TESOROS DEL MUNDO.
Enviado por Vanessa Mora • 14 de Octubre de 2016 • Trabajo • 714 Palabras (3 Páginas) • 106 Visitas
ANGIE VANESSA MORA PARDO
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LIC. EN LENGUA CASTELLANA
TESOROS DEL MUNDO
El agua, el mayor recurso vital que mueve nuestras vidas y llena de aliento nuestro mundo. Líquido invaluable, tan transparente como puro; cristalino, y libre. Muchas veces, muchos de nosotros, niños, adultos y ancianos, nos hemos preguntado qué sería de nosotros sin eso tan preciado a lo que llamamos agua. ¿Alguien se lo ha preguntado? ¿Te lo has preguntado? Yo sí, y creo llegar a una misma conclusión siempre, no podríamos vivir sin ella, pero a pesar de nuestra dependencia poco o nada sabemos de cuidarla y conservarla.
Pensando en ese valioso tesoro que tenemos, he viajado al pasado y al futuro al mismo tiempo. Quisiera decir que las miradas a ambos extremos sigue siendo la misma, pero para mi decepción, da miedo pensar en cómo los campos verdes y hermosos prados pueden llegar a recaer en páramos inertes y desiertos. Una vida gris y turbulenta es lo que al cerrar mis ojos, percibí. Lo imagine, lo vi, y fue sentir como un escalofrío recorría mi espina dorsal, el cuerpo, cada extremidad. Lo verde no se veía más al alcance en un futuro árido y lleno de desolación.
¿Has pensando cómo era todo mucho antes de toda esta desforestación que hoy en día estamos padeciendo? ¿Has imaginado, si quiera por un minuto, cómo era la imagen de los paisajes que recorrían cada río del mundo?... Duele; duele ver como todo ha ido muriendo poco a poco. ¿Te has puesto a pensar qué puede estar pensando el río de nosotros? ¿Crees que estará agradecido por todo lo que hemos hecho y deshecho con él? A lo mejor y alguna vez ha llorado, pero nunca lo has notado, nunca lo has oído. Somos tan ciegos y sordos que percibir el mundo y sentirlo es un arte olvidado.
En un futuro, no muy lejano, ya no veo a los niños jugar libres y tranquilos por las corrientes que bañan nuestra tierra. Ya no escuchó sus risas, no soy capaz de oírlas, felices y disfrutando de todas esas melodías que el agua recita en cada roce de sus gotas con las rocas, con aquellos pequeños cuerpos que saltando salpican a su alrededor. Aún no sé, y no termino de comprender, desde cuando el agua se convirtió en un negocio. No vi en que momento esa nube negra se llevó las sonrisas de una niñez que disfrutaba cualquier paseo natural al río, y muy seguramente, nuestros ríos extrañan nuestras visitas.
¿Por qué canalizar los ríos? ¿Por qué limitarlos? ¿Por qué prohibirles su andar libre sin rumbo alguno? La realidad que hoy algunos ignoran, algunos porque así lo prefieren, otros no sé la razón, algún día les abrirá los ojos de un golpe. La contaminación de nuestros ríos los llevara a su muerte y con él, todo lo que tiene vida. Los peces irán pereciendo, los árboles marchitando, y el ser humano desvaneciéndose. ¿No les duele esta realidad? Tal vez no, tal vez sí, y aunque a muchos no les duela, nuestra indiferencia le duele a nuestros ríos. Ellos sienten nuestro abandono y nosotros no nos atrevemos a escuchar sus lamentos.
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