Resumen De Cruces Sobre El Agua

ARGUMENTO

En una pequeña covacha vivía el joven Alfredo Baldeón, junto a sus padres Juan y Trinidad. Alfredo gustaba de salir a jugar con sus amigos, a pesar de la desaprobación de su madre.

Cada semana, el bacinero llegaba al barrio con su carreta para llevar los barriles de excremento. Cansada de esta precaria situación en aquel lugar que era peor que un chiquero al que llamaban “La Artillería”, Trinidad abandonó el hogar para irse a Daule, acontecimiento que marcó la juventud de Alfredo que juró que algún día iría a buscar a su madre.

Uno de los acontecimientos más importantes de la infancia de Alfredo fue el de entablar una gran amistad con Alfonso Cortés en la panadería de su padre. Pero el porvenir no era para nada alentador ya que el brote de la peste bubónica mató a centenares de personas y algunos eran llevados al lazareto donde se atendía a los contagiados como le había pasado a uno de los amigos de Alfredo Segundo García.

Los Baldeón se mudaron a la plazuela Chile. Juan ya tenía a Magdalena con quien procrearon dos hijos. Alfredo contaba con tan solo quince años cuando decidió ir a Esmeraldas a combatir junto a los negros y las tropas revolucionarias de Carlos Concha en contra del Gobierno para vengar la muerte de Alfaro y sus líderes. En el rancho donde se alojaba Alfredo tuvo un romance con Trífila hija del dueño del rancho, a quien finalmente dejó para participar de la guerra revolucionaria de Esmeraldas.

Alfredo regresó a Guayaquil enfermo de paludismo y beriberi, con la novedad de encontrar a su padre como dueño de la panadería donde trabajaba. Recuperándose y aun en cama recibió la visita de su entrañable amigo de la infancia Alfonso. Tras su recuperación consiguió trabajo en el taller de Mano de Cabra y mantuvo una relación amorosa con Felipa una de las hermanas Montiel quien le había sido presentada por su amigo Alfonso. En una ocasión fueron al cine que era una novedad en la ciudad. Alfonso enterado de que su antiguo amigo de barrio Moncada a quien apodaban la Víbora, le rondaba a su enamorada Margarita Montiel se enfrentó en una pelea con él saliendo victorioso de la misma, pero finalmente se separarían y ella se iría con Moncada, aunque después se supo que regresó arrepentida por su decisión.

El dueño del taller donde trabajaba Alfredo a quien apodaban Mano de Cabra era un señor mal humorado y trataba mal a los obreros. Producto de la casualidad, Alfredo conoce a una empaquetadora de cigarrillos llamada Leonor de quien se enamora perdidamente, traicionando desde ya a su novia Felipa. Mientras tanto los trabajadores del taller planificaban una huelga para exigir mejores salarios.

Leonor a pesar del hecho de ser asediada por varios pretendientes, también estaba enamorada de Alfredo, por eso fue su desconsuelo cuando se enteró que su amado se iba a Lima con su tío Miguel que trabajaba a bordo.

Años más tarde Alfredo regresó de Lima convertido en todo un hombre, y con el deseo de dedicarse al negocio familiar, sin embargo se entera que la panadería “La Cosmopolita” que era de propiedad de su padre la había perdido por las deudas que éste tenía y que ahora estaba en manos del viejo Rivera el cual le cambió su nombre por el de “Flor del Guayas”, pero a pesar de todo no podía ocultar la alegría que embargaba su corazón porque volvería a ver a Leonor.

Se produjo el reencuentro tan ansiado. En los meses siguientes Alfredo trabaja en la panadería de Rivera pero termina renunciando ante el anuncio de rebaja de jornales, al tiempo que se entera por Leonor que esperan su primer hijo el cual nacería en Navidad aproximadamente, y pensar que cuando Alfredo se fue a Lima su relación corría riesgo de romperse, pero el amor pudo sobrevivir todo ese tiempo. Ahora los dos vivían juntos en un departamento que el arrendó, tiempo después doña Panchita madre de Leonor se iría a vivir con ellos.

Un Samborondeño que había sido obrero de “La Cosmopolita” buscó a Alfredo para rehabilitar las instalaciones de una pequeña panadería abandonada por su madre Mercedes Reyes años atrás, pero debido a la crisis cada vez se vendía menos pan. La situación era cada vez más crítica a tal punto que en la mayoría de barrios

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