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Que Hay Detrás De Un Nombre


Enviado por   •  18 de Diciembre de 2012  •  3.283 Palabras (14 Páginas)  •  460 Visitas

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¿QUÉ HAY DETRÁS DE UN NOMBRE?

¿Qué hay en un nombre? Eso es lo que nos preguntamos en la niñez cuando escribimos el nombre que nos han dicho es el nuestro por esto las constantes preguntas a nuestros padres sobre la elección de este, nos gustaba imaginar que el nombre que se nos había impuesto era parte de una hermosa o a lo menos trascendental historia y que fuésemos merecedores de tan digno honor, una vez que crecemos muchos nos damos cuenta que la historia detrás del mito fue cuestión de tendencia o armonía sonora y son pocos los que llevan con su nombre un gran significado, aquellos a quienes sus padres han nombrado en rememoración a un difunto, o más elocuente aún los que son nombrados por la fascinación de los padres en un artista famoso, los nombres de las personas y las cosas no es un tema tan simple como aparenta lo que sucede es que no reflexionamos mucho sobre esto y una vez lo hacemos quedamos con más interrogantes que antes así que preferimos omitir la cuestión pero una vez nos preguntamos qué hay detrás de un nombre es inevitable continuar divagando.

Qué bueno sería contar con ese espirito investigativo que tienen los niños, que sueñan con desenmascarar el misterio oculto detrás de un nombre, si queremos conocer nuevamente este sentimiento mecánicamente debemos devolver la cinta muchos años atrás para encontrarnos con unos padres desesperados porque su pequeño hijo lo ataca con una emboscada de preguntas ¿cómo se llama esto? a lo que los padres responden “¡es un lápiz!” para el pequeño continuar con un ¿para qué sirve un lápiz? – ¡Es un instrumento que sirve para rayar!, hasta llegar a la última y más emblemática pregunta por parte del niño ¿y por qué se llama lápiz?, pobres padres su hijo a tan corta edad le ha hecho una pregunta tan complicada que un filósofo de la talla de Platón tuvo exactamente el mismo interrogante muchos siglos antes ¿Es la esencia del lápiz llamarse lápiz? o ¿las palabras son un acuerdo tácito? Si bien hoy sabemos que las palabras son arbitrarias y convencionales en la mayoría de los casos los padres contestan “¡Se llama lápiz porque es un lápiz!” lo que explica que muchos niños lleguen a la edad adulta creyendo que las cosas se llaman así porque está en su naturaleza o es su esencia llamarse así.

Ahora bien como lo dije anteriormente sabemos que el lenguaje humano es convencional es decir privativo del hombre y fruto del aprendizaje lo que hace que no se pueda modificar toda una lengua como sistema pero a su vez permite cierta alteraciones “La lengua es una herencia social, que se constituye en objeto cultural transmisible por la tradición. El individuo la adquiere inconscientemente y se adhiere a ella, en su socialización, entrando a ser parte de un contrato tácito social. Por tal razón, para el individuo es inmodificable. Cuando más, puede proponer innovaciones lingüística, como en efecto lo hace, las que de ser aceptadas por el grupo, se constituyen en un cambio” (Niño Rojas, 2000, p.110). Si bien sabemos que los nombres no son esencia del objeto y que como lo dice Niño Rojas, el lenguaje es un contrato tácito social no quiere decir que las palabras no hagan parte de la esencia del ser humano es decir hay que erradicar la idea de que si una palabra tiene una definición ésta tenga estrictamente el mismo sentido para las personas, la cuestión del significado tiene que ver con muchas cosas como veremos más adelante.

Que las palabras hagan parte de la esencia del ser humano más no que el nombre que se le da a tal objeto sea la esencia o naturaleza de éste puede sonar contradictorio y hasta convertirse en un trabalenguas, pero a lo que trato de llegar es a algo muy simple, las palabras se convierten en realidades pues involucran experiencias, sentimientos, imágenes todo en una sola hasta tal punto que con ellas se traza todo un recorrido y constituyen finalmente el alma, lo más frágil del ser humano; si el padre del ejemplo anterior le hubiera respondido a su hijo con una explicación sobre el poder de las palabras en la sociedad el pequeño no lo habría entendido pero posiblemente se convertiría en un lingüista, así mismo si a los ocho o diez años el niño que tan cansado está de escuchar la palabra sexo le pregunta a sus padres que significa y si estos en vez de subírsele los colores a la cara le explicaran al niño que el sexo es una manifestación natural del ser humano a la que puede acceder una vez sea lo suficientemente maduro y responsable, siendo optimistas evitaríamos más embarazos de los que se evitan hoy con represión, amonestaciones, y desinformación además dejaría de considerarse el amor tan malo y digno de ocultar como la guerra, se educa a los niños con las frases “pórtate bien”, “no digas mentiras” o “comete eso sin protestar” y después estos mismos padres hablan mal de sus vecinos o reniegan de las dificultades económicas y la poca comida que tienen así que en la contradicción de sus mandatos los niños aprenden las palabras que participan en sus acciones no las que proclaman al aire, y esta es precisamente la explicación de muchos miedos irracionales, cuando una mujer grita frenéticamente ¡una cucaracha! O peor aún ¡un ratón¡ lo hacen con ayuda de sus manos, la posición de su cuerpo, y los gestos de su cara por lo que el niño experimenta el mismo sufrimiento que su madre, y seguirá temiéndole.

Por eso los miedos son tan importantes contrarrestarlos con palabras mágicas como unicornios, hadas, sirenas, duendes etc. que no sólo son interesantes ya que no tienen un referente diríamos terrenal sino que son palabras que habitan en la imaginación y que sirven en el proceso de abstracción del lenguaje, además son palabras que así algunos consideren incomodo admitirlo impregnan al ser humano de alegría, y desarrolla una confianza en el niño que sólo un niño puede comprender, por eso la literatura infantil es de suma importancia porque le da al niño la seguridad de que existe el final feliz, que la maldad nunca triunfa y los héroes pueden lograr todo, he aquí que una única frase “y vivieron felices por siempre” se convierta en un legado.

Puesto que ya hemos visto el poder de las palabras en la educación vamos a hablar de algo que me interesa más, el sentido o significado que damos a una palabra, pues si los ojos son la ventana del alma las palabras son las puertas de éstas “nuestras palabras está unidas indisolublemente a determinadas personas y cosas, incluso cuando descubrimos que son muy diferentes de cómo las imaginábamos” (Pinker, 2007, p.383), como sabemos el ser humano es una predisposición genética y una deliberación artificial, está en su naturaleza llegar a ser humano pero no lo logra solo, necesita de sus semejantes que introducen

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