Violencia

Para Ranciere, la experiencia que vive Joseph Jacotot la describe como una “experiencia intelectual” donde afirma que se puede aprender sin tener un maestro explicador: “la instrucción es como la libertad, no se da, se toma”. A partir de este hecho Ranciere comienza una serie de planteamientos.

En primer lugar llega a la conclusión de que cualquier persona o ser humano tiene la capacidad suficiente para entender y aprender una explicación clara sin la necesidad de que un maestro te explique. “la explicación no es necesaria para remediar una incapacidad de comprensión. Todo lo contrario, esta incapacidad es la ficción que estructura la concepción explicadora del mundo. El explicador es el que necesita del incapaz y no al revés, es él el que constituye al incapaz como tal”, es dentro de esta reflexión que sitúa la distancia que crea el maestro explicador con el alumno “explicar alguna cosa a alguien, es primero demostrarle que no puede comprenderla por sí mismo”… “el explicador es quien decreta el comienzo absoluto: solo ahora va a comenzar el acto de aprender y sobre todas las cosas que deben aprenderse, es él quien lanza el velo de ignorancia que luego se encargara de levantar … ” aquí es donde Ranciere dice que el acto de explicar es en verdad la división de la inteligencia en dos partes, en una inferior y otra superior, donde la explicación comienza a ser el principio del atontamiento, hacer que el ignorante entre en la jerarquía del mundo de las inteligencias, hará que el explicado ocupe su inteligencia en que debe ”comprender que no comprende si no se le explica“. El maestro tiene el poder, la facultad para dominar a su voluntad la inteligencia del alumno, embruteciéndola.

Reflexión:

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