Resumen Por Autos La Celestina
Enviado por ruvic96 • 21 de Enero de 2014 • 7.963 Palabras (32 Páginas) • 1.432 Visitas
AUTO I
Resumen:
En esto veo, Melibea, la grandeza de Dios.
Con estas palabras saluda Calisto a su deseada Melibea, quien, según el Argumento General de Francisco de Rojas, se presentó a Calisto en un conveniente lugar. Calisto, en esta aparición de Melibea, le revela su amor. Melibea parece rechazar sus insinuaciones. Acto seguido, Calisto, desde su cámara, llama a voces a Sempronio, su criado, y le increpa malhumorado. Sempronio y Calisto arguyen sobre el amor y el dolor que el amor suele traer consigo. Para Calisto, Melibea es su diosa:
por Dios la creo, por Dios la confieso y no creo que ay otro soberano en el cielo; aunque entre nosotros mora.
Más que cristiano, se confiesa melibeo:
Melibeo soy y a Melibea adoro y en Melibea creo y a Melibea amo.
Por su parte, Sempronio se compromete a cumplir los deseos de su amo:
Con todo, si de estos aguijones me da, traértela he hasta la cama.
Para conseguirlo, decide solicitar la ayuda de Celestina, una vieja alcahueta. Sempronio va a la casa de Celestina donde encuentra a Elicia, una joven prostituta, amiga suya. Sempronio convence a Celestina a tener confianza en él y seguirle a la casa de Calisto donde ellos ambos van a conseguir provecho y ganancias. En el camino,no, Sempronio le explica a Celestina la dolencia de Calisto. Pármeno, otro criado de Calisto, ve a los dos acercarse a la puerta y amonesta a su amo sobre la puta vieja, a la que conoce bien todo bicho viviente:
Si pasa por los perros, aquello suena su ladrido; si está cerca las aves, otra cosa no cantan; si cerca los ganados, balando lo pregonan; si cerca las bestias, rebuznando dicen ¡¡puta vieja! Las ranas de los charcos otra cosa no suelen mentar.
Calisto aprecia el consejo, pero manda a Pármeno que les abra y ambos entran. Sempronio teme que Pármeno eche por tierra sus planes. A Celestina no parece preocuparle demasiado, pues el criado hará lo que el amo quiera:
Para la mi santiguada do vino el asno vendrá el albarda
Calisto da las gracias a Celestina quien prefiere la paga material por sus servicios. Calisto y Sempronio van arriba para recoger el pago para Celestina. Mientras tanto, Celestina y Pármeno conversan sobre la necesidad de unir fuerzas en el asunto de Melibea. Celestina promete que será provechoso para Pármeno. Este recapacita:
Perplejo estoy. Por una parte, téngote por madre. Por otra a Calisto por amo. Riqueza deseo, pero quien torpemente sube a lo alto, más aína cae que subió. No querría bienes mal ganados.
Tratando de engatusar a Pármeno, Celestina le promete los favores de Areúsa, una de sus chicas. Pármeno se rinde a colaborar con Celestina:
Por eso, manda, que a tu mandado mi consentimiento se humilla
Calisto y Sempronio regresan con cien monedas de oro como primer pago a Celestina. Celestina las acepta con alegría y sale.
AUTO II.
Resumen: Calisto está impaciente e irritable. Ordena a Sempronio que acompañe a Celestina y la aliente para que se dé prisa en realizar su compromiso. Sempronio hubiera preferido quedarse acompañando a Calisto en su dolor, pero éste le advierte:
Sempronio, no me parece buen consejo quedar yo acompañado y que vaya sola aquélla que busca el remedio de mi mal. Mejor será que vayas con ella y la aquejes, pues sabes que de su diligencia pende mi salud, de su tardanza mi pena, de su olvido mi desesperanza.
Sale Sempronio. Calisto y Pármeno charlan. El criado le recuerda los acontecimientos del primer encuentro con Melibea, en el huerto de ésta y las consecuencias funestas a las que dio lugar:
Señor, porque perderse el otro día el neblí fue causa de tu entrada en la huerta de Melibea a le buscar, la entrada causa de la ver y hablar, la habla engendró amor, el amor parió tu pena, la pena causará perder tu cuerpo y alma y hazienda. Y lo que más de ello siento es venir a manos de aquella trotaconventos, después de tres veces emplumada.
Finalmente, tras haber luchado en vano por persuadir a su amo, Pármeno se rinde y decide que lo mejor será dejar que Calisto haga lo que quiera.
AUTO III.
Resumen: Sempronio se dirige hacia la casa de Celestina con el fin de que no se demore en llevar a cabo los deseos de Calisto. Piensa aquél piensa que desde que Calisto le pagó, ella se lo estaba tomando con demasiada calma. Sempronio le recuerda las prisas de Calisto y su disposición a incrementar las ganancias. Los mutuos intereses los unen en su empresa y Celestina no duda de que Pármeno terminará por ponerse de su lado. Celestina habla a Sempronio de Claudina, la madre de Pármeno y su compañera en la putería. El recuerdo de su madre y la promesa de poder gozar de Areúsa terminarán por convencer a Pármeno a colaborar con ellos. Celestina no duda de su éxito en doblegar la voluntad de Melibea:
sé que, aunque al presente la ruegue, al fin me ha de rogar; aunque al principio me amenace, al cabo me ha de halagar.
Podrá entrar en casa de Pleberio, el padre de Melibea, bajo el pretexto de vender ciertas mercancías:
Aquí llevo un poco de hilado en esta mi faltriquera, con otros aparejos, que conmigo siempre traigo, para tener causa de entrar, donde mucho no soy conocida, la primera vez: así como gorgueras, garbines, franjas, rodeos, tenazuelas, alcohol, albayalde y solimán, hasta agujas y alfileres.
Para mayor seguridad, profiere unos conjuros mágicos al dios de los infiernos:
Conjúrote, triste Plutón, señor de la profundidad infernal, emperador de la Corte dañada, capitán soberbio de los condenados ángeles
Y tras confeccionar varias pociones sale hacia la casa de Melibea confiada sobre todo en su propio poder personal, superior al del mismísimo Plutón:
Y así confiando en mi mucho poder, me parto para allá con mi hilado, donde creo te llevo ya envuelto.
AUTO IV
Resumen: Celestina camina a la casa de Melibea pensando en lo que acontecerá cuando ella llegue. Teme no ser bien recibida y que su visita se tome a ofensa: por un lado pueden que la manteen o la azoten; por otro, si no entra, será objeto de la furia de Calisto. Es más honorable sufrir el castigo que romper la confianza de alguien. Cuándo Celestina llega a la casa, Lucrecia, sirviente de Melibea, prima de Elisa, y una amiga suya la saludan a la puerta. Celestina dice que venía de visita; pero Lucrecia duda de eso, pues sabe que Celestina nunca hace nada sin interés de lucro. Celestina explica a Lucrecia que ella viene a ofrecerle unos hilos a Melibea y su madre. Lucrecia dice que Alisa, madre de Melibea, llevaba unos días tejiendo y que el hilo le vendría bien. Alisa pregunta a Lucrecia quien está allí y
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