Puntuación y patrones oracionales | escena Matilda
Enviado por niki2209 • 29 de Septiembre de 2022 • Trabajo • 697 Palabras (3 Páginas) • 141 Visitas
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UNIVERSIDAD PERUANA DE CIENCIAS APLICADAS
FACULTAD DE COMUNICACIONES
Tarea Académica 1
Puntuación y patrones oracionales
CURSO
Taller de Técnicas de Expresión Escrita - UX34
ALUMNAS:
- Anghela Nikool Rojas Tuesta | u202123250 | Comunicación y Publicidad
- Sofia Ivette Yauri Callañaupa | u20201c239 | Comunicación y Marketing
PROFESOR:
Marco Antonio García Falcón
PALABRAS EMPLEADAS:
547
Fecha de entrega
08 / 09 / 2022
El fracaso de su mayor pesadilla
Tronchatoro, la nociva directora de la Escuela Primaria Crunchem Hall, con voz irritante demandaba que todo el colegial se dirija a la sala de juntas; sitio donde sus pesadillas solían dar lugar. Sus estudiantes: pequeños niños que no deseaban ser merecedores de un castigo1, seguían sus instrucciones a la par de su imponente voz. La recién llegada, Matilda, se cuestionaba la situación; los demás niños, sosegados, observaban expectantes; y la temible maestra, como hacía habitualmente, azotaba su larga vara de disciplina.2
En el fondo del gran salón, un niño robusto, pálido y uniformado3 escuchaba con atención como Tronchatoro enunciaba su nombre: Bruce Bolaños. Dentro de aquella sala, entre murmullos, cada niño lo buscaba con la mirada. Tronchatoro, nuevamente, se dirigió a él, y con una falsa amabilidad dijo: “¿Quisieras venir aquí, mi pequeñín 4?”. Él, decidido, soltó un suspiro y se dirigió al frente.
Lo que menos esperaban los niños era que lo llamara ladrón; sin embargo,5 Bruce sabía, en el fondo, lo que había hecho molestar a la “Srta. directora”: se había comido su pastel de chocolate, su amado bocadillo personal, el pastel más fino y delicioso de todo el mundo.6 Él lo negó, por supuesto, no quería meterse en problemas. Pero, había dos cosas con la que él no contaba: la insistencia de esa mujer y su inocente mente que lo delataría7. Los murmullos no se hicieron de esperar cuando exclamó, despectivamente, que la torta de chocolate de su mamá era mejor; para su desgracia o felicidad, Tronchatoro lo invitó a comer otra porción8. A pesar de sus respuestas negativas, Bruce se vio obligado a sucumbir hacia las exigencias de su maestra. Terminó victorioso aquel trozo de pastel, pero aquello no era suficiente para esa tirana educadora; ella quería darle la lección de su vida. Así que mandó a traer a Cokkie, la cocinera de la escuela, el resto del viscoso pastel de chocolate.
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