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Enviado por   •  17 de Marzo de 2015  •  2.190 Palabras (9 Páginas)  •  203 Visitas

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UNA MIRADA BREVE AL PLURALISMO POLÍTICO Y LA POLÍTICA DE LA ACCIÓN DE HANNAH ARENDT

Por: Amadeo Cárdenas Farfán

Bajo esta premisa la vida es acto, no es una desnuda potencia investida de simples casualidades sin ninguna determinación. Es decir, la vida es esencialmente un suceso histórico dinámico que requiere de una acción creadora permanente. Planteamiento que podemos observar en la filosofía vitalista de Nietzsche cuando aseveraba al tenor literal lo siguiente: “La vida es un instinto de desarrollo, de supervivencia, de acumulación de fuerzas, de poder.” Es natural que a la luz de esta posición vitalista, la vida humana deba trascender más allá de la elemental sumisión frente a lo establecido.

Lo anterior, nos introduce en un ambiente de reflexión y nos impulsa a la apertura de la disertación que nos convoca, sin desconocer que la plataforma teórica que nos congrega en el presente escrito es el planteamiento político Hannah Arendt; sus ideas restauradoras del pensamiento filosófico tradicional, su descripción del totalitarismo y su filosofía de vida. Es así, que el trabajo filosófico de Arendt en el campo político está alimentado por su propia historia de vida, la interpretación de la misma, el análisis de las posturas ideológicas de su época y su llamado vehemente a pensar la política.

En virtud de la reflexión inicial y la postura frente a la política de Hannah Arendt, es posible afirmar que tanto la vida, como la política implican necesariamente la acción humana. De tal manera, que no es posible una vida plana sin dinámica, sin sentido, sin determinación, sin acción, sostenida por la simple condición biológica. Bajo esa perspectiva, tampoco es posible una política sin acción, donde los pueblos adopten una postura sumisa frente a los intereses públicos, dejando en manos de las élites las decisiones trascendentales de la vida en común.

La condición de sociabilidad del ser humano lo ubica inevitablemente en el plano de la deliberación, de la preocupación colectiva y fundamentalmente lo sitúa en un escenario de construcción de consensos. De tal manera, que la acción política debe reconocer las diferencias ideológicas en un ambiente de diálogo permanente, dentro del marco de una atmósfera de convivencia y bajo el hilo conductor de la reflexión referente a la vida individual y social. Tal como lo advierte Jorge Giannareas en su análisis “Pensar la política. Sobre el legado de Hannah Arendt”, cuando afirma que: “La política, según la entiende Arendt, es la hebra capaz de unir temas que apuntan en distintas direcciones, en un haz de reflexiones orientadoras que le dan sentido a nuestro quehacer en el mundo”, (Giannareas, 2011, P.94).

Muchos intérpretes del pensamiento Hannah Arendt aseveran que la citada autora no le interesaba que la encasillaran con el título de filósofa, tal vez por lo que había significado en el desarrollo de la historia de la filosofía el análisis de la política que en su gran mayoría se había limitado a meros postulados ideales. Por el contario, Arendt inicia el análisis de la política desde realidad de su tiempo estudiando los regímenes totalitarios y por su puesto observando la exterminación de la raza judía en su natural Alemania. Esta idea, nos fortalece existencia de la tesis de una política de la acción en el pensamiento de Arendt, que no se resignaba a un escueto análisis de la política desde la simple reflexión teórica. Por tal razón, algunos estudiosos encuentran en su legado intelectual una crítica donde la autora califica a la filosofía tradicional como incapaz de pensar la política, como lo observamos a continuación.

El hecho de que la filosofía no tomara en serio los acontecimientos políticos, era una muestra, según Arendt de que la filosofía no era capaz de pensar la política y ello la exponía a ser un lujoso albergue de trivialidades y equivocaciones que iban a contramano de la libertad. La tarea de su época exigía dar cuenta del giro expansionista del viejo colonialismo europeo (que es la manera como ella re-significa el fenómeno del imperialismo que analiza en la sección media de esta importante obra) y obligaba a re-evaluar el rol del Estado-Nación y la protección de los derechos humanos, (Giannareas, 2011, P.97).

Bajo esa premisa, es válido afirmar que a Hannah Arendt no la podemos situar dentro de la estructura de la filosofía tradicional, pero a mi juicio es posible ubicarla íntimamente en el escenario de lo que yo llamo una filosofía aplicada. Dentro del contexto, de la presente disertación deberá entenderse filosofía aplicada, a aquella postura filosófica que reflexiona sobre la realidad histórico-humana. Es decir, una filosofía que aborda la realidad del ser humano en cualquier tiempo, para este caso una realidad política en el marco histórico en el que gira la vida y obra de Hannah Arendt.

Volviendo a nuestro autor secundario que nos permitió la reflexión inicial, vale decir, Federico Nietzsche, quien afirmaba que “el hombre necesitaba dar sentido a la vida creando valores”. Es decir, se niega la postura sumisa del hombre frente a los valores tradicionales. Por tal motivo, es natural que en la obra de Nietzsche, la concepción de lo vital se monte sobre la propuesta de derrumbar todos los valores que niegan la vida, que se oponen a ella, y por el contario su filosofía respalda la idea de un hombre creador de nuevos valores que permitan reconocer “el Súper hombre”. A la postre como ya anotamos anteriormente, tanto la vida como la política son acción, no son una simple potencia que puede llegar a ser, dentro del marco de la mera existencia bilógica, o bajo la idea de una simple postura teórica.

Como señalamos en líneas anteriores, Hannah Arendt odiaba ser ubicada como filósofa y en concordancia con ello, no le agradaba que su trabajo intelectual se ubicara dentro de la filosofía política, por el contrario quería que su investigación se inscribiera dentro la plataforma de la denominada teoría política. A mi juicio esa perspectiva, la ubica necesariamente bajo la influencia del existencialismo, sin entender una adhesión total a la citada corriente filosófica, por el contrario, su obra está marcada por un criterio intelectual claro, una línea de pensamiento propio y una determinación de evolución permanente.

El contexto histórico en el que vive Hannah Arendt está marcado por la turbulencia política, la evolución de la ciencia, la transición histórica, la inestabilidad de las naciones, la duda frente a los valores tradicionales, el cambio de paradigma frente a la vida, y el ascenso de la idea de libertad. Pero, también es una época tallada por la crisis de las

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