Trabajo Final
Enviado por JUSTINA2014 • 25 de Mayo de 2015 • 16.744 Palabras (67 Páginas) • 136 Visitas
CAPÍTULO I
DEL MOBBING AL ACOSO LABORAL
1. EL FENÓMENO SOCIAL DEL ACOSO: UN NUEVO DISCURSO SOBRE UN
PROBLEMA ANTIGUO
La proliferación de obras científicas y también jurídicas en los últimos
años, así como la acuñación de nuevos términos y neologismos en torno
al acoso pudiera sugerir que nos encontramos ante un hecho social
novedoso. Sin embargo, nada más alejado de la verdad. Son numerosos
los autores que precisan que el acoso no es tanto un fenómeno nuevo
como una mirada distinta sobre conductas perennes en nuestra sociedad12.
El acoso, el hostigamiento, el abuso de poder son fenómenos
ligados a las relaciones desiguales de poder. Toda organización, también
las empresas, son mecanismos de dominación y normalización.
Al margen de la sanción jurídica y de la mayor o menor admisibilidad
social que se haya dado en cada caso siempre han existido conductas
en las relaciones humanas en las que se acosaba al rival más débil, se
sacrifica a un individuo en aras de la unidad del grupo (chivo expiatorio
o cabeza de turco) o simplemente se redirigía la violencia que se
sufría de la institución en la que se encontraban inmersos contra los
nuevos miembros (caso de las novatadas13). El poder, como la vida,
siempre quiere más, tiende a excederse.
En general estas formas excesivas de ejercer el poder son reconducibles
a cuatro tipos: el acoso patológico, el acoso despótico, el acoso
instrumental y el acoso reflejo El primero es un comportamiento agresivo
derivado de la propia psicopatología del agresor. El segundo es
12 Por todos baste citar a Dejours que expresamente afirma que El acoso es tan antiguo
como el trabajo (2009,196). En la jurisprudencia también se constata este hecho, “Se
trata de un fenómeno laboral, muy antiguo aunque de reciente actualidad”, STSJ Galicia
5859/2010 de 17 de diciembre.
13 Un ejemplo de novatadas salvajes y que sirve como constatación de la antigüedad de
algunas prácticas de acoso puede verse en el Capítulo 4 de El Buscón de Quevedo.
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MIKEL URRUTIKOETXEA BARRUTIA
una forma despótica de ejercer el poder que busca la anulación de la
persona del otro y la reafirmación del yo del agresor. En el acoso instrumental
o estratégico el hostigamiento es un medio para conseguir
algún fin u objetivo del acosador; así, en el acoso moral, por ejemplo
no es infrecuente que se busque la auto eliminación del trabajador, aún
cuando otras finalidades como “aviso a mareantes” o disciplinarias,
etc. también son posibles. Son obvias las finalidades en el acoso sexual
y, aún cuando pudieran ser menos evidentes, también pueden existir
en el acoso discriminatorio. Por último, en el acoso reflejo se reorienta
(consciente o inconscientemente) la propia violencia que sufre el
agresor contra otro elemento más débil, dentro de la institución donde
se encuentran insertos todos los actores. La violencia que se hace refleja
la violencia que se sufre, y como un efecto dominó cada acto de
agresión puede generar nuevos actos violentos. Con esta clasificación
que es personal, lo único que queremos evidenciar es la diversidad de
situaciones que existen tras las conductas hostiles14.
Estamos, como a menudo se asevera en la doctrina sobre este particular
(Fernández, 2002, 54), ante un nuevo discurso que obliga a variar la
aprehensión de la realidad, como la luz que hace visible lo que estaba
en la penumbra, que implica una modificación en la admisibilidad de
la violencia privada en las relaciones desiguales de poder.
El discurso sobre el acoso, en realidad cualquier discurso sobre un fenómeno
social, tiene algo de profecía auto-cumplida; hablar de él equivale
a reafirmar su existencia. Al definirlo, al darle nombre, se rompe con
la ceguera que sobre ese aspecto del orden social imponían las aptitudes
legitimadas por la tradición social, se torna visible y su visibilidad
lo vuelve más difícilmente tolerable. En este sentido, como afirman S.
Pérez Guzmán y M. Marín (2002, 293) refiriéndose específicamente al
acoso moral, se puede sostener que se está construyendo como problema
público en estos momentos lo que explica a nuestro parecer esos
contornos borrosos e inciertos con los que se nos presenta el acoso.
Grosso modo podríamos hacer una primera aproximación al concepto
de acoso de manera genérica como la utilización de violencia psicológica
en las relaciones asimétricas de poder que vulnera la dignidad
de la persona15, esto es, someter al otro a un trato indigno desde la su-
14 Algunos autores, como Gimeno Lahoz por ejemplo, reducen el acoso moral a uno de
estos tipos, el instrumental, y dentro de él, solo aquellas conductas que se orientan hacia
la auto-expulsión del trabajador serían mobbing. No compartimos esa concepción.
15 Usamos de manera no muy estricta el término de violencia psicológica pues como
puntualiza Pérez Machío (2010, 177) este no comprende con la totalidad de las conductas
constitutivas de mobbing.
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ACOSO LABORAL Y LESIÓN DE DERECHOS FUNDAMENTALES
perioridad del poder16. Por tanto, es destacable que aunque incide de
manera directa en las relaciones laborales estamos ante una tendencia
transversal de limitación de la violencia privada que pudiéramos caracterizar
como de dominación. La violencia de género y la familiar, la
agresión sexual, la discriminación y también el acoso moral son vistos
como aspectos singulares de un fenómeno general de sometimiento a
un poder privado que debe reconducirse17. Afirma Marcos González
(2006, 48) para expresar esta identidad sustantiva de estas agresiones
que “El acoso es único, … solo existe un acoso que dependiendo del lugar
y los concretos individuos sujetos activos y pasivos del mismo, recibe diferentes
nombres: acoso moral en el trabajo, acoso escolar, acoso familiar
(violencia doméstica), acoso inmobiliario18”.
Es trascendente subrayar que no asistimos a un clima de mayor violencia19.
Simplemente el umbral de la violencia privada admisible ha
disminuido, no solo en los ámbitos laborales sino en otras relaciones
sociales. Lo que tradicionalmente se han considerado formas habituales
de socialización (novatadas,
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