Sanguinaria sensualidad.
Enviado por Lautremont • 8 de Diciembre de 2016 • Monografía • 9.534 Palabras (39 Páginas) • 291 Visitas
“Sanguinaria sensualidad”
En su Historia de la literatura española, el filólogo e historiador Ángel Valbuena Prat afirma que «Luis Vélez, como Lope de Vega, supieron colocar al romance y la letra para cantar tradicionales, en el lugar más importante del drama, hasta convertirlos, en ocasiones, en el eje de toda la acción» (Valbuena Prat 440). En efecto, durante el Siglo de Oro ambos comediógrafos se valieron de la Serrana de la Vera, un legendario y cruel personaje femenino retratado en innumerables romances para crear dos comedias homónimas. Éstos y sus variaciones relatan la historia de una hermosa mujer de las sierras de la Vera de Plasencia, en Extremadura, que después de haber sido deshonrada, asaltaba a ingenuos caminantes, se los llevaba a su cueva y los mataba en seguida de una noche de placer.
Esta vengativa y cruel serrana es uno de los personajes más atractivos del folklore español que se ha manifestado e inmortalizado a través del tiempo de distintas maneras, por ejemplo, en romances, serranillas, canciones, obras teatrales, autos sacramentales, leyendas en prosa y cuentos por toda España (González Terriza 140). En la construcción del personaje literario tal como nos ha llegado a nuestros días se distinguen diversas fuentes, muchas veces contradictorias, como la mitología, los cuentos de la tradición oral, los romances del siglo XVI y las comedias del Siglo de Oro, por citar algunas de las más relevantes.
El propósito de este trabajo es la exploración de este singular personaje literario femenino en cuatro núcleos a través del tiempo: comenzaremos nombrando algunos de sus orígenes míticos, después describiremos al legendario personaje de la cancioncilla y del romance, luego haremos un breve análisis de las protagonistas de las comedias áureas de Luis Vélez y Lope de Vega, para finalizar en la vigencia de éste en la actualidad.
El mito
Las interpretaciones que la crítica ha dado al origen de esta mítica mujer indómita son múltiples y contradictorias, por otra parte, es muy difícil de precisar la fecha más antigua que puede asignarse a la aparición de la leyenda. No obstante, su procedencia geográfica, es el rasgo común de todas las fuentes conocidas, que se localiza en la comarca de la Vera de Plasencia, en Extremadura (Martín 166), para después extenderse desde allí «al resto de España» (González Terriza 139).
Las numerosas explicaciones abarcan perspectivas históricas, anecdóticas y míticas con abundantes transformaciones, pero todas coinciden que el honor femenino traicionado es común en casi todas las versiones (Gutiérrez y Tejero 262).
Por ejemplo, algunos estudiosos sostienen que estamos ante la historia de Isabel de Carvajal, una joven que pudo haber vivido durante el siglo XVI en Garganta la Olla e iba a casarse.
Pero su pretendiente la abandonó en el último momento y condenó a Isabel y a su familia a la deshonra eterna. Después de este desengaño amoroso, Isabel desapareció en la Sierra de Tormantos. En ese medio agreste se transformó en una salteadora y homicida de caminantes. A todos los hombres que encontraba los humillaba y después de arrastrarlos por la fuerza a su cueva, los gozaba sexualmente y mataba después (La leyenda de la serrana de la Vera).
Otros investigadores sustentan la idea que el personaje es una deidad ancestral de las montañas y a veces de constitución sobrehumana. Debido a que algunas variantes del romance la serrana «es hija del acoplamiento extraño de un pastor con una yegua» (Martín 166). Un tercer grupo, cree que los relatos que tenemos ante nosotros son una mezcla de diversa procedencia, tales como anécdotas reales exageradas y mitos que han perdido su condición sagrada (González Terriza 12). Esta mujer indómita, tal como lo subrayó Caro Baroja, podría ser “el ultimo avatar de una vieja divinidad de las montañas” (572).
En pocas palabras, las anécdotas de tradición oral, las historias reales y literarias del origen del tema de la serrana son difíciles de distinguir porque continuamente se entremezclan y se deforman entre sí, lo que hace imposible determinar una génesis del personaje (Gutiérrez y Tejero 280). Es evidente entonces que la serrana de la Vera de las leyendas folclóricas y cancioncillas al transformarse en un personaje literario resulta prácticamente irreconocible.
La cancioncilla oral
A fines de la Edad Media, durante los siglos XII, XIII Y XIV florece en España un particular género literario «el de la canción épico-lírica, poesía de elaboración tradicional, inseparablemente unida a la música y transmitida oralmente» (Menéndez Pidal 151). Algunas de estas composiciones cortas cantadas en gallego o en galaicoportugués tuvieron como protagonistas a las serranillas o pastorelas de existencia legendaria que habitaban en espacios agrestes no civilizados, como lugares apartados en el campo o los pasos de montaña.
En nuestra literatura las serranas como personajes literarios aparecen por primera vez en el Libro de Buen Amor de Juan Ruiz, Arcipreste de Hita, en 1330. En las cuatro aventuras que su autor tiene con ella, éstas son descritas como rústicas mujeres salteadoras y poseedoras de una gran sensualidad, además de pedigüeñas. Las serranas salvajes de Juan Ruiz custodian los puertos de acceso en los montes y lo obligan a encuentros eróticos. La primera serrana con la que se topa el Arcipreste es en el desfiladero de Malangosto,
Passando una mañana
el puerto de Malangosto,
salteóme una serrana
tan pronto asomé mi rostro… (228)
el fragmento de esta cantica narra cómo el autor fue atracado y robado por la Chata en la sierra de Guadarrama.
Luego en el siglo XV Iñigo López de Mendoza, Marqués de Santillana, compone sus famosas serranillas que se divulgaron de manera oral y cantada y que alcanzaron gran popularidad, como por ejemplo La vaquera de la Finojosa, que comienza con el estribillo,
Moca tan fermosa
non vi en la frontera,
com' una vaquera
de la Finojosa… (77-79)
versos que destacan la belleza de la vaquera y sitúa la narración espacialmente. Casi todas las serranillas creadas por Santillana difieren de las serranas monstruosas concebidas por Juan Ruiz y en algunas composiciones prevalece el amor cortés.
De acuerdo a Majadas y Merino «el germen literario del romance La Serrana de la Vera se encuentra precisamente en una de estas cancioncillas» (12) que se transmitieron de boca en boca a través del tiempo. Así los versos,
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