Regla de la letra B
Enviado por 300231 • 15 de Marzo de 2014 • 1.251 Palabras (6 Páginas) • 314 Visitas
Se corresponde a la letra V del alfabeto latino o romano moderno. La letra u latina proviene de la ípsilon griega, que también es el origen de la Y. La ípsilon a su vez procede del wau fenicio. La v se empleó en la alta Edad Media, en posición inicial, cada vez con más frecuencia. Antonio de Nebrija defendió en 1492 la necesidad de distinguir en la escritura la vocal u de la consonante v, que sólo se consolidó a partir del siglo XVI. La v labiodental se conservó hasta los siglos XVI-XVII, pero ésta sólo se mantiene actualmente en el lenguaje judeo-español de Oriente.
En la edición de 1947 del Diccionario de la Real Academia Española podemos ver por primera vez el nombre de uve = u (que desempeña el oficio de) ve, aunque esa denominación no ha arraigado en toda Hispanoamérica. También se usó la grafía uvé con acento agudo. La denominación más recomendable es uve para permitir la distinción.
La historia de la V está indisolublemente unida a la de la letra B.
A efectos de esta grafía, importa considerar que el latín contaba con el fonema consonántico /b/ (oclusivo sonoro bilabial) y con el fonema vocálico /u/; el primero, se escribía con B y el segundo con V. Este fonema vocálico poseía alófono no silábico [w] caracterizado como aproximante labiovelar. Tras producirse determinados cambios fónicos del tipo HOIC > HVIC, la anterior situación dejó de ser predecible, por lo que ese alófono se fonologizó y consonantizó en forma de /β/ (fricativo bilabial sonoro, que sería el correlato sonoro del fonema /ɸ/).
Estos cambios provocaron que, en posición intervocálica, este nuevo fonema se confundiese con la evolución de /b/ intervocálica, un alófono oclusivo bilabial sonoro. Consecuentemente, en latín vulgar son frecuentes las alternancias gráficas de B/V en formas como VIVA/VIBA o SIVI/SIBI.
Por lo que respecta a la posición inicial de palabra, y sobre todo si la palabra anterior terminaba en vocal, también se daban confusiones, aunque en menor medida.
En la Edad Media, los fonemas /b/ y /β/ existían de forma perfectamente diferenciada en situación intervocálica y, menos claramente, en inicial. Según algunos estudiosos, como Alarcos Llorach, esa distinción se mantendría hasta el siglo XV, aunque en opinión de otros habría desaparecido antes.
En principio, la ortografía medieval no distingue los resultados de B y V latinas en situación intervocálica, por lo que ambas se suelen escribir como V. En posición postconsonántica, el fonema /β/ se grafía como U hasta el siglo XIV y luego alterna con V: encontramos, así, selva y selua.
En su evolución en determinados territorios, en el periodo que va del siglo VI al X, la V (/β/) se hizo labiodental, /v/, tal y como hoy se pronuncia en francés, italiano, portugués y en algunos dialectos catalanes (en las Islas Baleares y en el valenciano).
Hay muchas dudas sobre la naturaleza de la pronunciación de la V en castellano medieval hacia esos siglos, pues no hay pruebas concluyentes al respecto y además parece claro que hacia el siglo XI esa pronunciación ya era otra vez /β/.
Mientras que para Menéndez Pidal la hipótesis es descartable, para otros autores esta V sería labiodental, como sucede en casi todas las lenguas neolatinas. Dámaso Alonso, por ejemplo, afirma que en el norte peninsular esa pronunciación labiodental no se dio por influjo del vasco y del sustrato en general, pero reconoce que sí se dio en el sur.
Un hecho que podría demostrar que el castellano antiguo tenía un fonema /v/ labiodental es la situación de los dialectos de las lenguas vecinas, catalán y portugués, donde la distinción /v/-/b/ convive con su confusión, igual que en castellano. Tanto en portugués como en catalán hay dialectos que confunden B/V, mientras que los dialectos distinguidores tienen todos /v/ labiodental. Podemos constatar también que esos dialectos que confunden las grafías históricas B y V partían de
...