanoamericana y este intento de fijación se hace justo en la crisis de la modernidad, haciendo ver al Neobarroco como un antagonista debido a que este cuestionaba el desempeño racional y rechazaba algún intento de universalidad. Luego de esto en América Latina se observa la existencia de una preocupación por formar un estilo de barroco “criollo” donde se pueda consolidar un sentido de pertenencia; los americanos encuentran una manera de realizar este proceso en el Ethos Barroco como forma de resistencia cultural en América Latina, para una posible modernidad no-capitalista, esto significaba un nuevo modo de combinar saberes con el objetivo de encontrar nuevas formas de pensar.
Para el autor es necesario conocer los diferentes linajes del barroco como el propuesto por Deleuze, quien afirma que el barroco es una categoría de la forma que actúa de una manera en la que existen propiedades que no se alteran por ningún tipo de motivo. Para este estudio del neobarroco es también muy importante la visión cosmológica de Severo Sarduy, donde realiza una comparación del mundo con el texto artístico del neobarroco que afirma que ninguno de los dos tiene un centro identificable, al suceder esto se crean signos que así como se originan así mismo se destruyen en un tiempo donde desaparecen. Sin embargo entre los años 80’ y 90’ el neobarroco da un giro total cuando se conecta con nuevas caracterizaciones del continente, caracterizaciones como un nuevo concepto de cultura que se encuentra situado más allá de las bellas letras y homogeneidades para cambiar a la especificidad, las diferencias y las heterogeneidades; en este periodo encontramos escritores como Cornejo Polar, Barbero, Monsiváis, Losada y García Canclini. En este orden de ideas el neobarroco parece situarse justo en medio de modernidad-postmodernidad al hacer predominar lo individual sobre lo universal, la diversidad sobre la homogeneidad, favoreciendo estilos que debilitan esa absurda oposición entre tradición y modernismo.
La genealogía del barroco en la modernidad literaria de América Latina incluye el modernismo, las vanguardias, la nueva novela de los años 60’ y la transformaciones existentes entre los 80’ y 90’. Las dos primeras introducciones del barroco solo le agregan una preocupación por la universalidad de su estética, el modernismo se centra en la belleza verbal; por otro lado las vanguardias celebran el resurgimiento del barroco y se fascinan con los cambios que generan el Surrealismo, el Ultraísmo y el Creacionismo. Su tercera inclusión cuestiona el significado cultural de la estética barroca desde un pensamiento americano; y por último, la cuarta parte de este barroco, se caracteriza por una reflexión radical que cuestiona los valores ideológicos.
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