Reflexión sobre metáfora “La Vaca”

Reflexión sobre metáfora “La Vaca”

Dentro del texto La Vaca, nos encontramos frente a una metáfora para dejar atrás hábitos, excusas y creencias erradas que nos mantienen estancados en la mediocridad. A través de esta se nos plantean distintos tipos de “vacas” que cargamos en el día a día, y que de alguna u otra forma, nos autolimitan en el logro de posibles objetivos que se nos puedan ir presentando.

Lo interesante y complejo de estas vacas, es percatarse de cómo todas las excusas que vamos incorporando en nuestro lenguaje encuentran un asidero mental en nuestro subconsciente, pasando a formar parte de él y operando de manera inmediata sin que nos demos cuenta de ello. Se transforman en programas mentales que vamos guardando en el fondo de nuestro actuar, desarrollándose como mecanismos de defensa que nos ayudan a salvaguardar la imagen que podamos tener de nosotros mismos.

En este punto nos vamos envolviendo en un ir y venir de acciones, que validan un sin fin de creencias equívocas de nuestros verdaderos potenciales, y que terminan por convertirse en una especie de autohipnosis limitándonos en lo que somos capaces o no de hacer.

Sumado a lo anterior, hay una multiplicidad de vacas, las cuales no sólo pueden ser inducidas por el propio excusado, sino también por circunstancias de índole atávicas, pensamientos irracionales, ideas de un falso bienestar y justificaciones que nos despojan de cualquier responsabilidad sobre nuestro éxito, depositando la culpabilidad fuera de nosotros mismos.

Sin embargo, así como tenemos la capacidad de crear pretextos para no dar el 100% de nuestras capacidades, también podemos matar a las vacas que nos dominan y apreciar el mundo de oportunidades que se nos abre cuando optamos por un accionar superior.

Es primordial no esperar el fracaso absoluto para tener que actuar en busca del éxito, y matar desde ya aquella vaca que nos impida alcanzar aquel objetivo que tanto estamos deseando.

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