RELATO “EL PRINCIPITO”
Enviado por Yesica Valdes • 12 de Noviembre de 2018 • Ensayo • 2.434 Palabras (10 Páginas) • 380 Visitas
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CENTO DE ESTUDIOS INDUSTRIAL Y DE SERVICIO
N° 57
“IGNACIO ALLENDE”
ALUMNA: LAGUNAS VALDES ZITLALI JAQUELINE
GRUPO: 1° I SALON: 9
ASIGNATURA: LENCTURA EXPRESION ORAL Y ESCRITA
PROFESORA: SANCHEZ MORA YOLANDA
TEMA: RELATO “EL PRINCIPITO”
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INTRODUCCION
“EL PRINCIPITO” es un cuento contemporáneo cuya trama es surrealista e inventada, pero que tiene personajes reales. El autor quería mostrarnos los problemas de los tiempos modernos. Habla sobre la falta de amor y la búsqueda de uno mismo, así como la soledad de las personas.
Podemos ver la historia como una alegoría que nos lleva a la moraleja de la historia. El mensaje del autor se puede interpretar de muchas maneras diferentes, según el lector. La historia está escrita principalmente para adultos como guía a la visión de los niños sobre el mundo.
Habla de la sed y la codicia del poder humano. Nada importa a las personas que viven en los planetas sino el poder y verse ocupados e importantes por ello perdieron todo sentido y significado del amor.
El principito aprendió mucho de su amigo el zorro. Es importante esforzarse por alguien y hacerlo por amor y si lloramos por amor esas lágrimas nos harán bien. Solo deberíamos ver el amor porque esa es la única manera de ser felices.
El principito, a través de su amor por la rosa, descubrió lo que es el amor y lo importante que es.
DESARRILLO
La historia inicia con los recuerdos que tiene el Aviador, sobre este personaje se narra la acción. Se trata que desde niño ha sentido que no encaja con el mundo formal y pragmático que han creado los adultos, incluso le es muy aburrido y fastidioso explicar todo porque no le entienden. Sus puntos de vista son distintos: donde el veía un elefante dentro de una serpiente, los demás veían un sombrero. Es por eso que decidió hablar de lo mismo que hablaban los demás entrando así en lo que los demás esperaban de él.
Ya de adulto, durante uno de estos vuelos, su avión sufre un desperfecto y se ve obligado a descender en el desierto del Sahara, intenta reparar el avión ya que de eso depende que logre vivir, pues solo trae agua y comida para unos cuantos días. Se queda dormido pero al despertar oye una voz que le pide el dibujo de un cordero, cuando abre los ojos el Aviador se percata de la presencia de un pequeño niño el cual no aparentaba estar extraviado, a lo que le pregunta en varias ocasiones que qué era lo que estaba haciendo en un lugar como ese él solo, pero aquel encantador niño solo insistió a su petición, el Aviador algo molesto lo hace pero no le agrada al muchachito que acaba de conocer (el principito) hasta que le dibuja una caja donde esta ese cordero, el niño queda fascinado pues era lo que necesitaba.
Durante el tiempo que tarda el Aviador en reparar su avión, recibe las visitas del Principito, quien le revela que proviene de otro planeta, al que describe como muy pequeño, causando su asombro e intentando averiguar de dónde viene aunque no lo logra.
Su planeta es identificado por el Aviador como el asteroide B 612. Precisa que este dato está dirigido a las personas mayores, quienes entienden las cosas a partir de las cifras. Con la mención al número del asteroide, el Aviador considera que cumple con demostrar la verdad de su existencia. Y con ello también demostrar que existió su amigo con el borrego en su caja, pide perdón por no hacer buenos dibujos, pero a la vez sabe que su amigo le disculpara puesto que hablaba poco.
Le cuenta al Aviador que en su planeta crecen unos baobabs, árbol que en la Tierra alcanza proporciones descomunales,pero que en su planeta no son sino meros arbustos. Le pregunta si los corderos comen arbustos y al contestar que si le revela para qué necesita al cordero: para que se coma las hojas de los baobabs y estos no acaben con su planeta. Es como limpiar una casa, “es cuestión de disciplina”.
El Aviador recuerda otros aspectos de la personalidad del Principito, entre ellos, su soledad, su melancolía y su gusto por ver puestas de sol, sobre todo cuando se siente triste.
Esto pudo deducirlo porque le comento que una vez vio ponerse el sol 43 veces y al preguntarle si en esa ocasión se sentía triste ya no le respondió.
El Principito manifiesta su preocupación respecto a lo que comen los corderos. Sobre todo, desea saber si además de arbustos, pueden comer flores. El Aviador responde con fastidio ante estas preguntas, dado que se encuentra ocupado en la tarea de reparar su avión. El entonces le recrimina por ser como las personas mayores, por su carencia de interés en el destino de las flores y su relación con los corderos, la ira que va sintiendo culmina en llanto. El aviador dejo de lado las tareas y preocupaciones e intento consolarle y ganarse de nuevo su confianza, y al no saber que mas decirle se sintió muy torpe.
Le revela al Aviador que en su planeta existía una flor muy especial, desde que empezaba a crecer era muy diferente a lo que ya conocía, empezó primero como arbusto y de repente apareció esa flor, muy hermosa pero a la vez vanidosa y orgullosa.
La flor despierta su ingenuo amor le pide muchas cosas, habla mucho con él, pero al mismo tiempo, lo confunde. El amor del Principito hacia la flor se llena de dudas. Entendió todo ya muy tarde, no supo entenderla juzgándola por sus actos pero no entendió sus palabras, era muy joven para comprenderlo.
El Principito decide dejar su planeta, y decide aprovechar el vuelo de una bandada de pájaros para dejar su mundo. Antes de irse, limpia los volcanes, poda los baobabs y se despide de la flor, la cual le dice que lo ama y le pide disculpas por no haberse hecho entender, al tiempo que le recrimina haber sido tan tonto como ella. El le lleva un biombo para protegerla del frio pero no lo acepta, aun diciéndole del aire y de los animales que podrían lastimarla pero ella no acepta nada en cambio apura al Principito para que parta para que no la vea llorar.
El Principito va de visita por otros asteroides. El primero que visita está habitado por un rey, quien aparenta ostentar un gran poder pero que al mismo tiempo evidencia carecer de súbditos para ejercerlo. Le da órdenes para todo, y aunque lo obedece se aburre muy rápido y busca la manera de irse. El rey le pide que se quede, que lo nombrara juez, el principito le contesta que no hay a nadie para juzgar, le dice que puede juzgarse a sí mismo y luego a una rata que ha oído por las noches pero no acepta.
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