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Resumen Del Libro Del Caballero De La Armadura Oxidada


Enviado por   •  24 de Septiembre de 2013  •  4.041 Palabras (17 Páginas)  •  615 Visitas

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Universidad autónoma “Benito Juárez “de Oaxaca

FACULTAD DE CONTADURÍA Y ADMINISTRACION

Catedrática: Araceli Díaz Díaz.

Materia: pensamiento crítico y aprendizaje.

Explicación sobre lo comprendido

Del libro

El Caballero

De la

Armadura

Oxidada

Salazar González Erick Orlando

Carrera: Licenciatura en administración

Grupo: 110 l.a

02/12/12

CAPITULO I: EL DILEMA DE CABALLERO

Dice que hace ya mucho tiempo había un caballero que pensaba que era bueno, generoso y amoroso. El hacía todo para demostrarlo día a día salvaba a las doncellas, mataba dragones y luchaba contra los enemigos. Además era famoso por su brillante armadura. Este ritmo de vida lo llevo durante años, siempre tenía una guerra a la que ir.

Este caballero tenía una mujer que se llamaba Julieta y un hijo Cristóbal quienes no lo veían nunca por el ritmo de vida que llevaba. Además tanto le encantaba su armadura que se la colocaba siempre, hasta que un día no se la sacó jamás; por lo que ya su esposa e hijo ya ni siquiera recordaban su rostro y estaban cansados y furiosos con está situación, hasta que Julieta amenazó con dejarlo solo e irse del castillo sino se la quitaba. En

tonces el caballero recapacitó, pues no le gustaba la idea de perder a su familia sólo por su armadura. De mala gana quiso sacársela pero ¡no pudo!; le pidió ayuda a un herrero, quien le dio un feroz golpe, Julieta también lo intentó pero tampoco pudieron quitársela; el caballero alegaba que no era su culpa pues siempre debía estar listo para la batalla y también para darle todas las comodidades a su familia pero Julieta no lo veía así; sino que como un egoísmo de parte de su esposo.

Dadas las cosas, el caballero decidió buscar en otro lugar a alguien que lo pudiera ayudar. Salio primero en busca de su rey para despedirse, en el castillo de éste se encontró con Bolsalegre; el bufón, a quién le decían así por su bolsa de hartos colores, donde guardaba sus trucos para hacer reír, él le comunicó que el rey se había ido a una cruzada y le comentó lo triste que parecía con aquella armadura y que todos tenemos nuestras propias armaduras que nos atrapan pero que el ya había encontrado la suya. Luego le dijo que el mago Merlín podría ayudarlo y que lo encontraría en los bosques; el caballero dudó de poder encontrarlo, pero el bufón le dijo que el aparecería cuando estuviera listo y el caballero salió en su busca.

CAPITULO II: EN EL BOSQUE DE MERLÍN

El caballero, por su armadura, no podía ni siquiera comer o beber agua por su casco. Cabalgó día y noche en busca de Merlín y en su camino fue descubriendo cosas de él. Ahora ya no le parecía que era muy listo puesto que le costaba sobrevivir en el bosque, estaba perdido; no sabía que frutos podía comer; ni como beber agua sin ahogarse en el intento; cuando más débil y desanimado encontró a Merlín, “Lo que buscado por meses, he estado perdido todo este tiempo” le dijo, a lo que Merlín respondió “toda la vida”. El caballero se molestó por el insulto pero ni siquiera se pudo retirar con dignidad;

por lo que cayó en la hierba tendido. El mago le dijo lo afortunado que era de estar débil para no huir o correr porque así aprendería durante su permanencia con él; pero el caballero replicó que sólo se quedaría hasta salir de esa armadura y se durmió. Al despertar Merlín le ofreció de beber vida con una pajita, era vida puesto que era amarga al principio y luego a medida de tomarla era cada vez más apetecible y ahí el caballero aprendió que la vida es buena cuando uno la acepta; pero no se refería a la armadura pues eso era una cosa que él mismo se había impuesto. Tras ser alimentado por las ardillas quienes molían sus nueces y las empujan por las rendijas de su casco; día a día, el caballero iba recuperando sus fuerzas y cada día preguntaba cuando podía salir de esa armadura; a lo que Merlín respondía paciencia; no se puede salir de ella así como así. Merlín le dijo que se había puesto esa armadura por miedo, pero él le dijo que no sino que por protección en la batalla y Merlín preguntó a su vez porque tenía que ir a la batalla y el caballero respondió para demostrar que era bueno, generoso y amoroso; pero se quedo muy pensativo con la nueva pregunta de Merlín; ¿y si eras bueno, generoso y amoroso porque tenías que demostrarlo?

En soledad el caballero pensó que a lo mejor él no era bueno, generoso y amoroso; fue en ese momento que conoció a la ardilla a la que pisó su cola y ésta le recrimino ello, conversaron un rato hasta que él se dio cuenta de que realmente estaban conversando. Merlín le dijo que eso era bueno pues se estaba volviendo lo suficientemente sensible para captar a otros. Pero eso lo confundió mucho y quiso volver a su casa y cuidar a su familia, pero Merlín lo freno preguntando que sino podía cuidar de él mismo como iba a cuidar a los suyos; pero el caballero estaba decidido a ser un buen esposo y padre para ellos; Merlín le dijo que eso era bueno, que darse a si mismo para los demás es un don, pero los dones deben ser aceptados, ¿su familia lo aceptaría como estaba? Recordó las quejas de Julieta y el olvido del rostro de su padre en la mente de su hijo Cristóbal. Por ello le escribió una carta a su hijo para preguntarle si quería que él volviera. La encargada de llevarla fue Rebeca, la paloma. Pasada una semana y ante los nervios del caballero, Rebeca volvió con una nota de Cristóbal en blanco, sin ninguna respuesta; por lo que Merlín le explicó que su hijo no lo conoce lo suficiente como para darle una respuesta.

El caballero lloró hasta quedar exhausto y dormido.

CAPITULO III: EL SENDERO DE LA VERDAD

Al despertar el caballero estaba desanimado, ya no habían motivos en su vida, Julieta y Cristóbal no lo querían en casa, pero Merlín le recordó su verdadera motivación: Librarse de la armadura por él mismo, para poder disfrutar la vida, oler una flor, escuchar las melodías, etc. En ese momento le mostró el sendero por donde había transitado, el camino del odio, de la avaricia, miedo e ignorancia y luego señaló otro sendero, estrecho y empinado y lo señaló como el sendero de la verdad, el que se volvía más dificultoso a medida que se acercaba a la cima de la montaña; le explicó que al llegar al final ya no tendría la armadura. El caballero decidió probar; más casi se arrepiente y acobarda al saber que su caballo no lo acompañaría

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