Proyecto Academico

Pensar en el plan de vida, implica asumir un protagonismo para poder cumplir con las responsabilidades que se me originan en la convivencia diaria, consigo mismo y con las demás personas con quienes comparto.

Asumir mi plan de vida es tener claro que debo trascender mis metas, mis ideales, para vivir y ser feliz, dándole sentido a la vida. Algunas veces se generan muchas preguntas e inquietudes como por ejemplo: ¿qué metas quiero cumplir?, ¿porque quiero esto para mi vida?, ¿será que si dará resultados favorables para valer aún más como persona? pero ahí es donde influye la palabra plan de vida ya que todas las ideas deben no ser solo planteadas sino que también deben quedar registradas en algún documento para que siempre que nos queramos dar por vencidos tengamos a que acudir para abrir los ojos y decir; “esto no es lo que yo quiero para mi presente y futuro yo valgo como persona y siempre he tenido metas y las puedo cumplir yo soy capaz”.

Hay una relación entre los anhelos y los objetivos que todo adolescente pretende para su futuro y su comportamiento frente a situaciones de riesgo para su existencia. Organizar la vida nos permite enfocar de manera más clara las posibilidades dentro de un marco real, para que sus conductas se proyecten hacia el futuro. La toma de decisiones, la asertividad, los valores y el amor propio, son elementos, que si son incorporados en la estructura psico-social del joven adolescente, favorecerá a conceptualizar su grado de aspiraciones y sus posibilidades de cumplirlas.

Vivir de manera plena y adecuada, llegar al final de la vida satisfechos por lo realizado, por lo conseguido, es una de las metas principales del ser humano y la vida se nos va en este intento. Mientras con mayor antelación se planifiquen las cosas, mayores posibilidades habrá de concretar los objetivos.

Se deben fijar metas concretas y consecuentes. Hacer de cada cosa una excelente oportunidad de aprendizaje y de autoconocimiento. La motivación es la clave para triunfar día a día.

Una adecuada autoestima se asocia al reconocimiento de virtudes, cualidades y defectos y a una mayor conciencia de las posibilidades y limitaciones para luchar y alcanzar mejores condiciones de vida. Durante la adolescencia la autoestima se debilita por diversos factores, una por ejemplo es la imagen corporal que cambia y provoca la confusión de roles. El joven, el adolescente, siente la necesidad de independencia, de ser reconocido y sobre todo, de buscar su propia identidad. Creamos entonces en su capacidad para lograrlo, pero también asumamos la responsabilidad y compromiso de que necesita nuestra guía, nuestro acompañamiento. Brindémosles los parámetros y lineamientos para que ellos elaboren su propio proyecto de vida y lo hagan correctamente.

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