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RESUMEN Y PRUEBA ¨LA NIÑA DE LA CALAVERA¨


Enviado por   •  2 de Octubre de 2014  •  1.885 Palabras (8 Páginas)  •  1.532 Visitas

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La Pollita Bohemia

Felipe Jordán Jiménez

Ilustraciones Alejandra Acosta

Bohemia: Se dice de la persona que gusta de trasnochar, participando en reuniones sociales, fiestas y espectáculos nocturnos.

Papá Gallo, era un buen gallo, siempre puntual, enérgico y estridente a la hora de cantar para despertar al mundo. Y a la hora de defender el gallinero, siempre feroz, valiente e invencible. También era un buen papá, aunque le costaba mucho menos ser gallo que papá.

Ya antes había tenido problemas con su hijo mayor, heredero del gallinero, de no ser por la ayuda de sus amigos, el Viejo Ratón, el roedor más sabio de los alrededores, ya que había vivido en una biblioteca antes de retirarse al campo y de Papá Perro, quien había evitado que su polluelo terminara siendo la cena de cuatro pícaros gatos.

Pero ahora su problema era otro, pasó cuando Mamá Gallina vio salir del cascarón a casi toda su nueva nidada, casi porque un huevo demoró dos o tres días más que el resto. Al fin, una noche esta pollita decidió nacer, era una pollita tierna, pequeñita y de grandes ojos negros. Era adorable y pronto se convirtió en la regalona del gallinero; además tenía un carácter afable y una buena disposición para conversar con cualquiera, fuera perro, chincol o pato. Papá Gallo no tenía objeción con los perros, a los chincoles los toleraba, pero a los patos no los pasaba.

Para Papá Gallo, los patos eran aves muy debajo del nivel de una gallina, no tenían rutinas establecidas, no entendía sus costumbres de acostarse tarde y de bañarse en el estanque, además de que eran demasiado ruidosos.

Cierta mañana, cuando ya el sol había salido, Mamá Gallina echó de menos a Pollita en la sesión de escarbado matutino, entonces la buscó y buscó; grande fue su sorpresa cuando la encontró durmiendo todavía, pensó que Pollita estaba enferma, pero ella sólo dijo que quería dormir hasta más tarde, pero su madre la regañó y tuvo que levantarse, no entendía porque las cosas tenían que ser así y no podía hacer lo que ella quería.

Pensando en eso, se topó con Patorpe, hijo de Papá y Mamá Pato, era un pato muy simpático y alegre, aunque un pato torpe en su caminar, como todos los patos.

Fue en ese momento en que Papá Gallo la vio, tan divertida y relajada conversando con el pato, casi le da un soponcio, eso era lo peor para el exagerado gallo. Ante tal espectáculo llamó a Pollita y le comentó su malestar respecto a que entablara amistad con los patos, es más fue claro al decir que sólo debía conversar con pollos y gallinas, y adoptar las costumbres y rutinas de ellas.

Fue su padre quien, sin darse cuenta un día le habló de la noche, la luna y las luciérnagas. Le contó que eran unos bichitos pequeñitos que brillaban en la oscuridad, éstas últimas fueron lo que más llamó la atención de Pollita, Desde ese día sólo quería ver a las luciérnagas, le contó a Patorpe, pero ninguno de los dos entendía muy bien de que se trataba. Entonces, decidieron preguntarle a quien más sabia, el Viejo Ratón, pero lejos de resolver sus inquietudes, quedaron aún más intrigados y con más ganas de ver las luciérnagas.

A la mañana siguiente muy temprano, Papá Gallo vigilaba el gallinero, vio salir uno a uno a sus polluelos junto a Mamá Gallina, menos a Pollita, buscaron por todos lados sin encontrarla, cuando de pronto la ven venir por el sendero que llevaba al estanque. Al preguntarle su padre de donde venía, esta contestó que como no tenía permiso para dormirse tarde, había decidido levantarse muy temprano, antes de que saliera el sol, para ver las luciérnagas.

Su madre estaba muy enojada por que había salido sola, pero peor se puso Papá Gallo, al enterarse que en aventura la acompañó Patorpe. Por supuesto, culpó de todo al pato, pensó que él había sido el de la idea. En ese instante vio venir justamente a Patorpe junto a Mamá y Papá Pato, se dirigían hacia él para darle una explicación por la escapada de sus hijos, pero don Gallo estaba tan enojado que no escuchó razones y prohibió que el pato se acercara a su hija Pollita.

Así pasaron las semanas, no se hablaba de otra cosa en el gallinero, pollos y patos tomaron partido por su especie y todos estaban muy enojados.

Un día apareció un ave rapaz, la cual generó mucho miedo en el gallinero, todos corrieron a esconderse, era un ave intimidante, de aspecto feroz. Se encontró con el Viejo Ratón y sólo quería entablar conversación, era un ave migratoria que había dejado el frío invierno de Alaska buscando tierras más cálidas, en realidad se trataba de un Águila Pescadora, es decir, pollos, patos y ratones no estaban en su menú. Papá Gallo y el ratón estaban conversando con el Águila, cuando aprovechando el descuido apareció don Gato, atacó al águila, pero don Gallo enfrentó a espolonazos al gato hasta que este huyó; con tal susto, Mamá Pata y Mamá Gallina volvieron a ser amigas y olvidaron los problemas que habían tenido con sus hijos.

Pasado este incidente con don Gato, Pollita siguió con su idea de conocer la luna, las estrellas y sobre todo las luciérnagas, fue a pedir consejo al Viejo Ratón, quien sólo le dijo que fuera con la verdad donde su padre y le manifestara su deseo. Así lo hizo, pero su padre al verle acompañada de Patorpe fue inflexible y se negó. Recriminó duramente a Patorpe, no esperaba que el pequeño se le enfrentara y el asustado patito le recordó que fue él quién le comentó a Pollita acerca de las luciérnagas, Papá Gallo ya lo había olvidado.

Ante la nueva negativa de su padre, Pollita se fue muy triste al estanque, quería estar sola para tratar de comprender la actitud de su padre.

Mientras tanto, Papá Gallo conversaba con el Viejo Ratón, pero vigilaba atento cuando estalló el desastre. Saltaron sobre el gallinero Don Gato y dos de sus compadres. Uno de ellos atrapó rápidamente a Patorpe, pero Papá Gallo se avalanzó sobre el gato y logró que este soltara su presa. Los tres gatos entonces se lanzaron contra el don Gallo, pero luego apareció su hijo a ayudarlo y a la vez llegó Papá Pato, para después unirse Mamá Gallina y Mamá Pata y así todo el gallinero.

Estaban ya celebrando la victoria cuando Papá Gallo recordó que Pollita estaba en el estanque. Don Gato no quería irse con las manos vacías y como Pollita estaba tan triste y pensando en lo injusto de su padre, no oyó acercarse al gato hasta que

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