Vida nómada y el retraso de los aztecas

Cempoalxóchitl

Es bien cierto que la peregrinación de los aztecas, además de ser larga fue penosa. En la búsqueda de la tierra prometida, muchos morían; el pueblo, obediente al mandato de los dioses, marchaba siempre con la esperanza de encontrar la señal en el lugar donde edificarían la ciudad con sus templos para venerarlos.

Con una vida nómada y de atraso, los aztecas veían como el tiempo transcurría y la señal prometida no aparecía. Sus guías desesperados por ese interminable peregrinar, pidieron a Tonatiuh, dios del sol, una ofrenda que sirviera para honrar a aquel pueblo que iba sembrando su sangre por cumplir el mandato ordenado.

Al otro día, grande fue su sorpresa cuando los sacerdotes y el pueblo, vieron los campos adornados, llenos de flores con el color del oro. Brillaban como si en cada diminuto pétalo existiera un rayo de luz. No había duda, el sol estaba en cada una de esas cabezas doradas; su parecido era una muestra de que el las había hecho con sus manos. A partir de ese momento, por la forma especial de la flor, los aztecas la llamaron Cempoalxóchitl, que en lengua Náhuatl significa 20 flores (cempoalli= 20 y xóchitl= flor).

El pueblo mexicano ha llamado “Cempasúchil” o ”Flor de muerto”, en atención a que desde su origen ha ornamentado los altares y tumbas de los muertos en México. Es la flor del pueblo, es la flor del “Día de Muertos” que lleva la luz del sol al mundo de las sombras.

leyendas de mexico 1998

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