Rosalinda Tiene Ideas En La Cabeza
Enviado por vivitina • 27 de Junio de 2013 • 444 Palabras (2 Páginas) • 725 Visitas
osalinde tiene un agujero en los calcetines. Rosalinde tiene una venda en la rodilla. Rosalinde tiene una mariquita en la mano. Rosalinde tiene una cadena alrededor del cuello. Rosalinde tiene ideas en la cabeza.
Su mamá observa el agujero de los calcetines. Su papá observa la venda de la rodilla. Su gato observa la mariquita de la mano. Su abuela observa la cadena del cuello. Nadie se fija en las ideas de su cabeza.
—¡Así es mucho mejor! —dice Rosalinde.
Sin embargo, el abuelo asegura que conoce las ideas que Rosalinde tiene en la cabeza.
—Cuando te quedas pensativa hurgándote la nariz —le dice—, es que tus pensamientos están en la tabla de multiplicar.
»Si te asoma a los labios la punta de la lengua mientras estás pensando es que por tu cabeza ronda la idea de cómo escribir la H muda.
»Cuando te pones a pensar con los ojos cerrados con fuerza y los labios delgados como una línea, entonces las ideas de tu cabeza son de rabia contra alguien.
»Y cuando estás pensando en algo con los ojos muy abiertos y brillantes y con los labios húmedos, las ideas de tu cabeza son algo así cómo me-apetecería-una-tarta-de-nata —le dice el abuelo.
También dice que ha observado atentamente a Rosalinde durante años y la conoce bien. Se conoce la cabeza de Rosalinde como la suya propia.
Rosalinde va a su habitación, se sienta delante del espejo grande y se pone a pensar y a mirar a la Rosalinde del espejo. Durante una hora se queda sentada pensando y mirando. Luego se levanta y se va a buscar al abuelo.
El abuelo está en la cocina arreglando la plancha. El botón que selecciona la temperatura no gira cuando la plancha está caliente.
La abuela está junto al abuelo, de mal humor. No quiere que el abuelo arregle la plancha. Quiere comprar una plancha nueva.
—Siempre lo mismo, en seguida a comprar —protesta el abuelo—. No se te ocurre otra cosa que ir corriendo a comprar.
—Esta plancha tiene ya diez años —contesta la abuela—. Hoy día ya no se arreglan las planchas. Me lo ha dicho el electricista.
—Una plancha como ésta puede durar cien años, si se la trata bien —dice el abuelo.
—No hay en el mundo otro viejo tan avaro y tacaño como tú... —dice la abuela, pero se calla porque Rosalinde entra en la cocina y los mayores no deben reñir delante de los niños.
Rosalinde se acerca al abuelo, cruza los brazos sobre el pecho y pregunta:
—Bueno, ¿qué?
El abuelo deja sobre la mesa de la cocina el botón de la plancha que tenía en la mano, mira a Rosalinde y pregunta:
—¿Qué, qué?
—¿Que qué ideas tengo yo ahora en la cabeza? A ver, ¡dilo! —le exige.
...