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Prueba Del Libro Un Viejo Que Leia Novelas De Amor


Enviado por   •  28 de Septiembre de 2014  •  2.369 Palabras (10 Páginas)  •  563 Visitas

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martes, 31 de mayo de 2011

Preguntas Libro "Un viejo que leia novelas de amor"

1.- ¿Por que Jose Bolivar Proaño llegó a vivir a la amazona? Explica

R: Por que su señora no podia tener hijos, a el y a ella les hicieron una propuesta que no les gusto y se fueron de ese lugar

2.- ¿Por que causa el viejo Bolivar Proaño fue expulsado por el pueblo Shuar de sus Territorios?

R: Bolivar Proaño fue expulsado de los Shuar por haber disparado con balas al que mató a Nushiño en vez de matarlo con flechas.

3.- ¿Cual era la experiencia del acto de besar que Bolivar Proaño recuerda en la novela?

R: Recordó haber besado muy pocas veces a Rosario, puede haber besado pero no lo sabe, a ella le parecia pecado y le daba risa

4.- ¿Que situación motiva la decisión del alcalde de organizar la caceria de la novela?

R: Porque encontraron muerto a un colono y a un buscador de esmeraldas.

5.- Relate el desenlace que sucede luego que el alcalde y los demas hombres dejan solo al viejo para que enfrente al animal

R: Despues de que dejan solo al antonio jose bolivar este va en busca de la tigrilla y piensa un poco. después para de llover y piensa que si deja de llover vendria la evaporacion y saldria

6.- Relate la muerte del norteamericano, segun el alcalde, segun el viejo

R: La muerte del americano por manos de una tigrilla. El inicio de la busqueda por parte de los casadores del pueblo,el alcalde y José. El Hecho de que el alcalde contrara a José para que el solo la matara.

7.- Relate el episodio de la Expedición de los cuatro norteamericanos

R: Luego de comer los sabrosos camarones, el viejo limpió prolijamente su placa dental y la guardó envuelta en el pañuelo. Despejó la mesa, arrojó los restos de comida por la ventana, abrió una botella de Frontera y se decidió por unas de las novelas.

Lo envolvió la siesta de las dos de la tarde y se tendió en la hamaca sonriendo socarronadamente al imaginar personas que abrían las puertas de sus casas y caían a un río a penas daban el primer paso. Por la tarde, luego de darse una nueva panzada de

camarones, se dispuso a continuar la lectura, y se aprestaba hacerlo cuando un griterío lo distrajo obligándolo a asomar la cabeza al aguacero.

Por el sendero corría una mula enloquecida entre estremecedores rebuznos, y lanzando coses a quienes intentaban detenerla. Tras un gran esfuerzo, los hombres consiguieron rodear al esquivo animal. Algunos caían para levantarse cubiertos de lodo,

hasta que por fin lograron tomar el animal.

El alcalde, esta vez sin paraguas, ordenó que la tumbaran y le despachó el tiro de gracia, el animal lanzó un par de patadas al aire y se quedó quieto.

El alcalde ordenó prepararse para salir al otro día temprano hasta el puesto de Miranda, y encargó a dos hombres que faenaran el animal. La carne trozada fue llevada hasta el portal de la alcaldía y el gordo la repartió entre los presentes, el gordo le preguntó a Antonio José Bolívar ¿qué parte quería? El respondió que solo un trozo de hígado, entendiendo que la gentileza del gordo lo inscribía en la partida.

Con el pedazo de hígado caliente regresó a la choza. Mientras freía el hígado tirándoles pedacitos de romero maldijo el incidente que lo sacaba de su tranquilidad.

Murmurando, se puso la dentadura postiza y masticó los secos pedazos de hígado. Muchas veces escuchó decir que con los años llega la sabiduría. Hacía varios años desde la mañana en que al muelle del El Idilio abrió una embarcación nunca antes vista, una lancha de motor que permitía viajar a ocho personas.

En la novedosa embarcación llegaron novedosos americanos con cámaras fotográficas y artefactos de usos desconocidos.

El gordo apestaba a trago y no dejaba de nombrarlo su amigo y colaborador, mientras los gringos lo fotografiaban, y no sólo a ellos, a todos los que se pusieran frente a las cámaras.

Sin pedir permiso entraron a la choza, y uno de ellos, luego de reír a destajo, insistió en comprar el cuadro que lo mostraba junto a su esposa.

Los intrusos entendían castellano, y no precisaron que al gordo les detallara las intenciones del viejo. Amistoso, les pidió con precisión, arguyó que los recuerdos eran sagrados en esa tierra.

En cuanto tuvo el retrato colgado en el lugar de siempre, el viejo accionó los percutores de la escopeta, y se marchó.

El gordo, al ver los ojos encendidos del viejo, optó por alejarse rápido y al trote alcanzó al grupo de americanos.

Al día siguiente la embarcación plana dejo el muelle con tripulación aumentada.

La babosa se le acercó al viejo pidiéndole que acompañara a los gringos monte adentro. Algo me decía que no vino a hablarme de su nombre, paisano. Vengo a decirle que tenga cuidado. La babosa le agarró mala. Delante mío les pidió a los gringo que cuando vuelvan a el Dorado hablen con el comisario para que este le mande una

pareja de rurales. Piensa votarle la casa, paisano.

El bálsamo contra el insomnio le llegó una mañana más tarde al ver aparecer la embarcación plana. No fue un arribo elegante el que hicieron. Chocaron contra los pilotes del muelle y ni se preocuparon de subir la carga. Vinieron los americanos y apenas pisaron tierra partieron en busca del alcalde.

Los gringos querían llegar bien a dentro y fotografiar a los Shuar. El colono los siguió sin problemas hasta el lugar donde habitan los Shuar, dicen que los monos mataron al colono y a uno de ellos.

Regreso a El Idilio, entrego los restos y al alcalde lo dejo en paz, en esa paz que debía cuidar por que de ella dependían los momentos placenteros frente al río, de pie anote la mesa alta, leyendo pausadamente las novelas de amor.

Y esa paz se veía de nuevo amenazada por el alcalde que lo obligaría a participar de la expedición, y por unas afiladas garras ocultas en algún lugar de la espesura.

8.- Realice un Resumen de 15 Lineas del Tercer Capitulo de la historia

R:La mujer (Dolores) no se embarazaba. Antonio José Bolívar Proaño intentaba consolarla y viajaban de curandero en curandero probando toda clase de hierbas. Fue así como decidieron abandonar la sierra y poco antes de las festividades de San Luis reunieron las pocas pertenencias, cerraron la casa y emprendieron el viaje. Llegar hasta el puerto fluvial de El Dorado les llevó dos semanas.

Luego de otra semana de viaje, esta vez en canoa, arribaron a una esquina del río. La única construcción era una enorme choza de calaminas que hacía de oficina, bodega de semillas y herramientas, y vivienda de los recién llegados colonos. Eso era El Idilio.

La pareja se dio a la tarea de construir precariamente una choza.

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