Romanticismo

Romanticismo

El romanticismo, movimiento filosófico y artístico con profundas repercusiones sociales, germinado entre los escritores de la ilustración. Predomina sobre los demás estilos, particularmente el neoclásico, y variado en duración según los países y las condiciones sociopolíticas y culturales en que se encuentren. Nacido en Inglaterra y Alemania a fines del siglo XVIII, termina en esos países aproximadamente en la época victoriana, a partir de la cual será sustituido por el realismo.

La revolución romántica parte del teatro y la lírica y se propaga al cuento, la novela, el ensayo, el arte, la filosofía, la historia e inclusive, en ciertos aspectos, la ciencia. El estilo romántico se impone en todos los órdenes entre 1830 y 1850. Predomina el sentimiento, en donde lo bello es lo vivo y lo vivo es lo irracional y la belleza crea sus leyes para cada caso. El mundo pasa cósmicamente sobre el intelecto y la naturaleza domina al hombre, con un paisaje solitario fundido a las emociones del artista, expresando que el arte no tiene finalidad fuera de sí mismo. La actitud pesimista y fatalista ante la vida es primordial en el romanticismo, dando lugar a que los jóvenes adopten un tono que va de melancolía a la desesperación. En el romanticismo, el escritor rehúye de la realidad y ‘’vive’’ dentro de su obra. Exaltación del ‘’yo’’.

Antecedentes: La teoría y revolución romántica germinan en el neoclasicismo (predominio de la razón). De ahí que los prerrománticos, los escritores en transición, el hecho de que todos los primeros grandes románticos posean, a la vez, una rigurosa formación clásica. Esta dialéctica explica que en un punto dado, un mismo escritor, a veces una misma obra, manifiestan características que corresponden a dos fases literarias. El instante mismo de la transformación dialéctica en que lo romántico fluye de lo neoclásico, se sitúa entre fines del siglo XVIII y comienzos del XIX.

La conciencia de la revolución romántica ocurre cuando los escritores van elaborando toda una nueva estética, que en poco tiempo se opone sistemáticamente a los ideales de la ilustración y la preceptiva neoclásica. Le precede; sin embargo, un periodo durante el cual algunos poetas y pensadores manifiestan ideas o sentimientos en sus obras que más tarde se llamaran románticos. El deslinde exacto entre neoclasicismo y romanticismo es, de hecho, inútil. Hubo; sin embargo, un inevitable choque entre ambas tendencias, una polémica que se inició hacia 1800 y que duró muchos años, revistió nombres diversos y a veces adquirió tonos sorprendentemente violentos para ser una pura discusión literaria. La explicación reside en el hecho de que el trasfondo era una opuesta concepción del mundo que abarcaba las más diversas esferas: de la económica y sociopolítica de la filosofía y religiosa. Todo se reduce en esencia a dos ideas opuestas del arte.

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