Que No Roben Tu Vida

Cuando hablamos de plagio se nos viene a la mente que es una infracción del derecho de autor sobre una obra artística o intelectual de cualquier tipo, que se produce cuando se presenta una obra ajena como propia u original. Tal es el caso que se nos presenta en la película ‘’El ladrón de palabras’’, en la cual un joven escritor, que ansía publicar un libro, el cual es rechazado y de casualidad encuentra un texto escrito por un desconocido, que decide reproducirlo y colocarlo en una editorial como si hubiera sido el autor.

Es claro que en la película se hace un abuso al derecho de autor de la obra. La violación de estos principios y de las prácticas por las que se aplica constituye una grave trasgresión a las reglas escritas y tácitas de la convivencia académica y la honestidad.

Es por eso que se ejemplifica bastante en esta película lo que es el plagio cuando Rory transcribe el manuscrito, un acto más de devoción que de robo, ya que quiere transcribirlo porque quiere sentirlo fluir a través de él, como un músico tocando una canción de su compositor favorito. No es que quiera apropiarse de algo que no es suyo. A como dice Voltaire ‘’La originalidad no es nada más que una imitación juiciosa. Los escritores más originales tomaron prestado unos de otros’’

Esta historia intenta retar al público dejando abiertas preguntas de difícil respuesta, como. ¿Es justificable la elección de Rory? ¿Hasta qué punto involucra a su autor, Clay Hammond?

Estas preguntas pueden ser contestadas claramente debido a que el autor principal usa el trabajo, las ideas o las palabras de la obra encontrada como si fueran propias, sin acreditar de manera explícita de donde proviene la información. Independientemente de que se haya encontrado la obra o no, o de la forma en que accedió a ella, nuestras palabras nos pertenecen y no pueden utilizarse sin nuestro permiso.

‘’Uno puede robar ideas, pero no puede robar ejecución y pasión’’-Timothy Ferriss. Y es que al igual que en la película Rory pudo haber robado las palabras de aquel hombre, pero no podía robar su historia y sufrimiento. Y es que a veces, los personajes de ficción se apoderan de los genuinos sin siquiera estos sean conscientes de ello.

Podría concluir diciendo que la autenticidad es honestidad. Podemos tomar un ejemplo, algo similar, pero no copiarlo, sino ser uno mismo sin frases ajenas. Combatir el plagio es promover el respeto por los demás. Somos dueños de nuestras propias ideas y creaciones y por ello es necesario que sean respetadas y protegidas.

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