Regenta adaptación e invención de una escena
Enviado por galac • 17 de Marzo de 2020 • Tarea • 636 Palabras (3 Páginas) • 173 Visitas
Lunes 25 de febrero, en Vetusta se celebraba el tradicional baile de carnaval en el casino. A pesar de que aquel año se había dudado en celebrar el festival, debido a la iniciativa de Ana Ozores todas aquellas personas cuya pasión era bailar i mantener la tradición, pudieron asistir finalmente. La Señora Paulina se encontraba en el baño cuando le pareció escuchar una voz que le resultaba un tanto familiar.
Ana: -No puede ser real lo que me acaba de suceder... No estaré yo soñando, ¿verdad? Ni lo sé, ni lo quiero saber. Pero él jamás se fijaría en mi... Él jamás se plantearía semejante pecado... Él jamás querría bailar conmigo... ¡Don Álvaro es demasiado para mí!
La Señora Paulina abrió la puerta de la alcoba de un golpe y se sorprendió al ver a la pequeña Anita mirándose en el espejo del tocador, con los codos apoyados en la pica sujetándose la cabeza.
Señora Paulina: -Por Dios Santo, ¡La Regenta!
Ana: -Señora... ¿Señora Paulina?
Señora Paulina: -En carne y hueso.
Ana: -No lo puedo creer, ¿hacía cuánto que usted y yo no manteníamos contacto? -dijo mientras la abrazaba.
Señora Paulina: -Desde luego unos cuantos años... Mírese, ¡está usted bellísima!
Ana: -Tráteme de tu, señora, no me haga sentir mayor. -dijo mientras dejó escapar una sonrisa.
Señora Paulina: -Lo mismo digo. ¿Qué es de mi pequeña Anita? ¿Dónde está viviendo esa cría cuya inquietud era la literatura? Cuéntame, ¡cuéntame!
Ana: -Pues verá señora Paulina… Los tiempos han cambiado, el tiempo me ha cambiado. Aunque …
Señora Paulina: -Ay hija mía, ¡no me asustes! ¿Anda todo bien en casa?
Ana: -No tiene nada de que asustarse señora, no me ha dejado acabar. Como iba diciendo, aunque el viento no sople a mi favor últimamente, no cabe duda de que no debo quejarme.
Señora Paulina: -Está claro que quejarte tendría ser lo último que hagas, eres la Regenta, ¡la mujer del Regente! ¿Qué más quieres?
Ana: -Lo sé señora, y estoy orgullosa de poder compartir mi vida con Quintanar, mi queridísimo Quintanar. Él lo hace todo por mí. A pesar de que, no sé si logrará usted comprender, hay algo que echo en falta.
Señora Paulina: -Comprendo… He oído hablar de ti últimamente, conozco los rumores que por Vetusta corren, que el Magistral y la bellísima Regenta se ven a solas. ¿Es eso cierto? No estarás…
Ana: - ¡Frene señora Paulina! ¿Qué insinúa? El Magistral es mi fiel amigo, mi fiel compañero. Si él y yo no nos viéramos, ¿con quién me confesaría sino? -aclaró.
Señora Paulina: -Ya sabía yo que mi pequeña Anita no era capaz de verse con alguien que no fuese Don Víctor, nadie te trataría mejor que él. La gente de este pueblo, envidiosa y miserable, hacen lo posible para ver como la vida del afortunado se hunde.
Ana: -Cierto señora, pero debe usted saber que el pueblo no va tan mal encaminado… Tendrán mal entendidas mis visitas con el Magistral, pero no se equivocan en saber que un motivo se esconde detrás…
Señora Paulina: - ¡No me digas que estás enferma! -exclamó mientras le ponía la mano en la frente.
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