Una amistad

Conocemos la amistad como una unión fuerte y difícil de romper, como una puerta que hemos abierto para que alguien más pueda entrar a nuestra vida y viceversa, la conocemos también como aquel efecto causado por la entrega definitiva de nuestra confianza que, ahora está puesta en una persona que en algún momento nos era un total desconocido, es de ahí de donde han nacido las grandes historias, inspiradas en aquellas memorias de una buena amistad, larga y duradera como la palma y difícil de derrumbar como el roble.

Lastimosamente muchas personas se han aprovechado de estas circunstancias, donde brindándole la mano a alguien, terminan por hundirlo, a lo mejor solo nos querían por beneficio o por simplemente hacernos sufrir (es real, hay gente así), de igual manera no debemos quedarnos solo con eso, porque hay un sin número de personas que desearían ser esa compañía grata para nosotros (los demás quieren, pero ellos no saben), me refiero a qué en este mundo todos somos desconocidos hasta que un día cualquiera se cruzan miradas en la calle o en cualquier espacio, haciendo fila para reclamar algo, etc. En cualquier lugar siempre habrá esa persona que valdrá la pena conocer, aún de escuchar su historia. Hay un dicho por ahí que dice “Cada cabeza es un mundo”, y en realidad así es, porque cada uno ve las cosas de una manera diferente, su percepción del mundo es una y la mía es otra, esto en verdad es fascinante, abrir mi mente a otro ser humano que vaya de acuerdo a mis ideas o ya sea que las refute, en lo personal me parece excelente porque justo allí hay un gran intercambio de información la cual cada uno ha recogido en el trayecto de su existencia.

La verdadera amistad se empieza desde nada, diciéndole hola a alguien o solo mirándole, ya desde ahí se pueden empezar a formar esos lazos de confianza que con el pasar de los días irán de aumento en aumento, no hay un límite cuando de un verdadero amigo se trata, aún nuestra propia vida seríamos capaces de dar y lo más asombroso es que si le preguntaran a alguien que dio su vida por su amigo, con certeza él/ella diría “fue un impulso al cual no me quise resistir por cuanto la otra persona me era tan importante que no creo que hubiera podido seguir viviendo si mi amigo hubiese fallecido”. La amistad va más allá de solo salidas y encuentros agradables entre amigos, dicen por ahí que a los verdaderos amigos se les conoce es en los momentos más difíciles, porque no teniendo nada que ver la otra persona en mis asuntos personales allí está, ayudándome en encontrar alguna solución o tan siquiera dándome palabras de aliento.

En conclusión, una amistad verdadera perdurará hasta lo último de la vida, nada es mejor que tener ese amigo de extrema confianza el cual, aún en medio de discusiones podrían preguntarse el uno al otro ¿pero me quieres?, y con una sonrisa decirlo todo.

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