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Enviado por brenda.1 • 30 de Octubre de 2012 • 795 Palabras (4 Páginas) • 360 Visitas
Si partimos de una concepción de la literatura como el arte vinculado a la evolución y transformación de la sociedad o, al menos, de la literatura como medio sensible a las alteraciones que se producen en ella, no dejan de ser significativos los cambios radicales que se perciben entre el periodo greco-romano hasta nuestros días, tales como: Los dominios de nuevas tierras, la aparición de diferentes religiones (cristianismo), el avance de la tecnología y de la ciencias humanas, colocando en primer plano al hombre y como secundario a Dios y las diferencias de ideales que dieron origen a las grandes disputas (I y II guerra mundial). Todo esto fue de gran influencia para los escritores que vivenciaron estos hechos. He aquí el reflejo del cambio de mentalidad que es posible reconocer a través de la figura del HÉROE.
Para poder detectar este cambio es necesario partir de una definición inicial del Héroe. El héroe no es sólo aquel que proviene de la unión de un dios con un mortal o, un ilustre guerrero que se destaca por sus virtudes y hazañas o, el protagonista de una simple novela o, el que lleva a cabo una acción heroica, el héroe es más que un modelo a seguir. Este término trasciende más allá de lo anteriormente mencionado; El héroe es una persona común y corriente que lo único que lo diferencia de los demás es que tiene el valor de enfrentar día a día la realidad de un mundo materialista que sólo busca el bien propio o hundir todo aquel que obstruya su camino porque el sólo hecho de enfrentar esta cruda realidad lo hace merecedor de dicho nombre.
El héroe del mundo clásico o el del mundo medieval es un modelo de los valores que la sociedad entiende como positivos. En el héroe se encarnan las virtudes a las que los hombres aspiramos en cada momento de la historia. De igual manera, las obras literarias también ofrecían ejemplos de lo que no debía hacer, modelos para que, con su contemplación, los hombres comprendieran lo errado de sus actos.
La vinculación entre los valores heroicos y los valores sociales es básica para comprender la transformación que se produce al llegar a la época contemporánea. Señalemos un punto de partida: para que aparezca el héroe la sociedad debe ser lo suficientemente conciente para que exista unos valores reconocidos y comunes. Sin valores no hay héroes; sin valores compartidos, precisando más, no puede existir un personaje que permita la ejemplificación heroica. El héroe es siempre una encarnación de ideales. La condición de héroe por tanto, proviene tanto de sus acciones como del valor que los demás le otorgan. Esto permite que la dimensión heroica varíe en cada situación histórica dependiendo de los valores imperantes. La sociedad engendra sus héroes a imagen y semejanza o, para ser más exactos, conforme a la imagen idealizada que tiene de sí mismo.
La existencia del héroe depende de la adhesión
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