Reseña del libro "El mundo de Yarek"
Enviado por larriata69 • 13 de Enero de 2021 • Reseña • 1.331 Palabras (6 Páginas) • 245 Visitas
514 – B
Mijangos Tovar José Alberto
jamt99@hotmail.com
El mundo de Yarek
Elia Barceló
112 págs.
Universidad Tecnológica de la Mixteca
Programa de Lectura
2021-A
Primer reporte de lectura
José Alberto Mijangos Tovar
2017140460
Ingeniería en Mecatrónica
Quinto Semestre
28 de octubre de 2020
El mundo de Yarek es una novela de ciencia ficción escrita por la escritora española Elia Barceló en el año de 1993, que nos narra la historia de un famoso y reconocido analista de vida alienígena y xenólogo y como un error en su trabajo lo deja exiliado de la civilización a manera de condena.
En el principio, Lennart Yarek es trasladado a un planeta aparentemente apenas compatible con la vida, con agua pero sin vegetación y sin muestra alguna de vida animal, es llevado por un piloto, quien le instala un refugio y lo abandona, Yarek al parecer ha sido acusado de genocida y la penitencia que debe pagar es vivir 20 años en un planeta deshabitado, con su computadora Buitre como única compañía además cuenta con una cámara de criosueño, con alimento suficiente para 50 años, una máquina médica (a la que llaman medimáquina) para tratar sus enfermedades y también una recicladora de tela, con la que puede manufacturar su propia ropa.
Fue acusado de genocidio, cometido en contra de los aarea, habitantes de un planeta recientemente descubierto, el planeta Viento, ya que él era encargado de deliberar si en los planetas que se querían colonizar existía vida inteligente o si sólo habían animales.
Pasará ahí los próximos 20 años, y, si sobrevive, enviará una señal para que lo vayan a buscar. Al parecer tuvo algo que ver con el suicidio en masa de los aarea, habitantes de Viento, que eran parecidos a los buitres pero de un tamaño mucho mayor, pues los gobiernos tenían un interés especial por colonizar dicho planeta, y de haber vida inteligente, estos planes habrían sido tirados por la borda y se afectarían los intereses de la civilización. Fue acusado por Mïller, una xenóloga que afirmaba que Yarek había sido sobornado, y aseguraba que los aarea eran una forma de vida inteligente, pues según ella los rastros en las paredes cerámicas de los nidos de estos, tenían rastros de comunicación escrita, cuando en realidad eran sólo marcas que iban dejando las aves al afilar sus picos. No se dan más detalles de la vida antes del exilio, hasta ese punto eso es todo lo que se sabe de su vida, además de que tiene una reputación que lo respalda como el mejor de los mejores en su trabajo.
Ya instalado en el refugio, comienza a desempacar sus pertenencias y a explorar el entorno, y gracias a ello se percata de que no se encuentra en un lugar seguro, pues las condiciones meteorológicas no parecen favorables para permanecer ahí, por lo que decide mover todo su equipo hasta la punta de una colina.
La mudanza lo deja exhausto y con el cuerpo deshecho, por lo que decide revisar su salud en la medimáquina y tomar un somnífero. Pero aún en los sueños es atormentado con pesadillas sobre los actos que lo llevaron a este castigo y al ver que la soledad lo estaba llevando a la demencia, y que la de por sí extremadamente baja temperatura del ambiente estaba bajando, decide tomar una siesta en “animación suspendida” que se supone que durará tres meses y su cuerpo apenas sufrirá desgaste, ideal para pasar un tiempo sin sentirse tan solo.
Al pasar los tres meses, despierta como estaba previsto, con muchas náuseas y ganas de vomitar, al estar acostado se ve obligado a tragarse su propio vómito para evitar ahogarse con su propia bilis. Luego se asoma por la ventana y cree alucinar, pues hay un pequeño árbol, y por lo que él recordaba, el planeta era completamente estéril. Después le pareció escuchar unas carcajadas humanas y otros sonidos que lo llenan de miedo, por lo que decide encerrarse un tiempo, hasta asegurarse que no sean alucinaciones, es así como se da cuenta que milagrosamente hay agua corriendo afuera, árboles, frutas, una especie de animales parecidos a los roedores a los que llamó sherta, y lo más importante, a unos animales muy parecidos a los humanos a los que bautizó como los iloi.
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